Tan lejos, tan cerca
Cuatro protagonistas se entrecruzan en un mismo escenario en una obra que explora el pasado desde la densidad del presente
Cinco campanas es la última novela de Gail Jones, escritora australiana nacida en Harvey en 1955, cuya biografía en Wikipedia -aparte de la lista de sus libros- aporta menos de 300 caracteres, a pesar de que ha escrito cinco novelas y dos volúmenes de cuentos, y de que su obra ha sido muy premiada. Aunque es un hecho reciente, Gail Jones ya no es totalmente desconocida para el público argentino, dado que en abril de este año participó en el dictado de un seminario organizado por el Nobel sudafricano J. M. Coetzee, quien dirige la cátedra Literaturas del Sur, en la Universidad Nacional de San Martín. En coincidencia con esa visita apareció la primera versión castellana de Cinco campanas, traducida a la variedad rioplatense.
Cuatro son los protagonistas de esta novela de estructura coral, que los acerca y los mantiene separados sobre un mismo escenario: la ciudad de Sidney, más precisamente, su famoso Muelle Circular. Dos de ellos ya se conocen y, después de 20 años, a sus treinta y pico, planean un reencuentro. No ha pasado mucho para Ellie, una chica de pueblo del sudoeste australiano, que se ha mudado a la gran ciudad para hacer una maestría. Su recuerdo de James es intenso: un compañero de escuela, un amigo, un primer gran amor en los comienzos de la adolescencia. Para el atormentado James, quien carga con una gran culpa, algunos fracasos y muchos fármacos, "ella era el único pasado que podía admitir". Su condición de estudiante sobresaliente le abrió un camino de promesas en buenas instituciones educativas, al tiempo que lo alejó de su pueblo natal, de Ellie y de su madre, que se quedó sola en un estado de incipiente locura.
Las otras dos protagonistas son Catherine y Pei Xing. Sus historias tienen un casual y poco trascendente punto de contacto, apenas se rozan en el breve presente de la novela, que sólo abarca un sábado de enero. Catherine es una periodista irlandesa radicada en Londres; el asesinato de la periodista Veronica Guerin "terminó de convencerla de que era mejor ejercer el periodismo en el extranjero". Pero su mudanza es también una fuga: de su familia y de la tristeza de Dublín. Al morir su muy querido hermano Brendan en un accidente automovilístico, Londres ya no resulta lo suficientemente lejano para mantenerla a salvo del recuerdo que tanto la atormenta. Una oferta de trabajo en Sidney le presta auxilio para seguir poniendo distancia. Por diferentes razones, también Pei Xing corre hacia Australia a fines de los años ochenta para reunirse con su hermano, cuando el gobierno chino deroga su condición de enemiga política y le permite salir del país. Las primeras víctimas del régimen de Mao habían sido sus padres, detenidos y ejecutados en la década del sesenta, luego de que comenzara la Revolución Cultural. Poco después, Pei Xing sufriría la cárcel y una larga temporada en un campo de trabajo para su "reeducación".
En Cinco campanas es evidente la destreza de Jones para hacer que el lector vea la imagen no como adorno y exhibición de buen prosista, o como presentación didascálica de una escena, sino como síntesis de una idea o situación dramática. La trama, de superficie reducida, se hunde una y otra vez desde el presente, que explora el pasado a partir de "la densidad del aquí y ahora". La misma plenitud y profundidad narrativa que Eric Auerbach hallaba en la obra de Virginia Woolf, la autora que más de un crítico recuerda al leer a Jones. Pero la Sidney de Cinco campanas no es culturalmente británica; es internacional y multiétnica: un territorio para una literatura de tradiciones convergentes.
Cinco campanas
Gail Jones
Unsam Edita
Trad.: Teresa Arijón
248 páginas
$ 190