Tucumán arde: autores premiados, actividad editorial y un festival de literatura
Nacieron en los 70 y escriben, algunos viven en Buenos Aires y otros siguen en la provincia, pero todos reivindican un origen común; retrato de una escena de letras con vida propia


En la edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires este año se observó la presencia de nuevos títulos de escritores tucumanos. Y el hecho de que un escritor nacido en esa provincia del noroeste ganara el concurso de la Fundación El Libro con un volumen de cuentos dio fuerza a esa percepción. Por Salir a la nieve, Máximo Chehin (1972) fue premiado por un jurado integrado, entre otros, por Abelardo Castillo, Luisa Valenzuela y Pablo De Santis. Si bien el autor de La vida interesante (Bajo la Luna) vive en Buenos Aires desde hace años, señala que en Tucumán hay una vida literaria activa. "Se escribe mucho -dice- y hay proyectos interesantes, como el del grupo Tucumán Z, que gestiona una de las mejores publicaciones digitales de crónica del país."
También Fabián Soberón (1973) presentó nuevo libro en la FIL. Cosmópolis (Modesto Rimba) reúne escritos que Soberón escribió a mano alzada durante una estadía en Nueva York. Allí combina el arte de la ficción con el de la crónica. "La actividad en Tucumán es profusa y diversa -señala-. Hay poetas, como Inés Aráoz, que son referentes en todo sentido." Para Soberón, la principal carencia está en el terreno editorial. "Hay una serie de imprentas que se proponen como editoriales, pero que no hacen una labor profesional. El trabajo editorial más importante se gestiona desde le universidad", destaca.
Casi en forma simultánea, María Lobo (1977) publicó Santiago (Mulita), un libro de cuentos, y la novela Los planes (Punto de Encuentro). Sobre la actividad literaria tucumana, coincide con sus colegas. "Es intensa -opina-. Si la observás de cerca, esa actividad refleja un estado de intereses. Hay una buena cantidad de talleres de narrativa bien poblados." Lobo publicó un inmejorable libro de cuentos en 2014: Un pequeño militante del PO (Pirani), donde reconstruye una lengua y un territorio. Es crítica de la centralidad de los imaginarios porteños en la literatura argentina.

Pocos días después del cierre de la FIL, se anunció que Diego Erlan (1979) formaría parte de Bogotá 39, el festival de literatura que se celebra en la ciudad colombiana con los talentos latinoamericanos menores de 39 años. El autor de las novelas El amor nos destrozará y La disolución (Tusquets) es uno de los seis representantes argentinos. "Nací en un 8° piso de un edificio en Tucumán, desde donde espiaba por las noches el espectáculo de luz y sonido de la Casa Histórica -recuerda Erlan-. Mis veranos los pasé en casa de mi abuelo paterno en Santiago del Estero, donde mis tías enfriaban las sandías en la pileta y por las noches las comidas se hacían tratando de esquivar la maldición de las "juanitas". Luego mi familia se trasladó a Buenos Aires. Ese viaje está procesado en el que hace Agustín, el protagonista de mi primera novela, de un pueblo de La Pampa a Buenos Aires, después de la muerte de su hermana." Si bien la literatura de Erlan es urbana, vivencias y memorias se filtran en ella. "Cada vez que escucho hablar a alguien e identifico que es comprovinciano, no puedo dejar de escucharlo -confiesa-. Al hacerlo siento una profunda familiaridad y, a la vez, entiendo que me separa una distancia abismal."
La curva de crecimiento
En 2015, Blatt & Ríos había editado una antología de jóvenes narradores tucumanos, titulada 40º. El compilador fue Damián Ríos y en el prólogo se aludía a las temperaturas de la producción literaria de la provincia de nacimiento de Juan José Hernández. Uno de los autores era Ezequiel Nacusse, organizador desde 2014 del Festival Internacional de Literatura de Tucumán (FILT), junto con Sofía de la Vega y Blas Rivadeneira. Del encuentro, que abrirá este jueves y concluirá el domingo 9, participarán más de 50 escritores de todas las latitudes del país. "La actividad literaria en Tucumán tiene, en los últimos años, un importante crecimiento -sostiene Nacusse-. Eso también se refleja en la apertura de talleres de escritura, que tienen como antecedente el taller Ampersand, donde se dictaban clínicas intensivas por escritores invitados. Se multiplicaron las lecturas públicas organizadas por distintos colectivos integrados por jóvenes autores. La movida juvenil se suma a las producciones y actividades que venían realizando escritores de generaciones anteriores."

Nacusse y De la Vega preparan la obra reunida de la poeta Inés Aráoz. Será publicada por la Editorial de la Universidad Nacional de Tucumán. Aráoz (1945) es una de las grandes poetas de la Argentina. Autora de más de una decena de libros, fue además traductora de las poetas rusas Anna Ajmátova y Marina Tsvjetáieva. "Aunque no sea la persona adecuada para hablar sobre este tema, ya que no soy una estudiosa ni una teórica y además llevo una vida de navegación apartada en mi casa-barco, que construí hace 40 años, lo que percibo en mi condición de aprendiz es que la actividad literaria en Tucumán (no sólo en la capital) es saludable y vigorosa." Congresos, homenajes, cafés literarios, presentaciones de libros, iniciativas privadas y ferias son parte de ese estado saludable. "La movida incluye mezclas generacionales muy fructíferas y la tercera edición del FILT, con muchos invitados de afuera interactuando con los propios en distintas actividades, es prueba de ello."
Otra poeta tucumana, además de investigadora del Conicet y docente, cuyos libros se pueden encontrar en librerías porteñas, es Denise León (1974). La autora de El trayecto de la herida y Templo de pescadores (ambos por Alción) opina que Tucumán fue una provincia muy revulsiva política y culturalmente durante los años 60 y que, acaso por eso, fue tan castigada después. "Me parece que ahora están pasando más cosas. Tucumán para mí tiene un costado bastante monstruoso, pero también otro muy fascinante", agrega. Como otros de los escritores que viven allí, León elogia la gestión independiente y a pulmón, aunque también recalca que la gestión cultural debe ser una política de Estado. "Desde la gestión cultural independiente se están haciendo muchas cosas. Lo que falta, y en grandes cantidades, es la gestión cultural estatal. Faltan recursos, iniciativas, ideas."

Un espacio de encuentro que se consolida
El Festival Internacional de Literatura de Tucumán (FILT) surgió a partir del taller literario El Juguete Rabioso en 2014. Ese año, los tres organizadores se presentaron a una beca para proyectos grupales del Fondo Nacional de las Artes con la idea de promover un festival internacional de literatura. A partir de esa beca y otros aportes -principalmente el de la Universidad Nacional de Tucumán-, en la primera edición del festival se contó con la presencia de destacados escritores, como Mario Bellatin, Arturo Carrera y Martín Kohan. Desde entonces, el FILT se consolidó como un espacio de referencia para la literatura de la región. La tercera edición se realizará esta semana, del 6 al 9 de julio, en el marco del Julio Cultural Universitario. Hebe Uhart, Daniel Guebel, Mariana Enriquez, Alicia Genovese, Máximo Chehin, Eduardo Muslip, Inés Acevedo, Martín Castagnet, Denis Fernández, Claudio Rojo Cesca, Andrés Navarro y Pablo Espinoza, entre otros, llegarán de sus pagos a San Miguel de Tucumán. Y estarán presentes personalidades de la literatura, el periodismo y la crítica literaria provincial, como Inés Aráoz, Denise León, Víctor Redondo, Fabián Soberón, Javier Foguet, Liliana Massara, Horacio Paz, Verónica Juliano, Luis Acardi, Walter Juárez y Fabián Dorigo, entre muchos otros.