Sobre los problemas de vista de los escritores se escribió mucho. De Joyce se dijo que era miope y luego se descubrió que padecía hipermetropía -veía mal de cerca, algo que algunos críticos usaron para explicar su estilo. Borges fue quedándose ciego, pero, como él mismo dijo en una conferencia sobre la ceguera, no vivía en la oscuridad sino en una especie de niebla azul y verdosa, y uno de los colores que más extrañaba era el negro. En terrenos más contemporáneos, la escritora mexicana Guadalupe Netel hace de su ojo trunco el rasgo que define su vida en la novela El cuerpo en que nací.
En Wei Wei, la primera novela de la dramaturga y directora de teatro Agostina López, la narradora se define a sí misma como una miope, y en ese gesto define una sensibilidad y también una forma de escribir. Así comienza la novela: "Lo que está lejos no llega a formarse, se llena de bruma y niebla, y se escapa a la forma, son sólo contornos, intentos, personas que no puedo distinguir... Pero a medida que me acerco a eso que quiero ver, doy pasos, algo empieza a tener una referencia en el mundo, es algo que puedo expresar con palabras... Hay que estar cerca, bien cerca, para ver y comprender".
La novela comienza cuando una joven escritora aterriza en una residencia de artistas en Francia para escribir. La residencia, el proceso mismo de la escritura, son el marco de la novela. A partir de entonces se despliega un tejido de relatos sobre su universo íntimo -la relación con el novio, las amigas, la familia que documentan obsesivamente la vida cotidiana, dejando ver los hilos invisibles que unen a unas personas con otras.
Por momentos pareciera que la miopía de la protagonista la lleva a no medir la distancia entre ella y los otros. En el capítulo llamado "Ariel", una remake genial del relato "Las fotografías" de Silvina Ocampo, un joven regresa a su casa después de un accidente en silla de ruedas y la protagonista, que es casi de la familia, se ve obligada a llevar a cabo una serie interminable de fotos familiares. Después de lo cual se encierra en la pieza con el chico para darle un beso infinito, como si hubiera querido ver tan de cerca su objeto de estudio que hubiese quedado pegada a él. En el capítulo "La oscuridad", una amiga le muestra los pechos monstruosamente grandes en una noche de pileta, y ella se aleja sin querer ver. Luego esa misma amiga es violada en un callejón; al visitarla en la cama del hospital, la protagonista le pide perdón por no haber estado cerca para cuidarla.
De alguna forma, la miopía es un excusa para estar muy cerca, demasiado cerca de las cosas. Pero también es una excusa para tomar distancia, perder el foco, como el miope que se excusa de no saludar porque no ve de lejos. La novela dice adherir a una nueva forma de escribir, la "escritura prematura": "Una escritura que nace antes de tiempo, antes de que las ideas lleguen a desarrollarse". Pero se podría pensar que lo que inventa Agostina López es una escritura miope: se acerca tanto al mundo que describe que los bordes entre ficción y realidad se borran para hacer visible todo lo que está pasando acá y ahora, tan cerca que ya no se ve.
La autora es escritora, dramaturga y directora de teatro