Tras su provocadora presentación en la Feria del Libro, Guillermo Saccomanno redobló la apuesta: “No tengo temor a ninguna crítica”
El escritor, que ayer cuestionó en duros términos a la industria editorial en general y al evento cultural en particular, aseguró que no le tiene miedo a la polémica y relativizó su discurso: “No fue tan grave”
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El escritor Guillermo Saccomanno, principal orador en la inauguración de la Feria del Libro, desató una polémica tras el discurso en el que criticó a la industria editorial, apuntó ayer contra el valor comercial más que cultural de la feria, el mal pago a los escritores y la literatura que no busca perturbar sino ser complaciente con el poder. Hoy, y luego de las reacciones desde diferentes sectores, redobló la apuesta y aseguró que no le teme a sus detractores.
“A muchos escritores que la van de irreverentes, de antisolemnes, de cuestionadores, después cuando están en ese podio [en referencia a la inauguración del evento] se les moja la bombachita, lo digo en criollo”, dijo en la mañana del viernes en diálogo con Radio 10. Luego agregó: “No tengo temor a ninguna crítica académica”.
Asimismo, al ser consultado sobre si esperaba la reacción que tuvieron sus palabras, afirmó: “No lo pretendí. Los escritores no somos del palo del chamuyo, somos seres que trabajan en silencio, de forma solitaria, pero no estamos ajenos a las contradicciones de la realidad, a las presiones de lo social, no nos podemos hacer los otarios de lo que pasa alrededor”.
En cuanto a si había recibido reclamos, descartó el hecho y dijo: “A mí me llamaron; si me llamaron, es que me leyeron; y si me leyeron, no tienen que sorprenderse”.
A continuación, se manifestó en pro de que las personas se expresen “con cierta honestidad intelectual” y dijo sobre las reacciones generadas por su discurso: “Suena extraño, insólito, porque es un lugar que ellos saben da prestigio, pero no me van a chantajear. Ese era el planteo que estaba haciendo”.
En su análisis, lamentó la decadencia de la producción editorial en la Argentina a lo largo de los años y apuntó que hoy “encontrás más libros de calidad de procedencia española” que local y agregó sobre su actitud: “A los 73 ya no tengo nada que perder, lo decía cuando tenia 16 y salía a laburar para bancar a mi familia”.
Así las cosas, insistió en que su discurso de ayer “no fue tan grave” y afirmó que no recibió críticas por lo ocurrido. “Nadie me llamó, nadie se anima. No tengo nada que ocultar, no estoy en Panamá Papers, no tengo nada que ver con los crímenes de la dictadura, no viole ningún niño, no le pegue a ninguna mujer”, remató.
El provocador discurso de Saccomanno
En su discurso inaugural, Saccomanno se puso al frente de uno de los reclamos más urgentes de los últimos tiempos en el sector de la cultura: cobrar por el trabajo intelectual. En esa línea, planteó frente al auditorio: “Decir Feria implica decir comercio. Esta es una Feria de la industria y no de la cultura”.
Al referirse a la relación “despareja” entre autores y editores, aseguró: “El editor es propietario de un banco de sangre compuesto por un arsenal de títulos publicados siempre en condiciones desfavorables para quienes terminan donando prácticamente su obra”.
Tras ello agregó: “[A esta feria], queda claro, le importan más los libros que más se venden, que, como es sabido, suelen ser complacientes con la visión quietista del poder. Conviene quizá que lo aclare: la literatura que me interesa, trátese de ensayo, poesía, narrativa, ilumina, perturba, incomoda y subvierte”.
Y admitió: “La Feria siempre me generó tensión. Y no sólo porque uno se se topa con un injuriante pabellón Martínez de Hoz, que homenajea al esclavista y saqueador de tierras indígenas, antepasado del tristemente célebre economista de la última dictadura”.