Tomás Saraceno: "Hay crisis que producen mucho conocimiento; debemos reformular nuestras sensibilidades"
"Arachnomancy" se llama la aplicación que complementa la impactante instalación aérea que Tomás Saraceno exhibe en estos días en la Bienal de Venecia. Funciona como un oráculo que demanda interacción del usuario: para obtener la sorprendente "lectura" de una carta elegida, similar a las del tarot, hay que tomar una foto de una tela de araña y subirla a la plataforma virtual. De esta forma lúdica, el artista argentino no sólo propone crear en forma colectiva una útil base de datos global, sino que invita a tomar conciencia sobre el riesgo de desaparición de otras especies y la crisis ecológica que amenaza el planeta.
El tema lo desvela. Atraviesa toda su obra, que llegó a exhibirse en el Museo Metropolitano de Nueva York y a ocupar los 13.000 m2 del parisino Palais de Tokyo. Nacido en Tucumán en 1973, Saraceno estudió arquitectura en la UBA y hoy es uno de los máximos referentes del arte contemporáneo mundial. Radicado en Berlín, trasciende fronteras: ha impulsado proyectos con instituciones científicas como la NASA y el MIT, con afán de investigar "cómo se conectan las cosas que aparentemente no están relacionadas".
En la Argentina busca que el país sea pionero en vuelos libres de combustibles fósiles. Las "esculturas solares" de su proyecto Aeroceno, que ya se remontaron en varias provincias, no sólo son bellas: desafían a crear formas de vivir sustentables.
"Me gusta cuando los proyectos empiezan a tomar forma con las posibilidades y la gente del lugar -dice por teléfono a LA NACION desde Berlín, sobre la reciente experiencia de su equipo en Rosario-. El futuro, como yo lo veo, requiere que logremos trabajar juntos; perder la zona de confort, la disciplinareidad de cada práctica. Estamos tratando de cruzar límites en un momento de una urgencia terrible. Lo que se ve en la Argentina es parte de una crisis global, tanto más seria. Sólo generando estas comunidades, estos diálogos para sensibilizarse, se podría hacer algo distinto. En ese sentido, soy positivo."
-En la última edición de Art Basel Miami, donde presentaste un proyecto de energía sustentable, dijiste que había que "crear una historia que fuera de la competencia a la cooperación". ¿Podés ampliar esa idea?
-Hay que cambiar el marco de referencia sobre las "response-abilities", las habilidades con las que podemos responder. Podemos contribuir a reformular los valores del Capitalceno -la época relacionada con el capitalismo-, introducir otros más acordes con las necesidades de hoy. Hace tres semanas se difundió un reporte de las Naciones Unidas sobre la extinción de las especies. Todavía no logramos darnos cuenta: en Estados Unidos hay un gobierno que no reconoce que hay un cambio climático. Pero también hay humanos que logran preservar los ecosistemas; viven de una manera distinta a la gente que vive en un régimen capitalista. Va a tener que cambiar la forma en que podemos sintonizar con la frecuencia de otras formas de vida. Es lo que estamos tratando de hacer con las formas de viajar que proponemos: con diferentes formas de conocimiento, trabajar juntos hacia una mayor sensibilización, que ojalá pueda trascender las disciplinas.
-¿El futuro es interdisciplinario?
-No me gusta ese tipo de frases globales. Primero: no hay "un" futuro. ¿El futuro de quién? Nunca es singular, siempre hay que pluralizarlo. Sobre todo cuando trabajás con artistas que tratan de descentralizar la figura humana y entrar en relación en la red cósmica, que incluye el futuro de todas las especies. La mayoría de las cuales está desapareciendo debido al uso, usufructo y extracción de los recursos de la Tierra de una manera desenfrenada y desequilibrada.
-¿Qué puede aportar el arte a este cambio de percepción y a esta toma de conciencia?
-Puede ayudar a encontrar sensibilidades y formas de contar las cosas, distintas a las que han empleado la ciencia u otras disciplinas. Parece que no producen un cambio de conciencia, por lo cual no estamos viendo los resultados necesarios. Parecería que el científico, con estadísticas, big data y el sistema de comunicación que tenemos, no nos está llevando hacia un camino viable para enfrentarnos a las problemáticas que estamos denostando.
-¿Creés que el sentido del arte podría ser una búsqueda creativa de una realidad mejor?
-Sí, por supuesto. Aunque hay que tener mucho cuidado cuando decimos "realidad mejor". ¿Para quién? ¿Para los humanos o para las otras especies que están desapareciendo? Nuestros enunciados son siempre centrados en los humanos. No incorporan ecosistemas en los cuales formamos parte, mucho mayores, que estamos negando. Esto va a llevar a un desequilibrio. Hay 26 personas que tienen un poder económico equivalente a la otra mitad de la población del planeta. Nunca se había llegado a este nivel de desigualdad. El sistema capitalista te lleva hacia la exclusión de algunos y el poder concentrado en las manos de pocos. Hay rearticular los conocimientos.
-¿Qué opinás sobre la inteligencia artificial?
-Es el mismo criterio: concentra el poder. Hay muchas cosas que están generando exclusión, como declara Shoshana Zuboff en su libro La era del capitalismo de la vigilancia: la lucha por un futuro humano en la nueva frontera del poder.
-En el caso específico del arte, ¿que opinás sobre las obras hechas con inteligencia artificial?
-Es demasiado amplia la pregunta. Hay que mirar obras específicas, como la de Trevor Paglen, que está haciendo cosas muy sensibles, o Kate Crawford. Son artistas que tratan de repensar y reequilibrar la inteligencia artificial. Yo hago "spider intelligence", inteligencia de las arañas, de la tela de araña. Es una provocación a pensar que hay otras formas de inteligencia y cuál es la artificialidad que no estamos viendo, la diversidad de los sistemas en los cuales estamos involucrados.
-¿En qué nos pueden inspirar las arañas para modificar la percepción?
-Yo hablo de "spyder/webs" (arañas/tela): una palabra que incorpora el lugar donde la araña vive. No podemos desenredar la dependencia de lo que somos en relación al lugar donde vivimos.
-Los mapuches usan ese concepto: "mapuche" significa "gente de la tierra", unidos como parte de lo mismo.
-Exacto, no se puede separar. Nuestra amiga Alicia de Arteaga siempre dice: "Saraceno trata de aprender a volar con los pies sobre la tierra". Se trata de repensar dónde estamos situados. Buscar analogías más afines a la forma de pensar, e incorporarnos en redes de conexión mucho más amplias a las cuales estamos acostumbrados. Hoy vino mi profesor de meditación trascendental, y ahora estamos tratando de que la gente en mi estudio pueda tomar un curso gratis para practicar este tipo de meditación.
-¿Creés que la meditación ayuda a desarrollar la intuición?
-Sí. A mí, un montón. Y también a tomar decisiones. Te da mucha seguridad y tranquilidad.
-¿Cuál es el rol de la intuición y la percepción en un mundo cada vez más tecnológico?
-Como decía un filósofo cuyo nombre no recuerdo, hay que volver a una especie de "animalismo". Hay un montón de decisiones que no podemos tomar si tratamos de razonarlas a través del intelecto. Si nos guiáramos mucho más por la intuición, nos podría llevar a otras formas de conocimiento.
-Si seguimos en este camino, ¿cuánto tiempo de vida le das al planeta?
-De vuelta: ¿para quién? Seguro los 26 que tienen mucho poder y sus familias van a tener una vida mucho más larga. Tienen capacidades muy distintas a las de otros que están sufriendo las cosecuencias del uso y abuso de los recursos y de las relaciones sociales. Más de dos billones de personas, dentro de diez años, van a estar desplazados como refugiados climáticos. ¿Quién va a sufrir más las consecuencias cuando venga un huracán?
-¿Creés que es posible la vida en el espacio en ciudades flotantes, como las que imaginaron vos o Gyula Kosice?
-Las ciudades flotantes ya existen: se llaman aviones. Dos o tres millones de personas, todos los días, están volando arriba de un avión, a un costo gigante para el ecosistema. En vez de tratar de estar en el espacio, con un sistema totalmente no sustentable, hay que pensar de una forma distinta con los recursos que hoy tenemos a disposición: el sol, el aire, nuestra forma de trabajar y de proponer tecnologías, de compartirlas y hacerlas accesibles.
-En la Argentina, en los próximos díez años, ¿ves que pueda haber algún avance respecto de todo lo hablamos?
-Me parece que sí. Hay momentos de crisis que producen mucho conocimiento. Espero que podamos, en momentos de crisis total, reformular de una forma radical las sensibilidades que tenemos que adoptar para vivir de una forma distinta. No sólo en la Argentina.
* Nacido en Tucumán en 1973, radicado en Berlín, Tomás Saraceno estudió arquitectura en la UBA y es uno de los máximos referentes del arte contemporáneo mundial. Impulsó proyectos en colaboración con la NASA y el MIT.
Tres propuestas
- Cruzar disciplinas. Con diferentes formas de conocimiento, trabajar juntos hacia una mayor sensibilización, que ojalá pueda trascender las disciplinas
- Pensar en plural. No hay "un" futuro, singular. ¿El futuro de quién? Siempre hay que pluralizarlo. La relación en la red cósmica incluye el futuro de todas las especies
- Conciencia ambiental. No podemos desenredar la dependencia de lo que somos en relación con el lugar donde vivimos