Su estrecho vínculo con LA NACION
Aquí publicó sus primeros poemas y escribió durante muchos años su mirada de la realidad
La relación de María Elena Walsh con La Nacion nació en su más tierna infancia. "Aprendí a leer con La Nacion", contaba cada vez que la conversación llevaba a su niñez en Ramos Mejía. Resulta que, a los cuatro años, una vecina comenzó a enseñarle a leer y escribir con el diario.
Poco después, La Nacion se convirtió en el primer periódico en publicar un poema suyo en sus páginas literarias, en 1945. La autora tenía 15 años y unos meses antes había visto publicados sus primeros poemas en El Hogar .
Desde entonces, fue una asidua colaboradora del diario. Primero con sus poemas, luego con ensayos y artículos, y en las últimas dos décadas con análisis de la realidad que la mostraban con una personalidad fuerte y de una honestidad intelectual sin medias tintas.
Aquella niña precoz se había convertido en una promesa literaria. Muchos de los poemas publicados en La Nacion integraron su primer libro, Otoño imperdonable (1947, a los 17 años), por el que recibió el segundo premio Municipal de poesía (era demasiado joven para ocupar el primer puesto) y con el que comenzó un camino que la llevaría con prestigio por otras expresiones artísticas.
Ya en aquellos primeros textos escritos para La Nacion, Walsh se muestra como una analista, más cerca de la sensibilidad que del academicismo. El primero fue El mejor artífice , artículo sobre Ezra Pound publicado el 30 de abril de 1949, donde en pocas líneas hace un análisis de la vida y la obra del gran poeta, muy cuestionado en esos tiempos, cuyas palabras finales son: " Los Cantos (la gran obra de Pound) son como la radiografía de una complicada digestión: comprensible tal vez para los doctores en eruditas disciplinas mentales, pero negativos velados para la mayoría de las minorías".
Mientras tanto, publicaba sus poemas, como el soneto Las luces (1949) o El bosque de agonías (1950), hasta llegar a Complicidad de la víctima , duro poema publicado en 1979, en plena dictadura, con los versos finales: "Por eso permanezco/ fiel a iniquidades y censores./ Al fin y al cabo me porté bien,/ supe negociar/ mi pálida y frágil sobrevivencia".
Su ironía sirvió para defender la lengua cuando en 1996 escribió en el suplemento Cultura La eñe también es gente , ante el debate de quitar esa letra del abecedario por las necesidades de Internet: "La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe. ¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe!".
OBRAS INOLVIDABLES
Fragmentos de una novela infantil, de dos de sus poemas convertidos en canciones de mayor éxito entre los niños y de una de sus obras de teatro
Dailan Kifki, Novela
"Llegamos por fin a La Plata y, después de tomar un buen chocolate con pan con manteca y azúcar para reponer fuerzas, fuimos derechito al Observatorio Astronómico. Nos atendió un viejito muy simpático. Nos dimos cuenta de que era el Director porque tenía las solapas llenas de polvito de estrellas y un cachito de cola de cometa enredado en la peluca. Como era un poco sordo tardó tres horas en entender que lo que queríamos era mirar por el telescopio a un elefante volador con un Bombero arriba. Cuando por fin entendió, se desmayó. Lo reanimamos con un té de peperina y una galletita….
Manuelita la tortuga, Canción
"Manuelita vivía en Pehuajó / pero un día se marchó. / Nadie supo bien por qué / a París ella se fue, / un poquito caminando / y otro poquitito a pie
Manuelita una tarde se miró / en un charco y se afligió / Dijo: -Yo no sé por qué /estoy arrugándomé, / si desde hace ochenta años / tengo cutis de bebé….
La vaca estudiosa, Canción
"Había una vez una vaca /en la Quebrada de Humahuaca. / Como era muy vieja, muy vieja, / estaba sorda de una oreja. / Y a pesar de que ya era abuela / un día quiso ir a la escuela./ Se puso unos zapatos rojos, / guantes de tul y un par de anteojos. / La vio la maestra asustada / y dijo: -Estás equivocada. / Y la vaca le respondió: / -¿Por qué no puedo estudiar yo?/ La vaca, vestida de blanco, / se acomodó en el primer banco. / Los chicos tirábamos tizas / y nos moríamos de risa. / La gente se fue muy curiosa / a ver a la vaca...
Doña Disparate y Bambuco, Obra de teatro
Disparate y Bambuco: -¡La Mona Lisa habla!!!!
Giran lentamente para volver a mirarla…
Actriz: -Y, soy italiana…
Disparate: -Claro y estar callada durante tantos siglos debe de darle unos calambres…
Bambuco: -¡Y un hambre…!
Gioconda: -¡Uf, cómo me gustaría comer unos tallarines… unas lasagnas a la pommarola…!
Disparate: -Venga, salga con nosotros, la invitamos…
Bambuco: -¿Quiere un chicle globo?
Disparate: -¡Shsh