El fotógrafo estadounidense, autor de la célebre imagen de la “niña afgana” que ilustró la tapa de la revista National Geographic en 1985, habló con LA NACION sobre su próxima muestra en Buenos Aires y sobre las críticas que recibió por retocar imágenes
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“No”, contesta tajante, hacia el final de la entrevista, cuando se le pregunta si considera válido retocar imágenes. Una respuesta que sorprende al provenir de Steve McCurry, autor del célebre retrato de la “niña afgana” que fue tapa de la revista National Geographic en 1985, quien provocó hace siete años un debate global sobre el tema cuando se descubrió que había manipulado algunas de sus fotos para descartar personas y objetos.
Uno de los fotógrafos contemporáneos más consagrados se defendió entonces diciendo, entre otras cosas, que él no era un reportero gráfico. Ahora, a días de inaugurar a mediados de mes en La Rural la muestra Icons -una retrospectiva con sus imágenes más icónicas, tomadas en distintos continentes-, insiste en que su intención es transmitir “una visión del mundo”. “Si quiero ir a un lugar, prefiero fotografiar a mi manera personal –dijo a LA NACION en una entrevista por Zoom desde Filadelfia, su ciudad natal-. No quiero trabajar y ser dirigido, o tener una lista de compras que me dé un editor o una revista. Trabajo en mi propia historia”.
Una historia como la de Sharbat Gula, la refugiada con la que se topó en Paquistán en 1984, y cuyo nombre permaneció en el anonimato hasta que volvió a encontrarla 17 años después, tras una intensa búsqueda. Desde entonces, según él, siguen en contacto. “Espero que esa fotografía haya tenido un efecto positivo, para que la gente pueda ser empática con estas personas que muchas veces se encuentran en grandes dificultades por causas ajenas a ellas”, dice mientras se dispone a viajar una vez más a Asia. Reconocido con algunos de los premios más prestigiosos a lo largo de cuatro décadas de carrera, registró conflictos bélicos y trabajó para la prestigiosa agencia Magnum.
-¿Cuál es la diferencia entre esta muestra que se está por inaugurar en Buenos Aires y las dos anteriores que se exhibieron en la Argentina?
-Esta es más amplia, más completa. Creo que las fotografías están bien impresas, y el tamaño y la presentación son de un nivel realmente alto.
-¿Cuántos países visitó?
-No los conté, pero fueron muchos.
-¿Cuáles son las historias detrás de sus fotos que más lo conmovieron?
-Creo que las historias que han sido más importantes para mí fueron las que cubrí en India, la Guerra del Golfo, en Afganistán, en Birmania...
-Pero, ¿recuerda alguna historia en particular que lo haya conmovido más?
-Ah, sí, muchas historias. Tal vez la Guerra del Golfo. Fue una gran catástrofe ambiental que afectó a todo el mundo, pero en particular a los países del Golfo. Fue bastante trágico. Y tal vez el 11 de septiembre fue otro momento que tuvo un impacto en mí.
-¿Estuvo en Nueva York el 11 de septiembre?
-Sí.
-¿Cubrió la historia para los medios?
-No, yo estaba ahí como neoyorquino, no trabajaba para una revista, fotografié por mi cuenta.
-¿Por qué le interesa sobre todo centrarse en la población de los lugares que visita? ¿Qué es imprescindible para hacer un buen retrato?
-Un retrato debe revelar algo sobre la persona, sobre su carácter. Debería decir algo sobre nuestra común humanidad, debería tener un elemento emocional. Creo que un buen retrato es aquel que no se puede olvidar. Uno que se queda contigo.
-Como el de “la niña afgana”. ¿Cree que esa fotografía eclipsó el resto de su obra?
-Nunca pienso en eso. Creo que cada día es un nuevo día, espero nuevas experiencias, conocer gente nueva... No me preocupa esa imagen ni lo que la gente piense. Creo que tenés que hacer lo mejor que puedas y seguir adelante, y ser positivo.
-¿Sigue en contacto con Sharbat Gula desde aquel reencuentro, 17 años después de la primera foto? ¿Sabe cómo y dónde vive hoy?
-Sí, vive en Italia.
-¿Ha hablado con ella?
-Sí, muchas veces.
-¿Y cómo está ahora?
-Ella está bien. Sus hijos van a la escuela, tienen buena atención médica, están seguros y protegidos. Así que creo que todo es muy positivo.
-¿Cree que su fotografía contribuyó a crear conciencia sobre el tema de los refugiados, a nivel global?
-Espero que haya tenido un efecto positivo, para que la gente pueda ser empática con estas personas que muchas veces se encuentran en grandes dificultades por causas ajenas a ellas. Viven vidas muy prósperas y luego, de repente, a través de algún tipo de guerra, se encuentran sin hogar, sin sus cosas. Así que espero que tengamos una mirada compasiva hacia ellas, porque necesitan toda la ayuda que podamos brindarles.
-Usted impulsa una fundación que se llama “ImagineAsia”. ¿A qué se dedica?
-Estamos apoyando la educación de algunas niñas, escuelas y maestros. Con útiles y materiales, principalmente en Afganistán.
-En 2016, en una entrevista con LA NACION, pronosticó que el futuro de la fotografía estaba en Instagram… ¿Por qué? ¿Qué piensa sobre Instagram y el futuro de la fotografía ahora?
-Creo que es una forma de comunicarse, es una forma de compartir tu trabajo. Hay muchas otras formas. Tal vez no sea la más importante, pero ciertamente está ahí y puedes mirar las fotografías de tus amigos y colegas, y de otras personas. Creo que es una buena herramienta, es tan buena como tú la haces. Hay muchas conversaciones maravillosas y la gente entra en discusiones sobre el mundo, sobre el arte... Es como cualquier cosa: puedes involucrarte con buena o mala literatura. Solo hay que tener discernimiento y encontrar cosas que sean edificantes, formativas, educativas, y que tengan la filosofía y el propósito correctos.
-¿Qué piensa hoy sobre las críticas que recibió con respecto a la manipulación de las imágenes? ¿Cómo afectó eso a su carrera?
-Creo que siempre estamos tratando de mejorar, de trabajar de la mejor manera posible. He hecho eso toda mi vida. A veces hay un paso en falso, pero trato de continuar de manera positiva y hacerlo mejor en el futuro.
-Ahora no hace fotografía documental, trabaja en sus propias historias, ¿es así?
-¿Que significa eso?
-Trabajaba para National Geographic, y cuando recibió esas críticas dijo que no hacía fotografía documental sino que trabajaba en sus propias historias... ¿Eso es lo que hace ahora?
-Estoy haciendo lo mismo que siempre he hecho: encontrar lugares y situaciones que me interesan. Estoy haciendo lo mismo que hacía cuando fui a la India por primera vez en 1978. No hay ninguna diferencia en cuanto a mi enfoque de la fotografía.
-Ahora fotografía para sus libros y muestras, ya no trabaja para...
-Trabajo en muchos proyectos diferentes: libros, exposiciones, encargos...
-¿Pero ya no trabaja para National Geographic?
-Si quiero ir a un lugar, a un país, prefiero fotografiar a mi manera personal. No quiero trabajar y ser dirigido o tener una lista de compras que me dé un editor o una revista. Trabajo en mi propia historia. No quiero que me dirijan a ir aquí y hacer esto y aquello, con una fecha límite... Estoy feliz de ir y fotografiar a mi manera, en mi propio tiempo... Y no se trata de dinero, que es muy poco. Puedo permitirme hacer estas cosas.
-A eso me refería con mi pregunta anterior: prefiere trabajar con sus propias historias y no se considera un reportero gráfico, ¿es correcto?
-Me considero ante todo un fotógrafo, diría, más que un documentalista... Si querés ponerle una etiqueta. Probablemente sea más fotografiar el mundo tal como es, a mi manera... Interpretar el mundo y fotografiar una visión del mundo, y concentrarme en las cosas que me fascinan y las historias que quiero contar. No estoy fotografiando para una revista, no estoy fotografiando para un periódico... Estoy fotografiando el mundo, lo que encuentre que valga la pena dedicarle tiempo.
-¿Y considera que en esa forma de trabajar es válido retocar algunas partes de las imágenes?
-No.
-¿No es válido borrar algo de una imagen?
-No.
-Pero hizo eso antes, ¿o no?
-Hablamos de eso en tu última pregunta. ¿Querés continuar con eso? Creo que respondí esa pregunta.
Para agendar:
Icons, retrospectiva de Steve McCurry curada por Biba Giacchetti, con más de 100 fotografías de gran formato. Desde el 15 de febrero en el Pabellón Frers de La Rural. Entradas: $3500 (www.laruralticket.com.ar/event/steve-mccurry-icons). Una colaboración entre Sold Out y Sudest 57, presentada en Buenos Aires por S2BN y DGE.
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