Tras "robarse" la punta del Obelisco, Leandro Erlich vuelve al óleo y el pincel
Los llevaba en la mochila, como un botín. Y recorría en su bicicleta el barrio de Florida, para entregarlos a domicilio. Leandro Erlich tenía entonces 13 o 14 años, pero ya conocía muy bien el valor de aquellos objetos de plástico del tamaño de un ladrillo. En la casa diseñada por su padre, invertía horas mirando cientos de películas grabadas en VHS, con historias relatadas de manera magistral por Alfred Hitchcock, Roman Polanski o Francis Ford Coppola.
Esa forma alternativa de habitar la realidad, en la que suele haber un misterio por resolver y el espacio se transforma muchas veces según él en "un personaje más", le daría años más tarde los recursos visuales para realizar las instalaciones con las que se consagraría como artista en la escena internacional.
Tenía menos de treinta años cuando integró en 2001 el envío argentino a la Bienal de Venecia, con una pileta que sorprendió al mundo gracias a un verosímil efecto de vida humana subacuática. La misma que instalará en la planta baja del Malba, a partir de la semana próxima, como parte de su primera muestra antológica en el continente americano. Días después, redoblará la apuesta al inaugurar en Pekín otra exposición que duplicará en tamaño la del museo porteño.
Esta suerte de Banksy porteño provocó el pánico colectivo en 2015 al simular el traslado de la punta del Obelisco a la explanada del Malba. Y hoy a las 18 volverá a sorprender en la galería Ruth Benzacar, transformada en la antesala de un cine para exhibir... una serie de óleos.
A modo de "precuela" de su exitosa carrera, el inesperado retorno a su técnica preferida de la adolescencia le permitió crear afiches de películas ficticias inspiradas en sus instalaciones. Todas ellas fueron dirigidas por "Charlie Lendor", anagrama de Leandro Erlich.
Próximamente, el título de la muestra que Ruth Benzacar inaugurará con pochoclo incluido, parece tener algo en común con Liminal, el título de la que alojará el Malba. Ambos ubican al artista nacido en 1973 en el punto medio entre un ciclo cumplido y otro que aún no se manifiesta.
"Las dos están absolutamente vinculadas -señala Erlich-. Mientras que la del Malba es una antología, una selección de obras no cronológica, acá hay una mirada retrospectiva de todo mi trabajo que lo transforma en otra cosa."
Como recuerda el artista en el texto que acompaña la muestra cinematográfica con la que rinde homenaje a aquella "educación informal" de los VHS, "toda similitud con historias o personajes reales es pura coincidencia". Todo parece indicar que este "retorno a la pintura" no es más que otro de sus trucos, destinado a distraer la atención de su próximo golpe de efecto.
"En mi obra hay una situación espacial, que muchas veces identifico como un escenario, donde hay un guión -dijo el artista a LA NACION-. El público, en su participación, termina siendo actor de una estructura narrativa. Hay una suerte de guión escondido, en muchos casos. Entrás en un espacio e interactuás de una manera que parece ser espontánea, donde las cosas se cargan de sentido."
No es la primera vez que la galería, que se mudó en 2015 a este galpón reciclado de Villa Crespo, realiza una transformación tan osada. En 2017 dio via libre a Jorge Macchi y Nicolás Fernández Sanz para reproducir en escala 1:1, dentro de la nueva sede, la antigua que había ocupado el mítico espacio subterráneo de Florida 1000.
Dejar abierta la puerta entre la ficción y la realidad también es el gran talento de este maestro de los trucos visuales. "Ese ‘todo es posible’ que nos transmite a veces el cine, que nos libera de un montón de cosas, a la vez nos limita –observa–. Porque ponés en suspenso el pensamiento crítico: no te cuestionás por qué una vaca sale volando. Me interesa romper con el orden de lo posible y, al mismo tiempo, que quede abierto el proceso analítico de entender las cosas."
Para agendar:
- Próximamente, en Ruth Benzacar (Juan Ramírez de Velasco 1287), desde hoy a las 18 hasta el 20 de julio.
- Liminal, en el Malba (Av. Presidente Figueroa Alcorta 3415), desde el 4 de julio a las 19 hasta el 27 de octubre
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