“The Chair”. Shakespeare, Chaucer, Melville y Dickinson en una serie sobre la vida académica
En la producción de Netflix se recrean los conflictos y placeres de la vida universitaria en la actualidad, a medio camino entre la cultura de la cancelación y el amor por la literatura
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Como saben quienes vieron La sociedad de los poetas muertos, de Peter Weir, o leyeron Stoner, la novela de John Williams, los profesores de literatura pueden ser grandes personajes de ficción. Con el “Gloria en re mayor” de Vivaldi de fondo, Ji-Yoon Kim mira la universidad desde afuera, sentada en su auto. Luego entra, decidida, al edificio. Es su primer día como directora del departamento de inglés en la Universidad de Pembroke y ella es la primera mujer no blanca en ocupar ese cargo en una casa de estudios superiores donde, en oficinas y pasillos, no abundan los retratos de mujeres. En The Chair, la serie de Netflix de seis episodios protagonizada por Sandra Oh, la enseñanza de literatura como “reina” de las humanidades está en el centro de la escena. Ese núcleo de la serie queda evidenciado en el discurso de Kim ante sus compañeros de departamento. “No voy a endulzar esto. Estamos en una grave crisis. Las inscripciones han bajado más del 30%. Nuestro presupuesto está siendo destruido. […] Pero en estos tiempos sin precedentes, tenemos que demostrar que lo que hacemos en el aula. […] es más importante que nunca y tiene valor para el bien público. Lo que les enseñamos no se puede cuantificar o anotar en un currículum como habilidad”. A continuación, la flamante directora (especialista en la obra de Emily Dickinson) cita al ensayista estadounidense Harold Bloom. Del “Gloria” vivaldiano a la meláncolica “Calling All Angels”, del dúo de Jane Siberry y k. d. lang, Ji-Yoon Kim hará en The Chair un sinuoso camino de (re)aprendizaje.
“La clave de la nueva comedia de Netflix, creada y escrita por Amanda Peet y Annie Wyman, consiste en los desafíos que asumen las mujeres a la hora de transformar ciertas estructuras en las que deben insertarse -escribe Paula Vázquez Prieto en su reseña para LA NACION-. En este caso, es el mundo educativo, en el que colisionan las demandas de los directivos y sus exigencias de fondos provenientes de las matrículas y los esponsors, los viejos docentes y sus formas tradicionales de enseñanza, y los jóvenes estudiantes y sus demandas de renovación. En esa espesa marea navega la doctora Kim, eslabón intermedio entre todos esos tironeos, quien busca conciliar sin ceder, llegar a buen puerto sin perder el barco ni la tripulación”. Otras claves de la serie son la “cultura de la cancelación” (que encuentra en las redes sociales una vía rápida de difusión), los feminismos de las distintas generaciones, los derechos de las minorías y la discriminación por edad (encarnada en un trío de profesores veteranos que corre el riesgo de ser jubilado a la fuerza).
“¿Por qué usa tantos guiones?”, le pregunta una estudiante a Kim cuando leen en clase el célebre poema de Emily Dickinson que comienza así: “La esperanza es esa cosa con plumas / que se posa en el alma, / y entona melodías sin palabras”. Si bien la mayoría de las referencias literarias de The Chair provienen de la cultura inglesa -Chaucer, Herman Melville, Nathaniel Hawthorne, Dickinson y la chicana Gloria Anzaldúa, Samuel Beckett y, por supuesto, Shakespeare-, el debate sobre el modo de enseñar literatura trasciende los conflictos de la imaginaria universidad estadounidense.
Los métodos de la directora para revitalizar el departamento de inglés son bienintencionados pero no infalibles. Como al seminario de uno de los profesores veteranos (sobre literatura epistolar del siglo XIX) asisten pocos alumnos, la nueva directora decide que se sume al de la única profesora negra de Pembroke, que dicta su curso sobre “sexo y novela”, y al que van decenas de estudiantes. Cuando esta profesora, amiga de Kim, les pide a los estudiantes que tuiteen las mejores frases de Moby Dick, causa desconcierto en su colega. “Es demagógico”, dictamina. Sin embargo, encuentra su límite cuando el decano de la universidad y su esposa le proponen contratar al actor, escritor y casi doctorado David Duchovny, que sorprende a la directora con la musicalización de un poema de Wallace Stevens.
“Si bien tenemos decenas de series sobre hospitales y tribunales, no existen muchas producciones audiovisuales de ficción que aborden la vida universitaria -dice el profesor y ensayista Carlos Scolari a LA NACION-. Hay autores como David Lodge o J.M. Coetzee que han escrito sobre ese entorno, pero hasta ahora la ficción audiovisual tenía una deuda pendiente y The Chair comienza a llenar ese lugar. ¿Por qué este vacío? Supongo que mucha gente piensa que la universidad es un lugar aburrido donde nunca pasa nada, pero sabemos que en realidad es un espacio atravesado por infinidad de conflictos, miserias y tensiones, y algún acto de heroísmo, que no tiene nada que envidiar a la clínica del Dr. House o al estudio de abogados de The Good Fight”. La primera novela de Scolari, La Gran Enciclopedia Argentina (Factotum), llegará a las librerías esta semana.
Para el autor de Narrativas transmedia: Cuando todos los medios cuentan, la producción de Netflix se apoya en un sólido grupo de actores y en la protagonista, tan atribulada como encantadora. “Tiene por momentos toques de comedia, que no me entusiasman mucho, pero, al menos en la primera temporada, ha abordado cuestiones que están a la orden del día, como el choque generacional o el tratamiento de temas como el nazismo desde una perspectiva que, redes sociales de por medio, termina siendo ‘políticamente incorrecta’ y lleva a un acto de cancelación”. Uno de los casos más recientes de esta situación, que se repite en varias universidades, tuvo como protagonista al profesor de literatura comparada César Domínguez, acusado de antisemitismo cuando propuso dar el seminario “Auschwitz/Gaza: un campo de pruebas para la literatura comparada” en la Universidad de Santiago de Compostela.
EN PRIMERA PERSONA | Leer es comparar
— CTXT (@ctxt_es) August 28, 2021
El profesor de literatura comparada en la USC, César Domínguez, se defiende de las acusaciones de antisemitismo recibidas por titular su seminario 'Auschwitz/Gaza: un campo de pruebas para la literatura comparada'.👇 https://t.co/rYtyGvHGcH
“La serie puede gustar o no, pero era hora de que ciertas temáticas, prácticas y relaciones tuvieran su espacio en la ficción televisiva y es un primer acercamiento a la microfísica del poder universitario”, agrega Scolari que no ve muchas conexiones entre el tema de la serie y el caso de la profesora que “adoctrinaba” en una escuela secundaria del conurbano bonaerense. “Más allá de la presencia inquietante de las redes sociales que derrumban las paredes del aula y la convierten en un espacio totalmente público abierto a todo el mundo, en esta primera temporada de The Chair no hay grietas políticas o partidarias”, concluye.
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