Tlön, Uqbar y los Aristogatos: una trama real que parece de ficción
La apertura de la sucesión de María Kodama dispara varias dudas: ¿podía la viuda de Borges “no dejar estipulado el destino del tesoro que daba sentido a su vida”?; ¿podía dejar ese legado “librado a la buena de Dios”?
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Un abogado penalista se postula para “inventariar los objetos personales de Borges”. No es un especialista en el mundo del Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, ni en el idioma analítico de John Wilkins; sus credenciales provienen de “el conocimiento que posee de la vida de Borges y la causante” (María Kodama). Esta exuberancia lo acerca más, acaso, al formidable Carlos Argentino Daneri, personaje de “El Aleph” que adora emplear expresiones abogadiles como ipso facto. Juntos, el abogado y la viuda de Borges se embarcaron en innumerables aventuras jurídicas, defendiendo a capa y espada en la vida real cada instancia donde Kodama veía violaciones a la ficción de su marido genial. En el mismo escrito, el penalista se declara acreedor de la herencia, que juzga vacante, porque Kodama nunca le pagó sus honorarios por un juicio que perdieron ambos , una querella que iniciaron contra Pablo Katchadjian, el autor de El Aleph Engordado.
Ahora es la historia oculta de la muerte de María Kodama la que se engorda de hipótesis, teorías y subgéneros, como el policial noir, la biopic del artista aislado por la viuda, el drama jurídico. La viuda era un personaje especial, una villana predilecta que el mundillo literario amaba detestar. María Kodama solía decir que Borges la había elegido porque era hija de japoneses y alemanes, de donde se deducía su rigor estoico, su obsesión por el detalle. Así, Kodama se presentaba como una especie de superheroína diseñada para cuidar celosamente la obra del genio. ¿Podía esa superheroína –donde algunos veían una bruja– no dejar un testamento, no dejar estipulado el destino del tesoro que daba sentido a su vida? ¿Podía deshacer décadas de querellas, y dejar el legado de Borges librado a la buena de Dios? ¿Era Kodama sólo una performer del género judicial?
La idea de que la obra de Borges pudiera quedar en manos del Estado argentino, a causa de una acción tan negligente, produjo escalofríos en el espinazo literario. Muchos creyeron que era una trama kafkiana, o dantesca, incluso borgeana. Olían, al menos, un gato encerrado. Pero quizás la trama esté más cerca de otro clásico: Los Aristogatos, de Walt Disney. En la película, una anciana dama deja su fortuna a sus amados gatitos; alarmado, el mayordomo decide hacer desaparecer a los felinos, para quedar él como heredero. Sin embargo, los gatitos prevalecen: lo último que se sabe es que aparecieron en forma de sobrinos.
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