Temores y temblores
En una nueva entrega del detective Parker, John Connolly presenta una intriga mafiosa con un vertiginoso final
En 1982, en Pastor's Bay, pequeña localidad del estado de Maine, Lonnis Midas y William Longenheimer, de catorce años, violaron y asesinaron en un establo a Selina Day, una niña negra de la misma edad. Detenidos y juzgados, fueron condenados a cumplir diez años de cárcel en una prisión con pabellón para convictos menores.
Treinta años después, dos hechos instalaron nuevamente aquel crimen en escena: la misteriosa desaparición de otra adolescente, Ann Kore, y los mensajes anónimos, acompañados de fotos comprometedoras, que empezó a recibir Randall Haight, identidad que adoptó Longenheimer tras recuperar la libertad. Asustado y temiendo ser vinculado con el nuevo caso, Haigth contrató al detective Charlie Parker. Ignoraba que ése sería el comienzo de su perdición.
Cuervos es la undécima novela de John Connolly (Dublín, 1968) protagonizada por Parker, a quien muchos llaman "Bird" por la similitud de su nombre con el apodo del célebre saxofonista. Nuevamente, en esta continuidad de la serie que le ha dado fama mundial, el autor profundiza en la delgada urdimbre que suele separar el bien del mal, extremos que con frecuencia asedian a Parker y le generan un fuerte debate interno. Esta vez, al aceptar trabajar para alguien que ha protagonizado un hecho aberrante, pero lo convence la posibilidad de que el asunto que preocupa a Haigth le dé pistas para develar lo sucedido con la niña Kore.
Interviene también un hecho del pasado: su primera mujer y su hija fueron asesinadas salvajemente y él nunca ha podido encontrar un indicio que explique el terrible episodio. La densidad de esa asignatura pendiente se hace presente como un trasfondo obsesivo de las búsquedas que emprende, cuando se pone al acecho de un criminal movido por lo siniestro y lo perverso.
La trama va progresivamente incorporando una sucesión de personajes, entre ellos, un jefe mafioso de Boston y sus secuaces, integrantes de una banda dedicada al tráfico de drogas y de armas; otro grupo de delincuentes dispuestos a ajustar cuentas con aquéllos; un policía encubierto; otro no encubierto, pero sí de retorcidas tendencias; un agente del FBI con un inexplicable cometido, y una mujer que parece normal en su trabajo aunque en su vida privada es una psicópata que no duda en apoyar la tenebrosa naturaleza de su hijo. También entra en acción la infaltable pareja gay conformada por Ángel y Louis, ladrones y asaltantes retirados, estrafalarios y sagaces amigos de Parker, al que ayudan con enorme eficiencia en sus investigaciones.
El desarrollo de la trama, habilidosamente dosificado, incluye un condimento "muy Connolly": las secuencias de carácter sobrenatural, que no pocos especialistas en policial negro consideran una transgresión en detrimento de la pureza del género. No obstante, a estas alturas, el novelista irlandés sabe -y no se equivoca, por cierto- que se trata de una variante muy seductora para sus lectores.
El vertiginoso final, acorde con un desarrollo general que es tal vez el más violento de la serie, hasta el punto de que coloca a Parker muy cerca de ser ultimado, depara varias y sorprendentes revelaciones. Un aspecto sobre el que cabe hacer referencia es la curiosidad de no haberse respetado el título original, Alma ardiente , en español. Es cierto que los cuervos pululan en un esquelético árbol, a la entrada del pueblo, y que además de ser sombríos testigos de la historia representan a muchos de sus partícipes, pero la denominación por la que optó el autor establece una pauta mucho más elocuente, porque sintetiza la lacerante intimidad de Parker al enfrentar esta intriga, con temor y temblor.
Cuervos
John Connolly
Tusquets
Trad.: Carlos Milla Soler
380 páginas
$ 138
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