Terminó el “pacto secreto” por Indira, la hija extramatrimonial de Gabriel García Márquez
La noticia de que el premio Nobel colombiano es el padre de una cineasta mexicana, de unos 30 años, sonó como un estruendo, pero en el círculo íntimo lo sabían hacía años
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CIUDAD DE MÉXICO.– Los grandes escritores entregan su vida a su propia epifanía. Para consumarla o evitarla, terminan por servir a la “súbita manifestación espiritual” del pasado, como la entendía James Joyce. Acaba de suceder con el premio Nobel de Literatura de 1982 Gabriel García Márquez y la noticia de una hija oculta, nacida en México hace tres décadas de una relación extramatrimonial con la periodista Susana Cato, exalumna suya en la Escuela de Cine San Antonio de los Baños (Cuba) y coautora de algunos guiones de sus películas. La joven se llama Indira Cato y, al igual que Rodrigo –uno de los dos hijos que el autor tuvo en su matrimonio de 57 años con Mercedes Barcha– también es cineasta.
La revelación la hizo anteayer el periodista Gustavo Tatis Guerra en el periódico El Universal de Cartagena de Indias y cita como su fuente a Dasso Saldívar, biógrafo del autor de Cien Años de Soledad. A ocho años de la muerte de Gabo y dos del fallecimiento de su viuda, el descubrimiento es como un estruendo en la trama vital del reconocido escritor, que se ocupó de racionar los detalles públicos de su vida personal. En Vivir para contarla (2002), García Márquez se ocupó de narrarla, pero desde hace unas horas un nuevo capítulo comenzó a escribirse. Ahora, sin la intervención del laureado escritor.
El despertar de un rumor
En su testimonio, Tatis Guerra relata que la existencia de una hija de García Márquez fue “un rumor que volvió a despertarse con recelo en los funerales del escritor en el Palacio de las Bellas Artes” en esta misma ciudad, en 2014. Y aleteó “como un viento inesperado” en el departamento madrileño del biógrafo de Gabo, Dasso Saldívar, el autor de El viaje a la semilla, y en la casa de Gerald Martin en Londres. “Era un secreto que nadie se atrevía a nombrar”, escribe el periodista colombiano en una nota para el diario El País de España. En 2019, los tres llegaron a un “pacto secreto” para rastrear a la niña y “buscar la mejor manera de contarla”, pues nadie se atrevía a mencionar la relación entre el escritor y la periodista “por veneración a Mercedes Barcha”, para quien fue “un cataclismo emocional” enterarse de la noticia. Coincidieron en que Tatis Guerra era el mejor para darla a conocer. Sucedería en el mismo periódico en el que el Premio Nobel se inició. Los García Márquez, asegura, apenas supieron de la existencia de esa hija “la acogieron con la calidez y el cariño de ser miembro de la estirpe”. Una acogida que “generó conflictos” con la esposa del escritor.
La mexicana Susana Cato, hoy de 61 años, conoció al escritor colombiano en un taller de escritura que dictaba en Cuba. Creó el argumento del cortometraje El espejo de dos lunas, dirigido por Carlos García Agraz, con guion de García Márquez. La prensa local refiere que fue corresponsal de la revista Cambio en México, para la que entrevistó a García Márquez en el reportaje “En Colombia, el escritor no tiene más remedio que cambiar de oficio”. Es autora del libro Ellas. Las mujeres del 68 (Ediciones Proceso), una serie de entrevistas a mujeres que vivieron ese tiempo, con prólogo de Elena Poniatowska. Indira Cato, quien decidió que llevaría el apellido de su madre, estudió Literatura Dramática y Teatro en la Universidad Nacional de México. Es productora del documental Llévate mis amores (2014), dirigido por Arturo González Villaseñor. Cuarenta y ocho horas después de la publicación en el diario de Cartagena, ninguna de las dos mujeres hizo aún declaraciones y, aunque en Internet circulan fotos de Indira (llamada así en honor a Gandhi), sus redes sociales están inactivas.
Un pacto de silencio
Allegados a la familia de García Márquez en Ciudad de México rechazaron hacer declaraciones sobre los trascendidos. “No las habrá”, hicieron saber a LA NACION. Quién sí habló a la agencia EFE fue Gabriel Eligio Torres García, sobrino del Nobel colombiano y autor del libro La casa de los García Márquez, que aseguró que conocía la existencia de su prima Indira Cato. “Es un poco tímida, ha sido un proceso bastante lento el acercamiento a la familia”.
Consultado también por LA NACION, el periodista y escritor catalán Xavi Ayén, autor de Aquellos años del boom: García Márquez, Vargas Llosa y el grupo de amigos que lo cambiaron todo (Debate, 2019), reveló que sabía de la existencia de la hija del escritor desde 2009: mientras trabajaba en la monumental investigación de 800 páginas, que le llevó diez años, nada menos que la agente literaria Carmen Balcells le había hecho esta revelación. “No tengo que hablar hipotéticamente. Ella me dio esta noticia a mí off the record, algo que sabemos los periodistas que debemos respetar. Fueron años de trabajar con ella y consultar sus archivos. Había una relación de confianza que permitió que una tarde en su despacho me lo contara. Yo no pude utilizar nada”, recordó ayer. El autor –un “perseguidor de Premios Nobel”– agregó: “Yo no diría que era un secreto a voces. En algunos ambientes se comentaba. Pero no se había extendido el nombre de la persona. En el círculo estrecho pues sí conocían de la existencia”.
Ayén entrevistó a García Márquez en la Navidad de 2005. Sus largas horas de conversación resultaron en un reportaje publicado en febrero de 2006. Esa nota dio la vuelta al mundo: el padre del realismo mágico confesaba que había dejado de escribir. “Entonces, ni yo le pregunté ni él me dijo nada”, cuenta ahora. Sobre por qué Balcells –la “mamá grande” cuidaba hasta el más íntimo detalle de sus representados– decidió compartir el secreto con él, el autor especuló que acaso fue por confianza y algo de astucia. “Tuve con ella una relación de mucha confianza. La oficina de su agencia está enfrente de la redacción del diario donde trabajo, en La Vanguardia, y hubo un tiempo en que iba todos los días, me quedaba a comer. Me lo dijo sabiendo que yo no lo iba a contar. A ella le preocupaban sus autores. Era muy lista. Sabía que si me lo contaba de esta manera, era imposible que si yo lo averiguaba más tarde, luego pudiera revelarlo. Era una manera de blindar la información. Habrá pensado: ‘si se lo digo yo, y le digo que es off the record, no lo va a decir. Es una especulación mía”, dijo sobre Balcells, que murió 2015.
En cuanto a la relación de la familia García Márquez con Indira Cato, Ayén sostuvo: “Sé que hubo un apoyo económico. Una cosa es que no la reconociera y otra cosa que no se ocupara. No solo Gabo. Rodrigo y Gonzalo también la conocen. Lo que se ha publicado es correcto. No era una persona a la que hubieran olvidado, todo lo contrario. Lo trataban con discreción”.
Gabo no pudo lograr que parte de su descendencia escapara al destino de sus ancestros paternos. Su padre y su abuelo –hijos no reconocidos– adoptaron el apellido materno. Fue el secreto de un patriarca. La postergación de su epifanía.