Tiempo de ventas récord
Cuenta Fernando García en su libro sobre Berni ("Los ojos ", Planeta, 2005) que cuando el rosarino ganó el Gran Premio de Grabado en la Bienal de Venecia, la noticia no mereció centimetraje en la portada de los diarios.
Aquel reconocimiento fue clave y marcó un derrotero en la carrera internacional del rosarino, que culminaría en una seguidilla de ventas récord en Nueva York, cuando fueron subastados "Ramona espera", "La gallina ciega" y "Chelsea Hotel", poco después del puntapié inicial dado por Mario O Donnell, como secretario de Cultura de la Nación, al adquirir para el MNBA "Orquesta típica", un Berni costumbrista que se exhibe en el MNBA de Neuquén.
Berni recibió el Gran Premio de Grabado en junio de 1962, sentado junto al suizo Giacometti. Pero fueron los récords neoyorquinos la razón merecedora del espacio y la foto en los medios locales e internacionales.
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En diciembre de 1986, cuando una pintura pasó la barrera de los 10 millones de dólares, el mundo de la información suspiró ante una obra de arte y consideró que valía un espacio en la tapa. El cuadro se llamaba "La rue de Mosnier aux paveurs ", una escena parisiense pintada por Monet que obtuvo en un remate 11 millones de dólares. Tres meses después, Christie s de Londres remataba "Los girasoles ", de Van Gogh, en 39,7 millones de dólares.
El récord de 135 millones de dólares logrado la semana última por una pintura de Klimt puede ser el comienzo de otra racha de récords. Es cierto que el retrato de Adele Bloch pintado por Klimt exhibe la "calidad museo", condición que le da haber pasado por el Metropolitan de Nueva York, la Nacional Gallery de Londres, el Orsay de París y el Belvedere de Viena. También es cierto que, en un mundo de pobreza extrema y riqueza inmensa, quedan pocas cosas que las grandes fortunas no puedan comprar.