Todas las identidades de Madame Nielsen, la escritora multigénero que ahora quiere convertirse en pájaro
Antes de la "resurrección" de la cantante, performer, artista y narradora Madame Nielsen, que participará de la undécima edición del Filba, ella fue por varios años el Ser sin Nombre ("y no el Artista sin Nombre", aclara). En verdad, no era tarea fácil carecer de identidad en una Europa de fronteras vigiladas, de 2001 en adelante, cuando las personas "sin papeles" que pudieran acreditar procedencia, trabajo o propiedades podían ser demoradas y, luego, deportadas. Tomó entonces el nombre de una persona que había fallecido y en el pasaporte usaba una fotografía de Andy Warhol hecha por Robert Mapplethorpe. Habían retocado solo los ojos de la imagen: en vez de la mirada impasible de Warhol pusieron la suya. "Aunque mi obra es muy diferente de la de Warhol, aprendí mucho de él", revela.
En Stanford, California, se había apropiado de la identidad de un profesor de semiótica que le había prestado el departamento, a tal punto que dio clases de esa materia durante un cuatrimestre en la universidad y votó por él en las elecciones municipales. Por años, el Ser sin Nombre fue un artista errante, que asumió diversas identidades en Dinamarca, Alemania, Irak y Afganistán, donde realizó con el grupo Das Beckwerk acciones utópicas. Esta es su primera visita a un país de América del Sur.
También había sido (si el verbo "ser" es útil a la hora de repasar un itinerario vital de múltiples posibilidades) el escritor y músico danés Claus Beck-Nielsen (nacido en 1963, en Aarhus), autor de cuatro novelas y de varios álbumes de rock, a quien se declaró muerto en 2001, poco después del derrumbe de las Torres Gemelas. En esa ocasión, se realizó un funeral y, años más tarde, debido a que varias personas insistían en hablar de Beck-Nielsen como si todavía estuviera vivo, decidió que se lo enterrara en un cementerio en la ciudad de Copenhague. Como no se podía enterrar el cuerpo real, en la ceremonia se decidió utilizar un muñeco, que oficiaba de doble. Para Madame Nielsen, que asume su dosis de megalomanía, la música de Beck-Nielsen hoy suena "demasiado masculina" y considera que la suya es mucho mejor. Sin duda, ella es la invitada ideal de un festival literario que se propone reflexionar sobre los límites y ciertos modos de desobediencia.
Desde 2013, renació como una "bella mujer de origen francés", como se define a sí misma en un bar notable de San Telmo, mientras bebe un jugo de naranja y se empeña en hablar en español. "Mi nombre actual es Lou Camille Nielsen, soy una mujer a la que le gustan las mujeres, es decir que soy lesbiana", declara. En sus primeras apariciones, vestía la ropa de su expareja, madre de sus dos hijos. Desde hace poco más de una semana se encuentra en Buenos Aires, alojada en una casa del barrio de San Telmo, pronta a participar de la nueva edición del Filba. Una vez que comience el festival, muy a su pesar, deberá mudarse a un hotel en Palermo, cerca de las sedes del encuentro internacional de literatura.
Yendo de la cama a la zona roja de Constitución
"Uno de mis proyectos cuando visito por primera vez una ciudad es caminar veinticinco kilómetros por un recorrido que atraviese zonas de diferentes arquitecturas, clases sociales y culturas –cuenta a LA NACION mientras despliega un mapa sobre la mesa–. En Buenos Aires, fui desde mi cama en San Telmo hasta la zona roja de Constitución, donde al anochecer hablé con las prostitutas, mujeres con vidas terribles y duras". Madame Nielsen paseó por Retiro, la Villa 31, Recoleta, Palermo ("el mismo barrio hipster que puedes ver en muchas ciudades del mundo"), Colegiales, Chacarita, Abasto. En el bolso llevaba una libreta de apuntes, un celular barato, lápiz labial y un libro de César Aira, Evasión y otros ensayos. "Él es un estilista", dictamina. En estos días leyó además dos libros de Julio Cortázar y una antología de cuentos de escritores argentinos del siglo XX. Entre sus autores admirados, figuran Stendhal, Marcel Proust, Claude Simon, Virginia Woolf, Marguerite Duras. "Y Sófocles y Eurípides", acota.
Novelista, artista, performer, compositora y cantante multigénero, forma parte del Movimiento Nielsen y del dúo musical The Nielsen Sisters, cuyos temas y videos se pueden escuchar y ver en su página web. Es autora de cuatro novelas y de un libro de ensayos. El verano infinito (2014), hasta ahora la única novela publicada en español (por el sello Minúscula), narra en clave de réquiem una historia de juventud, que fusiona erotismo y vagabundeo en una atmósfera de dulce decadencia.
En 2020, Minúscula lanzará Invasión, de 2016. Esa novela fue escrita al calor de una experiencia con refugiados sirios y afganos en 2015. "Crucé con ellos siete fronteras, de Grecia a Dinamarca –recuerda–. Cuando la ola de refugiados llegó a Europa, sentí una especie de llamado, de misión, y decidí acompañarlos. Quería involucrarme, no podía ser solamente una espectadora". Sus novelas más recientes, Det højeste væsen y Das monster, de 2017 y 2018 respectivamente, aún no están traducidas al español.
El domingo volverá a una residencia de artistas en Berlín, donde escribe su primera novela en lengua alemana. "La vida es corta y quiero explorar todas las posibilidades a mi alcance", dice con una sonrisa, los labios apenas pintados con rouge rosado.
Una utopía viviente
"Fui feminista durante muchos años, pero ahora, cuando todo el mundo dice que es feminista, ya no quiero ser feminista –responde–. Creo que me convertiré en un pájaro: soy delgada, tengo mucha fuerza de voluntad y mi nariz se parece a un pico". Para Madame Nielsen, los artistas deben correr riesgos y evitar a toda costa ser parte del clima de época. "Quiero ser una utopía viviente, caminante, una utopía que se mueve", resume. En su país, miembros de grupos radicales de políticas identitarias la criticaron cuando se presentó como una mujer negra en su espectáculo Black Madonna. "Me acusaron de blackfishing [suerte de apropiación de la cultura africana hecha por personas blancas], pero en realidad quería experimentar la vida de una mujer negra", destaca. Según ella, la raza aún es un tema tabú en Occidente.
Para Madame Nielsen, Buenos Aires se asemeja a una urbe de la vieja Europa, una Europa que ya no existe en Europa. "Es una ciudad melancólica y las personas son muy cálidas", dice. Alojada en la casa de una familia santelmitana, asistió a fiestas y a almuerzos, leyó diarios impresos en bares, sentada junto a una ventana, y se cortó el cabello con una peluquera argentina. El mundo del arte y de la literatura no le interesan tanto como la vida concreta, física, de las ciudades. No obstante, espera con entusiasmo el encuentro con los lectores y la audiencia en el festival porteño. El domingo brindará un concierto "acústico, íntimo y analógico" en el marco del Filba. Debido a los costos, los músicos no pudieron viajar con ella al hemisferio sur.
Antes de que llegue ese momento, Madame Nielsen visitará la Reserva Ecológica, para conocer el espacio verde más grande de la ciudad. "Allí me encontraré con mis hermanos, los pájaros", declara con entusiasmo. Una utopía viva camina por Buenos Aires.
Agenda Nielsen
Miércoles 25, a las 18, en el Auditorio del Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415)
Lecturas. Punto límite. Seis escritores narran aquel momento en que todo pasó a ser otra cosa.
Con Mme. Nielsen, Ángeles Salvador, Claudia Piñeiro, Jean Nöel Pancrazi, Maurene Mazars y Sebastián Martínez Daniell. Modera Eugenia Zicavo
Jueves 26, a las 18, en la Sala 511 del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151)
Panel. El quiebre. Tres autores piensan historias sobre el pasaje de la niñez a la adultez.
Con Mme. Nielsen, Daniel Saldaña París y Damián González Bertolino. Modera Raquel Robles.
Sábado 28, a las 22.30, en Tito Livio (Virrey Avilés 3502)
Recital performático. ¿Quién Madame Nielsen?
Por primera vez en Buenos Aires, la inclasificable escritora y cantante danesa en un concierto íntimo e irrepetible.