Tatiana Viola, jugar sin prejuicios
La joven artista emergente presentó en Palermo su primera exposición de cuadros donde confluyen materiales y técnicas diversas
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“El arte se convirtió en un canal para expresar lo que me cuesta poner en palabras. A través del arte puedo hablar honestamente”, dice a LA NACION Tatiana Viola, a los 26 años, una artista argentina emergente, que presentó anoche su primera muestra, Therapy, en la Casa Meraki de Palermo Soho.
La mezcla de materialidades es una constante en todas las obras de esta exposición: retazos de ropa, crayones, lápices, plastilina, cartas, cueros, lanas, hilos, papeles y otros objetos recuperados, convergen en lienzos pintados no solo con óleos y acrílicos, sino también, por ejemplo, con vino o mate. “No me gusta limitarme a trabajar con un solo material, creo que se trata de ir jugando sin prejuicios”, comenta Viola y cita luego a Pablo Picasso, quien señalaba que si bien todos los niños nacen artistas, lo difícil es seguir siéndolo al crecer. “De niños, todos tenemos esta mentalidad de jugar, pero después la vida se vuelve más seria y estructurada y empezamos a perder la habilidad de ser libre”, complementa. Por eso ella busca experimentar con distintos materiales, y entonces, cada vez que va al taller, prueba con algo nuevo, para buscar otras formas de devolverle vida a las cosas, con una veta lúdica.
Su proceso creativo puede implicar visitas a mercados de pulgas [como el de Dorrego], para recolectar libros antiguos o marcos, y guardarlos en su taller hasta encontrarles un nuevo espacio dentro del cuadro y resignificarlos. “Tengo pilas de cosas que voy eligiendo y ubicando cuando pinto. Al empezar una obra no tengo una idea clara. Comienzo con uno o dos colores y de a poco van apareciendo las formas”, cuenta. Menciona a Jean-Michel Basquiat como uno de sus referentes. Destaca de él su libertad artística.
En general, los trabajos de Viola están presentados en atriles. Solo un cuadro cuelga sobre un barral, en la pared. Pequeñas instalaciones acompañan sus obras recreando rincones de su taller: hay pinceles, brochas, espátulas, y hasta pantuflas y botellas de vino.
Las temáticas son variadas: los animales (caballos, ovejas, vacas), paisajes y una bandera azul y blanca hablan de la argentinidad. Pero también hay vestidos, zapatos, caras felices y tristes. Además de la mezcla de materiales, las imágenes que crea se entrelazan con palabras, formando capas visuales que invitan a detenerse y explorar, a mirar y a volver a mirar, para seguir el juego.
Antes de incursionar en el mundo del arte, Viola se desempeñó como publicista para marcas de moda en Manhattan, Nueva York. Estudió Negocios Internacionales en Boston College, y Diseño en Parsons School of Design. Vivió toda su vida en Estados Unidos hasta que volvió al país, hace dos años.
En redes: @madameTSV
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