Tres maestras de la literatura infantil analizan la vuelta a las aulas y “el rol heroico” de los docentes
Canela, Graciela Montes y Ema Wolf observan las posturas a los dos lados de la “grieta educativa” y comparan esta experiencia en pandemia con lo “inesperado” de la lectura; mañana participan del Encuentro Anual de Libros y Maestros
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La apertura de las escuelas, con todos los protocolos del caso, después de un año sin clases presenciales, es un tema de discusión recurrente por estos días. Las redes sociales, los grupos de WhatsApp de madres y padres, y los medios de comunicación reflejan las distintas posturas en torno al reencuentro cara a cara de alumnos y docentes: que sí (“¡por fin!”), que no (“la pandemia todavía no terminó”), que ni (“es riesgoso pero los chicos necesitan volver a reencontrarse con sus maestras y compañeros”), todo el mundo tiene algo para decir de un lado y del otro de la “grieta” educativa.
Canela, Ema Wolf y Graciela Montes, tres “maestras” de la literatura infantil, participarán el jueves 25 del XIV Encuentro Anual de Libros y Maestros, organizado por Penguin Random House, que tendrá, por primera vez, modalidad online. Además de hablar sobre libros y personajes, Canela y Montes abordarán el regreso de la presencialidad en este contexto de emergencia sanitaria en la charla “Una gran ocasión”, que se podrá seguir por YouTube desde las 16.
No es casualidad que el diálogo entre Canela y Montes se presente en la jornada con el mismo título del ensayo que escribió la autora de Tengo un monstruo en el bolsillo para el Plan Nacional de Lectura en los primeros años de la democracia: “Una gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura”. Allí sostiene, entre otras reflexiones, que “la escuela es la gran ocasión” para estimular el placer por la lectura.
Dice Montes: “La escuela puede desempeñar el mejor papel en este avivamiento de la actitud de lectura, que incluye, entre otras cosas, tomarse el tiempo para mirar el mundo, una aceptación de ‘lo que no se entiende’ y, sobre todo, un ánimo constructor, hecho de confianza y arrojo, para buscar indicios y construir sentidos (aun cuando sean sentidos efímeros y provisorios). Si la escuela aceptara expresamente –institucionalmente– ese papel de auspicio, estímulo y compañía, las consecuencias sociales serían extraordinarias”.
Después de un año atípico, en el que la escuela no pudo ser un lugar de encuentro y solo pudo ofrecer un acompañamiento a la distancia mediatizado por las pantallas, por estos días vuelven a recibir a chicos y chicas de todos los niveles, con protocolos estrictos y tapabocas permanentes. “Es una situación difícil para todos, pero los maestros tienen un rol protagónico y heroico, muy interesante: lograr hacer posible la enseñanza (y la enseñanza presencial, que me parece indispensable) con los recursos fantásticos que conocen y ponen en práctica para sacar a la educación de problemas muy extremos. Estoy segura de que de que van a poder”, opina Montes.
La autora de Irulana y el ogronte, entre otros excelentes libros infantiles, sugiere a los docentes aplicar el concepto esgrimido por el poeta inglés Samuel Taylor Coleridge para identificar los buenos lectores: hacer una “deliberada suspensión de la desconfianza” y lanzarse al desafío de lo presencial. “Yo les diría a los maestros que, antes del no, abran una brecha, un momento de reflexión. Creo que en este momento hay que suspender el descrédito frente al otro como hace un buen lector frente a un libro. Los maestros podrán hacerlo porque son buenos lectores”.
Canela comparte la visión de su colega, de quien fue editora en Alfaguara en la década de 1990. Trabajaron juntas varios de los libros que la editorial relanzó en los últimos años como los títulos de la serie Federico, La guerra de los panes y Más chiquito que una arveja, más grande que una ballena. “El mundo del aprendizaje, de la escuela y de la convivencia en la escuela, que es lo que se ha visto alterado el año pasado, es un lugar de compañerismo, de disputa, de encuentros y desencuentros. Para mí, una de las grandes posibilidades de esta vuelta tiene que ver con lo inesperado, que es algo que nos da la literatura. Cuando se produce el encuentro específico entre el libro y el niño, que en muchos casos solo se da en la escuela, se genera una suspensión de la realidad. Más en los casos de los chicos que no tienen biblioteca en su casa ni posibilidad de comprar libros, la escuela ofrece el don de la lectura. Al menos, para mí, fue un don, un vicio, un descubrimiento que todavía me acompaña”, dice Canela.
La poeta y editora considera que “los maestros están en el mismo nivel que los trabajadores de la salud porque se enfrentan con un grupo del que son responsables y, al mismo tiempo, con la amenaza del virus”. Explica: “Además de todas las tareas habituales de la enseñanza, ahora deben estar atentos al desmadre del contacto entre unos y otros sin ser censores de ese encuentro. Es una tarea emocional inmensa la que les espera que se suma a la tarea habitual de un maestro que ya es inmensa. Creo que el que no fue maestro difícilmente pueda comprender la entrega emocional que significa estar al frente de una clase. Para mí, es un trabajo heroico”.
Wolf, que será entrevistada en vivo a las 17 por la editora María Amelia Macedo, destaca las sensaciones encontradas que produce la vuelta a las aulas: “Todos tenemos miedo de que empiecen las clases y que luego haya que dar marcha atrás. Pero, por otro lado, todos estamos deseando que empiecen. Los chicos, también; en especial, los de la primaria. Tengo nietos adolescentes que estaban chochos en su casa”, cuenta.
La escritora, que visita escuelas hace treinta años para leer y hablar sobre sus libros con los chicos, padeció un poco la virtualidad. “Estoy muy acostumbrada a lo presencial: los chicos se te tiran encima, te besuquean, te piden autógrafos y te pegotean con los caramelos. El año pasado extrañé todo eso. Pude, más o menos, mantener el vínculo respondiendo las cartas que me mandaron muchos lectores o preguntas sobre los libros que habían leído y que contesté prolijamente. También grabé cuentos y se los mandé a varias maestras para que por lo menos los chicos escucharan mi voz. Hice algunos encuentros por zoom, que fue para mí lo más distante, lo menos confortable. Sentía que se distraían pero a lo mejor era yo la que se distraía. No sé quién dijo que el zoom parece un encuentro espiritista: se escucha ‘¿Estás ahí? No te veo, dame una señal’”, dice entre risas.
“No soy especialista ni estudié Pedagogía, pero supongo que lo mismo que siento yo con la virtualidad lo deben sentir los maestros. Creo que los docentes quieren los chicos estén cerca. La inmediatez es muy importante; de lo contrario se pierden gestos, ruidos, olores, contacto. En un encuentro por zoom, los chicos son como hongos, están aislados. Hicimos lo que pudimos. Esperemos que de a poco todo se reencauce”, agrega Wolf que extraña, también, los viajes al interior del país a escuelas y ferias del libro.
Con respecto a la irregularidad de lo aprendido, Canela cree que “no hay enfatizar en lo que se perdió el año pasado”. “Como dicen los chicos jugando: lo pasado, pisado –agrega-. No se trata ahora de duplicar la enseñanza ni de ponerse más exigentes, sino de ver qué es lo que los chicos aprendieron fueron del colegio, en qué han crecido, como maduró su relación con la lectura. Lo placentero de la escritura, que no está condicionado ni por la gramática ni por cosas que a veces la escuela le reclama a la literatura, es, para mí, un lugar de crecimiento para los chicos y de gran compensación del sufrimiento. Y si realmente creemos que los chicos han sufrido la distancia y el aislamiento, entonces los libros son más que nunca una panacea”.
Para agendar
En su primera edición virtual, el Encuentro Anual de Libros y Maestros se desarrollará el jueves 25, entre las 10 y las 18, con una serie de actividades que se podrán seguir por el canal de YouTube de PRH.
A las 10: Literatura y fantasía. Entrevista en vivo a Cristina Macjus y Melina Pogorelsky. Modera María Amelia Macedo.
A las 11: Química a la carta. Taller de experimentación de sentidos y percepciones por Valeria Edelsztein. Ciencia para mentes curiosas
A las 14: Un recorrido por el universo literario de Graciela Montes, a cargo de Karina Micheletto, periodista y especialista en literatura infantil.
A las 15: Literatura y música. Tramas sonoras y palabras musicales, taller de Magdalena Fleitas.
A las 16: Una gran ocasión. Canela entrevista a Graciela Montes. Una conversación entre dos referentes indiscutidos de la literatura infantil centrada en el lugar fundamental de la lectura.
A las 17: ¡Queridos monstruos míos! Entrevista en vivo a Ema Wolf por María Amelia Macedo.