Suscita polémicas un programa que permite vigilar el e-mail
Se puede saber qué hizo el destinatario
NUEVA YORK (The Herald Tribune).- Durante una reciente búsqueda de trabajo, Donald Bell se vio tentado de "pinchar" su propio e-mail. Bell había enviado decenas de currículum a posibles empleadores y recibió pocas respuestas.
Quería saber si había sido rechazado o si los mensajes no habían sido leídos. Gracias a una característica oculta de los últimos programas de e-mail, Bell pudo saber -sin ser descubierto- que la gente realmente abría sus mensajes. Con el software de una compañía de Corea del Sur que descubrió en Internet hasta pudo determinar con precisión el momento en que sus e-mails habían sido leídos y si habían sido reenviados a alguien más.
"Me sentí un poco mal porque esto no se puede hacer con el correo postal -dijo Bell-. Pero el e-mail es algo distinto." El no es el único que aprovecha este software para monitorear qué pasó con sus mensajes.
En un momento en que muchos usuarios de Internet se han unido con los avisadores y rastrean los clics anónimos a través de la Red, la frontera de la guerra por la privacidad se extiende ahora al ámbito más personal del e-mail "in box".
Ahora las empresas de marketing tienen más en cuenta en qué temas sus clientes abren sus pedidos por mail y en qué momento del día; aducen que el consumidor se beneficia, ya que esa información se utiliza para enviarles promociones más personalizadas. Aquellos que han utilizado estos servicios de rastreo por e-mail manifiestan que se sienten autorizados a controlar su propia correspondencia.
Pero los defensores de la privacidad sostienen que tales prácticas abren una ventana de control en una esfera privada de las comunicaciones. Lo comparan con alguien que deja un mensaje en el contestador automático del teléfono y es alertado en el momento en que usted lo oye.
Correos con imágenes
Más problemático aún, afirman, es que esa misma tecnología puede ser utilizada para agregar una dirección de e-mail a sitios de la Web. Según argumentan los defensores de la privacidad, relacionar los datos recolectados mediante las cookies (pequeños archivos con datos que algunos sitios Web depositan en forma automática en las PC de los visitantes) será irresistible para los mercados que buscan identificar los hábitos de compra y los gustos de los consumidores.
Los datos en links (enlaces), agregan, pueden ser consultados por las oficinas legales, compañías de seguros, empleadores o cualquier otro que necesite sólo un e-mail para encontrar los datos de las actividades de un individuo en la Web.
La tecnología en cuestión parece inocua: la habilidad de los últimos programas de e-mail de enviar y desplegar imágenes. Los que envían e-mails usan las características, basadas en el lenguaje de la Red, para crear mensajes llenos de color conocidos como correo HTML (el lenguaje en el que se escriben las páginas Web).
Pero muchos también utilizan el correo para colocar imágenes que son invisibles para quien las recibe. Los especialistas en marketing las llaman pixel tags y manifiestan utilizarlas para evaluar el éxito de una campaña por e-mail. Los especialistas en marketing, los más asiduos usuarios de esta técnica, dicen que es parecido a la práctica común entre los avisadores de rastrear en qué avisos los navegadores cliquean más.
Los riesgos
El surgimiento del correo HTML puede contribuir a leer el e-mail como si fuera un sitio de la Red, con todos los riesgos de seguridad que esto implica. Mientras que algunos programas de e-mail, como Outlook Express y Eudora, dan la posibilidad de bajar las imágenes del correo HTML, otros, como América OnLine 6.0 y el Hotmail basado en la Web, no la dan.
Algunas personas que reciben newsletters por e-mail dicen no importarles si el que las envió sabe cuándo abre un mensaje, especialmente si se trata de avisarle sobre una oferta en la que podrían estar interesados. Pero otros creen que se viola su derecho a comunicarse sin ser observados. Y en los EE.UU., donde el correo postal está protegido por una ley federal, la noción de que leer el e-mail no sea más un acto privado desconcierta.
Saber cuántos suscriptores abren realmente el correo electrónico se ha convertido en una medición importante por la cual las compañías de newsletters venden publicidad.
Además, los individuos pueden utilizar Postel Services, la compañía de Corea del Sur que usó Bell para conocer el destino de sus solicitudes de trabajo. Los mensajes que se envían por sus servidores tienen archivos de gráficos pequeños. Cuando el destinatario abre el mensaje, Postel recibe el aviso y alerta al remitente. Pero, sea cual fuere la utilidad de monitorear cuándo se abre un simple e-mail, es abrir una puerta a una información más personal, lo que incomoda a algunos.
El principal motivo de preocupación es que empresas de publicidad, como DoubleClick y 24/7 Media, ya rastrean la navegación de 10 millones de usuarios de Internet, en forma anónima, por medio de cookies .