Susana Lange: "La pareja de Oliverio Girondo y Norah era muy adelantada para la época"
La sobrina de Norah Lange, la escritora que era además mujer del autor de En la masmédula, es la encargada de cuidar su legado y su memoria; la relación con Borges y la profecía de García Lorca
MADRID.- Sus tías le dieron apenas una hora para llevarse lo que quisiera del departamento que acababa de quedar huérfano. Otra tía, Norah Lange, había fallecido pocos días antes. Susana Lange cargó todo lo que pudo en su Fiat 600, estacionado frente al Teatro Colón. Entró y salió del ascensor innumerables veces y, como en El nombre de la rosa cuando el fraile franciscano Guillermo de Baskerville advirtió que la biblioteca estaba por desaparecer, seleccionó de modo torpe algunos libros mientras el fuego le pisaba los talones. Días después, se remató el contenido de esas habitaciones y objetos encantados, testigos de un capítulo fundamental de las letras argentinas. "Nadie imaginaba que esos libros eran tan valiosos ni que yo luego me iba a meter en todo esto", dice desde Madrid donde viajó para inaugurar una muestra homenaje al matrimonio conformado por Oliverio Girondo y Norah Lange, un evento que coincide con el medio siglo de la muerte del poeta que cortó las amarras de la lógica.
"Todo esto", explica Lange [se pronuncia, dado su origen noruego, "langue"], es muchísimo y artesanal. Ella guardó durante años en el altillo de su casa de Martínez, incluso durante tres años que vivió en los Estados Unidos, libros y objetos del matrimonio emblema de la vanguardia rioplatense. Por ejemplo, el poeta adoraba el cartel de la calle Tronador, en Belgrano R, donde vivió, y cuando se mudó, lo tomó de la vía pública y se lo llevó. Susana Lange lo conserva. Cada vez que un investigador contacta a la sobrina de los poetas, lo recibe en su casa y así fue aprendiendo no solo literatura. Se ha convertido en una cazadora al acecho pero que antes que atacar, recolecta. Es custodio de la memoria, la obra y los objetos de los escritores. Logró tipiar textos manuscritos y fue adquiriendo -con su propio dinero- de modo paciente objetos de Girondo y de su tía. Es una labor minuciosa que requirió una prolija catalogación de un material de diversa naturaleza. Ahora trabaja en un epistolario de Norah, cartas que fue recabando, donde habla del proceso creativo de una artista y de aquel momento de ebullición intelectual. "Necesito diez años más de vida. Me tengo que mantener físicamente y mentalmente", dice Lange.
En Madrid, Lange recorre la muestra en homenaje a sus tíos en el Museo del Escritor, creado por los argentinos Raúl Manrique Girón y Claudio Pérez Míguez, quienes además presentan Oliverio Girondo y Norah Lange un matrimonio literario, recorrido iconográfico (Del Centro Editores). Ellos poseen una colección notable de piezas de los poetas y exhiben, además de las primeras ediciones de todas las obras de los autores, una reliquia: una colección infantil de 1939, dirigida por Girondo, que sembró la semilla de la editorial Sudamericana, y que reunía El niño Dios, un relato de Leopoldo Marechal, y Cuaderno de San Martín, ilustrado por Antonio Berni.
Lange viajó a Grecia para la presentación de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922), que se acaba de traducir al griego. Celebra también la reedición de "un libro perdido" de Girondo, Interlunio (1937), que tuvo hasta el momento una sola edición, y que este año fue presentado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, editado por Lamas Médula, en el marco de una colección llamada Interlunio. También firmó un contrato en Inglaterra para traducir Personas en la sala (1950), de Lange.
-¿Qué opina de El lado oscuro del corazón, de Eliseo Subiela, cuyo protagonista, un poeta llamado Oliverio, recita poesías de su tío?
-Tenía mucho miedo porque me habían mostrado antes el script y pensé que podía ser sensacional o que podría ser un desastre. Fui con una prima mayor. Ella estaba azorada... la cara de susto que tenía. Pero a Oliverio le hubiera encantado. Me invitaron al estreno y abracé a todo el mundo cuando terminó la película. La pasé genial. A partir de ahí empezaron a pedirme permisos para la obra de Girondo y se puso su nombre otra vez en un lugar destacado.
"Norah quería morir cinco minutos después de Oliverio, pero vivió 5 años más", recuerda a su tía, quien falleció cuando ella tenía 30 años. "Era una pareja adelantada para la época. Si bien se casaron, convivieron antes de hacerlo. Todo un escándalo para la época", recuerda junto a la imagen de un espantapájaros, ícono de la obra de Girondo.
-¿Cuál era la relación de Girondo con Borges?
-Amigos no eran, pero tampoco eran enemigos. Discutían, pero de creación literaria. Borges decía que Girondo era un "Peter Pan de la literatura". El día que murió, me consta, le dio un beso en la frente y se quedó ahí, mirándolo. Me interesa que se sepa esto: en algún momento se dijo que Borges estuvo con Norah y eso es mentira [Edwin Williamson, en su biografía Borges, una vida, por ejemplo]. Compartían primos hermanos porque la hermana de la madre de Norah estaba casada con el hermano del padre de Borges. Había una diferencia de edad entre Borges y Norah y él la descubre cuando ella tenía 15 años.
-En los colegios se estudia la dicotomía Florida/Boedo, ¿cómo vivían ellos, miembros de Florida, esta distinción? ¿Existía enfrentamiento tal entre sus miembros?
-Era un juego. Ella decía que era un chiste, que eran todos amigos y que alguien después, gente que escribió sobre ellos, agrandó esas diferencias. En la Richmond de Florida se reunía Borges, y en la otra mesa estaban los de Boedo. Se conocían todos. Nicolás Olivari era miembro de los dos grupos. No eran enemigos.
-¿Cómo fue el encuentro entre Lange y Federico García Lorca?
-Cuando Lorca viaja a Buenos Aires se hacen muy amigos con Oliverio y Norah, en especial con ella. Estaban juntos todo el tiempo. Cuando él está por regresar a España ella trata de convencerlo para que no se fuera. Lorca le escribe una carta a Norah donde le decía que ella tenía razón, que pronto lo matarían.