Tesoros escondidos de la Academia Nacional de Bellas Artes
Hay dibujos de LeCorbusier y partituras de Ginastera; 50 años después, planean exhibirlos
Donde fue el comedor de la mansión que perteneció al diplomático chileno Matías Errázuriz y su esposa, Josefina de Alvear -hoy una de las salas del Museo de Arte Decorativo-, se exhiben los "papeles íntimos" del archivo familiar de otra pareja de la alta sociedad porteña -Alfredo González Garaño y María Teresa Ayerza-, que configuran un variopinto tesoro desconocido hasta ahora. Se trata de cuarenta dibujos y pinturas que les dedicaron o les obsequiaron amigos personales, entre los que figuran grandes caricaturistas, artistas, pintores y arquitectos, como Pelele, Le Corbusier, Alberto Prebisch, Gregorio López Naguil y Pedro Blanes Viale.
Estaban guardados en el archivo de la Academia Nacional de Bellas Artes desde hacía más de medio siglo. Y nunca habían salido de ella. "Muchas de estas obras son de los años veinte, cuando se pasa del art nouveau al art déco", dice Alberto Bellucci, presidente de esa Academia, de la que González Garaño fue también uno de sus miembros.
"Este año, cuando la Academia celebra sus ochenta años de existencia, quisimos exhibir algo de todo lo valioso que hay en sus archivos. Así, nos encontramos una caja, en el legajo de González Garaño, con estos papeles, pequeños, pero fantásticos -contó Bellucci-. Ellos no tuvieron hijos y donaron sus colecciones de óleos al Museo de Bellas Artes, más de tres mil libros a la Biblioteca Nacional, muebles al museo de Arte Decorativo y sus papeles íntimos a la Academia."
El patrimonio de la Academia de Bellas Artes contiene también obras valiosas de otros artistas que fueron sus miembros, como la libreta de croquis de viaje de Alejandro Christophersen; partituras de Alberto Ginastera y Gerardo Gandini; cuadros de Josefina Robirosa, Raúl Soldi y Juan Mele, a los que este año se sumaron las donaciones de Jorge Tapia, Guillermo Roux y Alfredo Bigatti. Según contó Bellucci, el proyecto es poder tener un lugar para exhibir de forma permanente o temporaria ese acerbo patrimonial. La de González Garaño, que estará abierta hasta el 27, podría ser entonces el primer paso hacia ese espacio que, quizá, devenga en museo de la Academia de Bellas Artes.