Teatro, lunfardo y rock, un solo corazón: nuevos ingresos en la Academia Argentina de Letras
Jorge Dubatti y Oscar Conde se incorporan por voto unánime; son especialistas en áreas “fundamentales en el estudio de la lengua”, consideró la presidenta Alicia Zorrilla
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Dos destacados investigadores y escritores se suman a la Academia Argentina de Letras (AAL): el profesor, investigador, crítico e historiador teatral Jorge Dubatti (Buenos Aires, 1963), y el poeta, ensayista, profesor e investigador especializado en el estudio del tango y el lunfardo Oscar Conde (Buenos Aires, 1961).
Dubatti -que obtuvo el Diploma de Honor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y, en 2007 y 2017, dos Premios Konex en las categorías de crítica literaria y crítica de espectáculos- fue elegido miembro de la AAL el 11 de mayo. Ocupará el Sillón Ventura de la Vega. Es autor, entre otros libros, de Teatro y territorialidad. Perspectivas de filosofía del teatro y teatro comparado, Batato Barea y el nuevo teatro argentino, Teatro matriz, teatro liminal, y Cien años de teatro argentino. Es, además, subdirector del Teatro Nacional Cervantes.
Conde, que es miembro de la Academia Porteña del Lunfardo y de la Academia Nacional del Tango, profesor de lenguas clásicas, de lengua española y de literatura argentina, y director de proyectos de investigación y de tesis doctorales y postdoctorales, fue elegido el jueves pasado. Ocupará el Sillón Juan Cruz Varela. Ha publicado, entre otros títulos, Lunfardo. Un estudio sobre el habla popular de los argentinos; Diccionario etimológico del lunfardo; Charly García, 1983. Acerca de Clics modernos, y los poemarios Cáncer de conciencia, Gramática personal y La risa postergada.
“Ambos académicos enriquecen a nuestra Academia en dos áreas fundamentales que atañen al estudio de la lengua en la Argentina”, destaca el comunicado que firma la presidenta de la AAL, la profesora e investigadora Alicia María Zorrilla. Los dos fueron votados de forma unánime por sus pares.
Entre los objetivos de la AAL, establecidos en el artículo 1° de su estatuto, figuran “contribuir a los estudios lingüísticos y literarios, conservar y acrecentar el tesoro del idioma y de las formas vivientes de nuestra cultura; estimular los múltiples aspectos de la creación literaria, como elementos esenciales de la cultura argentina; velar por el uso correcto y pertinente de la lengua, interviniendo por sí o asesorando a las autoridades nacionales, provinciales, municipales o a los particulares que lo soliciten, y fomentar y estimular la labor intelectual”.
“Lo recibí con gran alegría e infinita gratitud, me siento muy honrado -dice Dubatti a LA NACION-. Desde muy jovencito me sentí cercano espiritualmente a la AAL y estuve atento a su actividad. Empecé mi trabajo como investigador, a los diecinueve años, bajo la dirección del gran maestro Antonio Pagés Larraya, que me hablaba mucho del trabajo que hacía en la Academia. En 1989 me otorgaron el Premio de la AAL al mejor egresado de la Carrera de Letras de la UBA. Siempre conseguí las publicaciones de la AAL, sus boletines y libros, que tengo casi completos en mi biblioteca”.
Por su especialización, estará abocado a los temas teatrales. “En su diversidad: léxicos, historia, investigación, edición, premios de dramaturgia -destaca-. En las últimas décadas ha cambiado la forma de pensar las relaciones entre teatro y literatura. Se reconoce que el teatro genera muchos territorios literarios. No solo las dramaturgias diversas (preescénicas o de escritorio, escénicas y postescénicas, de autor, director, actor, adaptador), sino también testimonios, memorias, críticas, periodismo, manifiestos, historias, tesis, ensayos y notas, escrituras de espectadores sobre el teatro. Las literaturas, en plural, del acontecimiento teatral componen un universo vastísimo”.
“No soy el primer académico que investiga sobre teatro -concluye Dubatti-. En la historia de la AAL y en el presente hubo y hay grandes especialistas en teatro argentino y universal; sin ser exhaustivo me gustaría nombrar a Juan Pablo Echagüe, Enrique García Velloso, José León Pagano, Alfredo de la Guardia, Celina Sabor de Cortazar, Raúl H. Castagnino, Jorge Cruz, Oscar Martínez, entre otros. El desafío es estar a la altura de tan prestigiosa y productiva tradición”.
Sus libros más recientes son Estudios de teatro argentino, europeo y comparado, Teatro Nacional Cervantes: el primer siglo, Maestros del teatro en Morón, con entrevistas a Eugenio Barba, Mauricio Kartun y Sergio Blanco, entre otros creadores, publicado por el Teatro Municipal Gregorio de Laferrère de Morón.
“Recibí la noticia con una enorme alegría, por supuesto, y también me pareció extraordinario saber que inmediatamente antes había sido elegido Jorge Dubatti, al que admiro muchísimo -dice Conde a LA NACION-. No creo poder parangonarme con él, del mismo modo que no creo que pueda parangonarme con la mayoría de los miembros de la AAL”.
El investigador y poeta (que estudia la literatura lunfardesca y el argot del lunfardo desde el punto de vista lingúistico y lexicológico, y las letras de tango, del rock y el free-style argentino), recibió la noticia con cierta sorpresa. “Tenía algún conocimiento previo de que iban a proponer mi nombre, pero no sabía cuándo iba a ser ni cómo iba a resultar la votación. Me halagó mucho que fuera por unanimidad. Sé que los académicos que impulsaron la candidatura fueron Rafael Oteriño, Eduardo Álvarez Tuñón y Santiago Sylvester, y que un académico al que respeto mucho, José Luis Moure, que esta de licencia, envió una carta de apoyo a mi ingreso. Les estoy agradecido a todos ellos y al cuerpo académico entero. Me llena de orgullo y me pone tremendamente feliz”.
Conde tiene su punto de vista sobre la relación de las academias americanas con la Real Academia Española. “Tendré que empaparme de las posturas del resto de los académicos de cuáles son las relaciones de la AAL con la RAE, pero me da la impresión de que ya no cabe que las academias de América Latina tengan con la RAE una relación de sumisión a las normas implantadas y dirigidas desde Madrid, sino una más productiva y autónoma. Me queda claro que el lema histórico de la RAE, ‘Limpia, fija y da esplendor’, no tiene nada que ver con la realidad actual de una academia, que lo tiene que hacer es estudiar los fenómenos de la lengua y el porqué de los cambios”.
En los próximos meses, se publicará la obra poética reunida de Felipe Fernández Yacaré, el primer poeta lunfardo que publicó Versos rantifusos en 1916, al cuidado de Conde y Claudio Martínez; el flamante académico, además, trabaja en un libro de textos inéditos de Enrique González Tuñón y, junto con el escritor Andrés Kischner, en el proyecto de publicación de la obra completa de Enrique Santos Discépolo. En 2021, en la Academia Porteña del Lunfardo, Conde presentó el trabajo “Dos dramaturgias del ‘cuento del tío’: Memorias de un chorro”, sobre guiones publicados en la revista Memorias de un chorro en 1921.
Este año fallecieron dos académicos de la AAL. En abril, el escritor y exembajador Abel Posse y el escritor y editor Luis Chitarroni, en mayo.
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