Tres formas diferentes de ver el cielo: desde una terraza, con las estrellas en el suelo o en una danza de persianas
Con instalaciones en Núñez, Puerto Madero y La Boca el arte propone alternativas para la clásica contemplación del firmamento
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Mirar el firmamento desde más cerca, observar un mapa de estrellas en el suelo, ver cómo orbitan los planetas o calcular el tiempo que tarda la luz del sol en llegar a la Tierra. Con instalaciones, el arte propone otras formas de mirar el cielo en Núñez, Puerto Madero y La Boca.
Desde que la artista Irina Kirchuk ocupó la terraza de la Universidad Di Tella con toda la infraestructura de la obra Firmamento Invención, es posible sentarse a contemplar el horizonte y cambiar el punto de vista: de noche, se ve toda la ciudad con las luces encendidas, pasan los aviones muy cerca y, a la altura de los ojos, crece el Estadio Monumental tan cerca que parece que se puede tocar. De día, el paisaje es radiante y se divisa también el río.
Sus dispositivos abarcan toda la terraza. En verde brillante, dos esculturas realizadas mediante el ensamblaje de termotanques en desuso se pueden usar como largavistas, audífonos para captar el ruido ambiente o megáfono para gritar cuatro verdades a la urbe. El panorama se disfruta también en una grada que se orienta hacia el interior del campus, que replica el Aula Magna que está un piso más abajo. Ondea una bandera en el mástil instalado sobre la silueta de un zigurat, pirámide, podio o minimonumento. En las escaleras de emergencia, dos formas de color reluciente sirven para encuadrar detalles. Desde los aviones que cruzan el cielo, se ve a la perfección, por sus tonos metalizados, rojo, naranja, verde y azul. “Usé pintura para autos en todas las piezas”, cuenta Kirchuk.
“Me gusta que la escultura sea accesible, que el espectador pueda entrar fácilmente, por eso uso formas u objetos reconocibles y una funcionalidad que uno tiene incorporada. Quise que la instalación tenga un uso cotidiano, con la idea de una relación directa con el color que no suele haber en el mobiliario público. Plantean puntos de vista diferentes hacia la ciudad o cómo mirar hacia adentro y afuera”, dice la artista. El proyecto de Kirchuk es una iniciativa del Departamento de Arte, y tuvo curaduría de Carlos Huffmann, su director. Acentúa las estructuras del icónico exedificio de Obras Sanitarias. Desde que está su obra, la terraza se volvió punto de encuentro y un observatorio lúdico e industrial.
En otra parte de la ciudad, volviendo la vista hacia abajo puede leerse un mapa del cielo en Diálogo estelar, una instalación de sitio específico de Leo Battistelli en el nuevo complejo residencial Oceana Puerto Madero. “Es la obra más compleja que hice. Es un espejo de agua gigante”, dice el artista, que vive en Río de Janeiro. En un basamento de piedra cubierto por unos centímetros de agua de 255 metros cuadrados, Battistelli ubicó 88 constelaciones y casi 2500 estrellas que pueden verse desde los dos hemisferios, en un mapa abstracto y hermoso. Las estrellas son semiesferas de porcelana pintadas en oro y en platino. “Las de platino son las constelaciones más antiguas. Y las de oro son nuevos descubrimientos que fui adosando a estas constelaciones. A la Cruz del Sur, por ejemplo, que está formada por cuatro estrellas muy brillantes, le agregué otras catorce que están en ese espacio que se le otorga a la constelación. Son creaciones humanas, formas que creemos ver desde la Tierra”, explica.
Las piezas fueron producidas en la fábrica de porcelana Verbano de Rosario, donde el artista tiene un taller desde hace veinte años. Son espejos curvos, que a la vez reflejan el propio cielo. Las primeras visiones y marcaciones del cielo fueron hechas con espejos, y todavía sigue siendo así: los grandes telescopios son espejos”, cuenta. “Este trabajo me permitió observar lo que somos y donde estamos, entender nuestra dimensión insignificante en el universo y a la vez nuestra particularidad”, piensa. Del piso al cielo, como es arriba es abajo, acá sí: somos polvo de estrellas.
En el ingreso a las torres, los móviles de Daniel Joglar son el resultado del estudio de una serie de gráficos del sistema solar, los planetas y sus órbitas. Dos móviles con diez circunferencias que orbitan en un movimiento casi imperceptible. “Me gusta pensar en que una obra es una invitación a un estado –dice Joglar–. Quisiera que quien se relaciona con la obra no se sienta anclado a algo específico. O tal vez, sí, solo a lo que ahí está ocurriendo. Y que se generase la posibilidad de un cambio de estado, un cambio de clima. Como si la obra fuese ese contacto, un corrimiento hacia otro aire, hacia un lugar para descansar”.
Otra cosa que el arte permite pensar es el tiempo que tarda la luz del sol en llegar a la Tierra. En Fundación Andreani la instalación A 8′ 18′' del sol, de Juan Sorrentino, lo pone bien de manifiesto. Se trata de una danza coreográfica de cuatro persianas metálicas que suben y bajan en ese lapso en torno de una luz encendida, amarilla y cálida. “Todo se articula desde un cubo que está en la sala de atrás, que regula esta danza de persianas que oscilan como planetas en torno del sol. El espectador puede entrar y salir porque el movimiento es muy lento”, invita Sorrentino.
Se escucha una antífona inspirada en una figura central en la Edad Media, la abadesa Hildegard von Bingen. “Todos sus descubrimientos se enmarcaban en una epifanía”, dice Sorrentino. También una voz reproduce fragmentos del texto que la escritora y crítica de arte Camila Pose produjo para esta exposición, que sale de un teleférico. La voz se desvanece cuanto más alto está el aparato. Dice: La raíz se entregó al cielo/ quiero ir con ella.
Para agendar
- Firmamento invención, de Irina Kirchuk: de lunes a viernes, de 10 a 18, presentándose con DNI en la recepción de Av. Figueroa Alcorta 7350, terraza de la Universidad Di Tella. Hasta diciembre.
- Diálogo estelar, Leo Battistelli y móviles de Daniel Joglar, Oceana Puerto Madero. Visitas con cita previa: www.oceanapuertomadero.com
- A 8′ 18′' del sol, de Juan Sorrentino, Fundación Andreani, jueves a domingos, 11 a 18, en Av. Pedro de Mendoza 1987, La Boca. Hasta octubre.
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