Todos contentos: la feria del libro Felba termina hoy con buena convocatoria y ventas
“Era esto o nada”, dijo el director cultural e institucional de la Fundación El Libro (FEL) durante la tercera jornada de la Feria de Editoriales y Librerías de Buenos Aires (Felba), bajo el rayo de las cuatro de la tarde en el Parque de la Estación, sede de la primera y hasta ahora única feria del libro presencial en América Latina. La FEL, el Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires y el Ministerio de Espacio Público porteño organizaron la Felba en tiempo récord. Según Oche Califa, solo hubo dos ferias presenciales en el año de la pandemia, una en Rusia y otra en Emiratos Árabes; esto determinaría que la edición porteña ingrese al libro Guinness de un 2020 que ya batió muchos otros y tristes récords. El futuro dirá si en 2021 se hará en forma presencial la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. “Por ahora tenemos acordada con La Rural la fecha habitual de realización de la Feria, en otoño”, indicó.
A esa hora, mientras se desarrollaba la primera actividad en el auditorio al aire libre, varios asistentes visitaban los 41 puestos de libros dispuestos en un recorrido que evita los cruces y aglomeraciones de adultos, jóvenes, niños y mascotas. La entrada a la feria, informan los guardias de seguridad, es por Agüero y Perón y, la salida, por Gallo. “Pensamos la feria en principio para los libreros -reveló Califa-. Luego, como quedaron puestos vacantes hicimos una convocatoria entre editoriales”. Poco menos de la mitad de los expositores corresponde a librerías, y el resto, a editoriales medianas como Siglo XXI, Corregidor, Letra Viva, Albatros, Ciccus, Edelvives, Ediciones IPS, Akal y Prometeo. Como los títulos de los grandes sellos y de las editoriales independientes se encuentran en los puestos de las librerías, se puede decir que hay libros para todos los gustos.
Organizadores, expositores y público, satisfechos
Desde el Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, se informó que durante los tres primeros días ingresaron a la Felba unas doscientas personas por hora y 1500 por día. Hoy, que será la jornada de despedida, se espera mucha asistencia de 12 a 19. “Estamos muy contentos por el modo en que se está desarrollando la primera edición de la Felba, porque fue la oportunidad para la vuelta del sector al espacio público y para encontrarse con los lectores en un año tan difícil -dice Mora Sciallamá, directora general de Desarrollo Cultural y Creativo del Ministerio de Cultura porteño-. Estamos contentos por haberlo hecho con una oferta interesante, habiendo cumplido con todas las pautas de cuidado sanitario”. Para la funcionaria, la feria apuntalará las ventas de diciembre. “Celebramos esta Felba y esperamos que haya más en los próximos años”, concluye.
A Javier Martínez, gerente del área de Desarrollo Editorial del Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, no le parece improbable que la propuesta se repita. “También puede hacerse en otros barrios de la ciudad, ya que fue muy bien recibida por vecinos y expositores”. Ampliar el calendario de ferias y eventos literarios en la ciudad de Buenos Aires es, para este funcionario, “fundamental para seguir alentando el crecimiento de la industria del libro”. El sábado al mediodía, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Cultura de la ciudad, Enrique Avogadro, recorrieron la feria y compraron libros.
Según la mayoría de los expositores, se vendió un promedio de veinte ejemplares por día, con excepciones sorprendentes, como la de la librería Otras Orillas, que informó una venta diaria de 55 ejemplares, y del sello La Mariposa y la Iguana, que vendió unos 45 ejemplares diarios. Esta es la primera feria en la que participa Otras Orillas. “Trajimos novedades literarias y de ensayos de editoriales como Hekht, Milena Caserola, Anagrama y Eterna Cadencia”, informó la librera a cargo. Como en ferias pasadas, la literatura infantil, las novelas de autoras argentinas como Mariana Enriquez, Florencia Canale y María Gainza, y los libros sobre diversidad sexual y feminismo volvieron a estar entre los más solicitados por los lectores. También crece la demanda de literatura infantil con perspectiva de género, como la que se encuentra en el stand de Infancias Libres, que levó a la Felba los catálogos de Muchas Nueces, Chirimbote y Oasis, y de libros “inclusivos” para chicos ciegos, con disminución visual o dislexia, como los que editan Nubífero y Gerbera, también presentes en la feria con stand propio.
“Me enteré de la feria por las redes sociales de la librería que sigo, Barrilete Libros”, dijo Camila a LA NACION. En la Felba, esta joven estudiante compró un libro de Judith Butler y Las malas, de su tocaya Camila Sosa Villada. La escritora y editora Dafne Pidemunt, a cargo de La Mariposa y la Iguana, dijo que la gente estaba feliz de volver a una feria presencial. “Y nosotras también -acotó-. Está yendo muy bien. Mucho mejor de lo esperado”. Para Carlos Gigliotti, director editorial del sello Argentinidad, que posee un amplio catálogo sobre la guerra de Malvinas e historia nacional, la Felba ofrece una alternativa a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. “Si se sigue haciendo, habrá un crecimiento del público lector en la ciudad”, dijo.
A cada expositor, los organizadores le asignaron un puesto de 3 por 0,70 m. Al final de cada jornada, los libros se guardan en cajas en uno de los galpones del parque. “Estamos felices -dijo Fernando, librero de Galerna, a este diario-. Es un rayo de esperanza en una época muy difícil para editoriales y librerías”. Como sus colegas, cuenta que la mayoría del público llega a la Felba luego de la hora de la siesta. En su puesto, se destacan tres novedades editoriales: Diario de la grieta, de Juan Villegas; El patriarcado no existe más, de Roxana Kreimer, y Foucault y el liberalismo, de Luis Diego Fernández. En Colihue, Sudestada y Asunto Impreso, se pueden elegir tres títulos promocionales de cada uno de los sellos.
“¿Cuánto cuesta Todo Mafalda?”, pregunta un padre en bicicleta acompañado por su hijo, también en bici, a la encargada del stand de Ediciones De la Flor, casa editorial de Quino, el genial artista fallecido este año. (En la Felba, el libro cuesta 2500 pesos redondos). “Tuve que reponerlo ayer -informa Jorgelina-. La gente pregunta con miedo si pueden tocar los libros”. Antes de hojear sus títulos favoritos, los lectores deben ponerse alcohol en gel en las manos. El protector solar corre por cuenta de cada uno. Los libreros comentan que, a la hora de hacer los pagos, pocos clientes optan por el efectivo. La mayoría usa tarjetas y billeteras digitales.
Con el canto de los pájaros y de los heladeros de fondo, tres jóvenes escritoras que publicaron sus primeros libros de cuentos y novelas entre 2019 y 2020 (Maru Leonhard, Luz Vítolo y Olivia Gallo) conversaron con Patricio Zunini este lunes a la tarde, al aire libre. Ante la pregunta de por qué publicar libros en un momento tan crítico para el sector, Gallo dio una respuesta clave y a la vez esperanzadora sobre todo lo padecido en este 2020 pandémico. “Pese a todo, este año fue bueno para la lectura”, dijo. “Con más tiempo en casa, me reencontré mucho con el espacio de la lectura”, coincidió Leonhard. Todavía no se ha creado el virus que pueda derrotar a los libros.
Para agendar
Hoy termina la primera edición de la Felba. Se la puede visitar en el Parque de la Estación (Perón entre Agüero y Gallo), de 12 a 19.
Esta tarde se hacen dos actividades. A las 16, Bibliómanos en vivo, con Eugenia Zicavo y Maximiliano Tomas, y la participación del público. A las 17:30, tendrá lugar la charla sobre “Harry Potter: el Fénix de la lectura” y su renacimiento durante la cuarentena, con Patricio Tarantino, Natalia Beroiz, Ayelén Vegagil Espósito, Lucas Baini y Cris Alemany.
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