En la Casa de la Cultura de Palermo Chico, se exponen obras donadas al Fondo Nacional de las Artes; maternidad, cosmos y naturaleza en una muestra de impronta ciento por ciento femenina
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En la Casa Victoria Ocampo del Fondo Nacional de las Artes (FNA), situada en el “triángulo de las Academias Nacionales”, en Palermo Chico, se puede visitar hasta mediados de octubre la muestra Una artista experimental. Noemí Gerstein en el FNA, que rinde tributo a la destacada escultora argentina que experimentó con diversos materiales -de la terracota al hierro, y del mármol al caucho- y ahondó en temáticas relativas a la maternidad, el cosmos y la naturaleza. La obra de Gerstein (Buenos Aires, 1908-1996), de resonancias míticas y comunitarias, políticas e íntimas, es una de las más refinadas del arte argentino del siglo XX.
La muestra, de impronta ciento por ciento femenina, estuvo al cuidado de las investigadoras y docentes Andrea Giunta y la venezolana residente en la Argentina Ana Inciarte y fue coordinada e impulsada por la directora de Artes Plásticas del FNA, la artista María Silvia Corcuera, que persuadió a Tulio Andreussi Guzmán, presidente del organismo, para “poner en valor” el legado de Gerstein y mostrarlo al público. Excepto la maqueta de una escultura canónica, que pertenece a la Academia Nacional de Bellas Artes (ANBA), las obras fueron donadas por Gerstein al Fondo, en 1989.
Se plantea en la sala un recorrido por veinte esculturas hechas entre los años cuarenta y finales de los setenta, donde se evidencian los avatares de un estilo marcado por la experimentación con materiales y formas; la gigantografía de una foto de la artista en su taller tomada por Grete Stern, un retrato de Horacio Coppola y otro de autor desconocido donde se la ve soldando piezas metálicas. En una vitrina se exhiben catálogos y material de archivo y, en el umbral de entrada, se proyecta en continuado un video del documentalista Alberto Worcel, de 1987, realizado por encargo de la ANBA.
Gerstein tomó sus primeras clases de escultura en el Club Argentino de Mujeres. En 1934, mientras trabajaba como profesora de ciencias físicas y naturales, asistió a los cursos de Alfredo Bigatti y en 1948 hizo su primera exposición individual en la Galería Peuser. En la década de 1950, estudió en París con Ossip Zadkine (”Había que hacerse duro y aguantar lo que decía”, cuenta sobre el maestro ruso en el video de Worcel) y trabó amistad con la traductora y periodista Sara Sluger, que fue pareja del artista cubano Wilfredo Lam, que acompañó a Gerstein a visitar a su amado Pablo Picasso en su residencia de Vallauris.
Su obra, paulatinamente, pasó de la figuración a la abstracción (aunque mantuvo “restos” figurativos que se complementan con los títulos de la obra). Invitada por Jorge Romero Brest, participó en 1953 del “Concurso para el monumento al prisionero político” del Instituto de Arte Contemporáneo de Londres: la maqueta de la impactante obra de Gerstein, de bronce y con púas de acero, forma parte de la muestra (otra se encuentra en el Museo Judío de Jerusalén).
A finales de los años cincuenta, le pidió a un soldador que le enseñara a utilizar la herramienta para ensamblar piezas metálicas, como las varillas de bronce que dan forma a Pequeño dragón y Goliath (según las hijas de la pareja de Gerstein, el pintor Franco Disegni, el soldador aceptó dar lecciones a regañadientes a una mujer). También diseñó lámparas, rejas, candelabros (una menorá se puede apreciar en el Museo Judío de Buenos Aires) y las manijones del teatro de la Sociedad Hebraica Argentina. “Gerstein expandió sus campos de intervención cuando volvió de París”, observa Giunta.
Tras ser premiada, en 1962, en el Concurso de Escultura Di Tella (junto con Lucio Fontana y la estadounidense Louise Nevelson), realizó murales para espacios públicos y privados (como el que está en las Galerías Santa Fe, actualmente cerradas al público y de futuro incierto). Participó tres veces en la Bienal de Venecia e integró la muestra inaugural del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en 1960. En los años setenta participó en la Bienal Internacional de Escultura de Middelhein, Bélgica, y donó una obra al Museo de la Solidaridad Salvador Allende en 1972. La última muestra de Gerstein tuvo lugar en Vermeer, en 1992. “Fue una especie de retrospectiva”, señala Inciarte.
“Sus esculturas conmueven por su riqueza temática, aludiendo a la vida, a los afectos y a la exultante diversidad de la naturaleza, incluida la bóveda celeste y sus astros -se lee en el texto de las curadoras-. Elaboró un universo pleno de figuras, abstracciones y alegorías, gestando un paisaje en el que coexisten referencias a lo humano, la biología, el cosmos y la guerra. En el recorrido de sus obras se suceden bustos, desnudos, maternidades, ciclistas, memoriales, familias, mandrágoras, tótems, constelaciones, achiras, marejadas, soles, lunas, personajes de la literatura, mitos y leyendas”.
Para Giunta e Inciarte (que con esta muestra debutó como curadora), “deslumbran las técnicas que abarcó [Gerstein], desde las más tradicionales hasta aquellas que la convirtieron en una especie de artista-obrera industrial, que soldaba formas minúsculas o monumentales con materiales hasta entonces poco explorados fuera de las fábricas”. Aquellos que no puedan viajar hasta el coqueto barrio porteño y quieran consultar el catálogo de la muestra deben hacer clic en este enlace.
En 1975, la “artista-obrera” se convirtió en la primera académica de número de la ANBA. En los años ochenta obtuvo importantes distinciones, como el Premio de Platino de la Fundación Konex, el Gran Premio de Honor del Fondo Nacional de las Artes, ambos en 1982, y en 1990 el Premio a la Trayectoria de la sección argentina de la Asociación Internacional de Críticos de Arte.
Para agendar
Noemí Gerstein en el FNA se puede visitar en la Casa Victoria Ocampo (Rufino de Elizalde 2831) hasta el viernes 18 de octubre, de lunes a viernes, de 11 a 18, con entrada libre y gratuita.
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