Tras las huellas de Philip Roth: los libros del escritor también habitan en Newark
Retirado de la escritura y de la vida pública, el multipremiado autor donó 3500 ejemplares de su biblioteca personal a la de su lugar de origen, donde situó su ficción
NEWARK, Nueva Jersey.- Antes de perderse por las diagonales de concreto, el tranvía local se detiene en la estación de Newark casi en forma simultánea al arribo del tren que llega desde Manhattan. En esa sincronía del transporte suburbano los andenes quedan desiertos en cuestión de segundos. El afán por lograr esa apariencia de orden en un cosmos de caos es un motivo recurrente del ciudadano más ilustre de esta ciudad: Philip Roth, que murió ayer, a los 85 años.
No hay peatones en ese paso a nivel ni en el cruce de avenidas; ese enclave que aún tiene (mala) fama de peligroso -en los ochenta fue "la capital mundial de los robos de coches", como lamenta un personaje de Pastoral americana- y también (buena) fama por albergar varias facultades de la Universidad Rutgers, allí donde enseñaba Tomás Eloy Martínez.
Sobre la ventosa avenida Washington, y entre ese puñado de construcciones modernas a las que solamente se accede con tarjeta magnética se encuentra la Biblioteca Pública de Newark. El edificio acaba de recibir un tesoro invaluable, y para darle la bienvenida la escritora británica Zadie Smith pronunció una conferencia en homenaje al célebre filántropo. Roth donó tras su retiro a la institución su biblioteca completa, 3500 ejemplares, con su sombra, sus huellas dactilares y sus anotaciones. En este edificio que por dentro parece un palacio florentino, con frisos y columnas, estudia y trabaja Neil Klugman, el protagonista de la primera novela de Roth, Goodbye, Columbus.
Junto con el barrio judío de Weequahic, uno de los lugares de peregrinación dentro del tour literario que contratan los lectores de Roth que llegan hasta aquí, la biblioteca, anclada en el tiempo desde 1888, dejó de ser una mera atracción para convertirse en una meca. El autor, retirado completamente de la vida pública y de la escritura desde 2012, no asistió a la cita conducida por Smith, aunque emitió un comunicado: "Mi decisión de ubicar mi biblioteca personal en Newark y, específicamente en la Biblioteca Pública de Newark, fue determinada por un gran sentido de gratitud hacia la ciudad donde nací", expresó Roth, quien sentó en Connecticut su residencia desde hace muchas décadas, aunque nunca abandonó Newark como escenario de sus historias.
Otro escritor nacido en estas coordenadas es Paul Auster, quien trasladó su locus (no siempre) amoenus a Brooklyn. Mientras los bibliotecarios trabajan en la catalogación de los ejemplares, el segundo piso de este edificio está siendo acondicionado para que los libros de Roth puedan ser consultados por el lector común, quien, sin embargo, no podrá llevarse esos libros a su casa y sólo podrá disponer de ellos en la sala.
Un nombre que suena fuerte
El nombre de Roth suena con más fuerza que nunca cuando, con los primeros días de octubre, comienzan las apuestas sobre el veredicto del próximo premio Nobel. Son sus colegas quienes lo señalan con un sólido argumento: Roth es el arquitecto de la novela de su país y de su siglo, el creador de una obra a través de la cual el lector se desvela con el sueño americano, una nube que se termina convirtiendo en pesadilla.
En los subtes de Manhattan también aparece una directa alusión a su literatura. Es que Ewan McGregor incursionó como director en su versión cinematográfica de Pastoral americana, novela ganadora del Pulitzer (1997), que se estrenará en la Argentina, como El fin del sueño americano, el mes próximo. El actor escocés se reservó además el personaje del Sueco Levov, la estrella del barrio, "el Apolo doméstico" -dice el narrador-, un astro del fútbol americano, un líder carismático que desafía todas las convenciones de su época (siendo judío, a pesar del antisemitismo en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, logra ser el instructor del campo militar más cruel de todos). A través de muchas preguntas, pero en un marco de incomunicación -la hija de Levov padece un problema en habla-, el narrador derrumba mitos y expone un descontento que se extiende a lo largo de varias generaciones. Las críticas en los Estados Unidos y en Inglaterra despedazaron la película de McGregor, al acusarlo de haber creado un producto edulcorado a partir de un texto salvaje e iracundo.
Roth suma este año otra nueva adaptación de sus novelas para la pantalla grande: Indignation. En este caso, los comentarios especializados fueron elogiosos. Allí ingresa en un universo que conoce bien: el de las universidades y los alumnos judíos poco después de la Segunda Guerra Mundial. El sexo, el desamor, la represión y la provocación -algunas lecturas tildan a Roth de misógino- son elementos clave en su obra, y en Indignación oficiará como detonante. El dramaturgo Tracy Letts -otro ganador de un Pulitzer por la obra de teatro Agosto (Condado de Osage)- actúa en esta versión.
Otras novelas de Roth fueron llevadas al cine, como La mancha humana, con Anthony Hopkins y Nicole Kidman, dirigida por Robert Benton (guionista de Kramer vs. Kramer y Superman), y Elegy (basada en El animal moribundo), con Penélope Cruz y Ben Kingsley, de Isabel Coixet, son algunos de los ejemplos más recientes. También fue llevada al cine El mal de Portnoy, dirigida por Ernest Lehman, quien adaptó para la pantalla grande La novicia rebelde.
Pionero del Nuevo Periodismo, Tom Wolfe, también recientemente fallecido, calificó a Roth como "el mejor de todos nosotros", en alusión a los autores de su generación. Y su cualidad no sólo está en la estructura de sus textos, sino también en sus personajes, muchas veces desagradables, como Mickey Sabbath, en El teatro de Sabbath. Otros personajes memorables son sus dos álter ego, Nathan Zuckerman (escritor hijo de un pedicuro) y Kenny Kepesh (un profesor mujeriego), cada uno de ellos presente en varias novelas de Roth. El psicoanálisis -confesó el autor- lo ayudó a quitarse corsés de lenguaje. Hoy son sus criaturas y sus particulares comportamientos los que resultan analizados, e incluso, por la compleja naturaleza de estos personajes sin esperanza, se convierten en un imán para tantos intérpretes.
En primer plano
"Mi decisión de ubicar mi biblioteca en la Biblioteca Pública de Newark es por un gran sentido de gratitud hacia la ciudad donde nací"
Origen
Philip Roth nació en Newark, Nueva Jersey, y murió en Nueva York, a los 85 años.
Premios
Entre las distinciones más prestigiosas que recibió figuran el Premio Princesa de Asturias a las Letras (2012), el Man Booker (2011) y el Pulitzer (1998, por Pastoral americana).
Retiro
En noviembre de 2012 anunció su retiro de la vida pública y de la literatura. "Se acabó. Némesis ha sido mi último libro", declaró entonces.
Retrato
En el reciente Roth desencadenado (Random House), la periodista estadounidense Claudia Roth Pierpont retrata al escritor más allá de lo puramente biográfico. La autora logró reunirse en varias ocasiones con Roth a partir de un encuentro casual en 2002.