Tiempos desquiciados
Las convulsiones políticas, naturales y de la cultura se hacen sentir en todo el planeta y todas las disciplinas. Los curadores de museos cabalgan esas olas con brío. Por ejemplo, la Galería de Arte Moderno, en Roma, expone la muestra Time is Out of Joint, concebida por Cristina Collu, su directora, y el crítico Saretto Cincinelli. Ambos seleccionaron obras de la colección, agregaron otras, y las dispusieron en distintas salas para ilustrar el lema de la exposición.
La frase Time is Out of Joint es una cita de Hamlet (Acto I, escena V). Aún hoy, los traductores no terminaron de encontrar las palabras satisfactorias para trasladar la frase a sus respectivos idiomas. Ese hecho fue señalado por Collu en su presentación. La directora enumeró algunas de las propuestas en italiano. Para time, entre otras, se empleó “tempo, mundo, natura”; y para out of joint, “desarticolato, sconesso”; en esta nota, elegí, más allá de sus debilidades, “tiempo desquiciado” (podría haber sido “desconyuntado” o “desarticulado”).
Collu puso a “convivir” en cada sala una deliberada variedad anárquica de piezas de distintos períodos y estilos, a veces separadas por un sesquicentenario. Por cierto, no faltó la referencia al feminismo. La directora señaló que se siente parte de una tradición de la mujer vinculada con una “subversión natural”, más que con el desorden. Citó al poeta francés, nacido en Egipto, Edmond Jabès: esa revolución anárquica es “uno de los momentos privilegiados en que se restablece nuestro equilibrio precario”, y se configura un íncipit, un comienzo.
Las obras están dispuestas de manera tal que pertenecen a tiempos estratificados, distintos y simultáneos, y pueden ser vistas e interpretadas, a la vez, como precuelas o secuelas recíprocas. Están unidas por un lazo de resonancia o correspondencia entre sí y los efectos pueden anteceder a las causas. El futuro y el pasado siempre están en el presente y, a la vez, más allá del tiempo. Así dialogan el trabajo de Cy Towmbly y 24 metros cuadrados, de Pino Pascali; La ola, de Courbet y Psique desvanecida, de Pietro Tenerani; Cleopatra, de Alfonso Balzico y Venus negra, de Mateo Maté; El tiempo en la habitación, de Giorgio de Chirico; y Ruinas de un mundo que fue, de Federico Cortese.
Una de las obras en exposición es La caída de Hyperion (1962), del pintor norteamericano Cy Towmbly, un lienzo en acrílico, pastel, grafito y óleo, que menciona en el título una de las rupturas del tiempo en la mitología griega: la sustitución del mundo de los Titanes por el de los dioses olímpicos, inspirada por el poema homónimo de John Keats, que aborda ese tema. Por otra parte, entre 1989 y 1997, el escritor estadounidense Dan Simmons escribió la premiada y popular tetralogía de novelas de ciencia ficción Los cantos de Hyperion. Esa serie narrativa también está inspirada en los poemas Hyperion (inconcluso) y El hijo de Hyperion, de John Keats.
Los personajes y la trama urdida por Simmons se mueven en mundos paralelos, en distintas galaxias y épocas que existen simultáneamente. Durante casi diez años se ha trabajado en un proyecto cinematográfico para trasladar a la pantalla, de televisión o de cine, Los cantos de Hyperion, de Simmons. En estos últimos tiempos, Bradley Cooper y el productor Graham King se interesaron en hacer una adaptación cinematográfica de tono épico, a la manera de Dune o El Señor de los Anillos.
La nueva localización de las obras de la galería romana rompe el orden cronológico y enfrenta escuelas y sensibilidades de amplio espectro en un ensayo que hace del visitante un ciudadano-flâneur del cosmos, en esta coyuntura descoyuntada y amenazante del siglo XXI. A la manera de un héroe de Simmons.