
Testimonio social
TANKA CHAROWA Por Lorenzo Stenchina (Eudeba)-168 páginas-($ 16)
DESDE la costurerita que dio el mal paso, de Carriego, y la Margot del tango de Celedonio Flores; desde los ásperos versos de Nicolás Olivari y la Clara Béter de César Tiempo a los personajes de algunas novelas de Manuel Gálvez y Arlt, la prostituta fue un estereotipo literario que despertaba natural compasión ya que, en los ejemplos mencionados, se alude siempre a su condición de víctima.
Esta novela, la primera edición es de 1934, tiene la virtud de documentar con vigoroso realismo un ambiente y una época (la llamada "década infame"), así como los ultrajes que debieron sufrir las mujeres traídas con engaño desde Europa por la Zwig Migdal y otras organizaciones, para ser obligadas a ejercer la prostitución. Escrita cuando el problema tenía palpitante vigencia -los prostíbulos se clausuraron oficialmente en 1936-, Tanka Charowa es "una novela que postula simultáneamente, sotto voce , un ensayo", como afirma María Gabriela Mizraje en su extenso y erudito prólogo.
"Pupilas" de diversas personalidades pero unidas todas por su doloroso destino, "madamas", rufianes, cocainómanos y otros tipos marginales desfilan por estas páginas que bien podrían reemplazar a un estudio sociológico. El valor del libro es más testimonial que literario. A Stanchina, escritor del grupo Boedo, le interesaba más la denuncia que el estilo. De todas maneras, nos parece importante la reedición de una novela que retrata el mundo lóbrego de la prostitución en el Buenos Aires de los años 20 y 30 y es, a la vez, representativa de aquel movimiento literario que, enfrentado al de Florida, desdeñaba "la revolución en el arte" y propugnaba "el arte para la revolución".