“Sold Out”: arteba, con obras agotadas y vendidas por docenas
La feria cierra hoy otra edición en el Centro Costa Salguero con buen ánimo y una demanda que volvió a asombrar: ya no quedan piezas disponibles de varios artistas
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“Ya vendimos todas las obras de Ana Won: está Sold Out”, anunciaban el jueves por la noche los directores de la galería Constitución, antes de que arteba abriera al público en el Centro Costa Salguero. Desde entonces, consultados por LA NACION, otros colegas confirmaron la tendencia en esta edición de la feria, que termina hoy con más de 40.000 visitantes y nuevos compradores.
La galería Cosmocosa mandó a comprar varios rollos de cinta dorada para entregar con moño varias obras, entre las cuales se contaba una serie entera de Antonio Berni con un título muy apropiado: La obsesión de la belleza. Incluye una pintura de gran formato vendida por una cifra de seis dígitos en dólares, similar a la que se pagó en Barro por otra de Guillermo Kuitca.
Desde Cott tuvieron que ir a buscar obras de Verónica Gómez a su nueva sede de San Telmo, inaugurada días atrás con una muestra de la artista, que protagonizará otra exposición desde septiembre en el exCCK. “Les vendimos a cuarenta nuevos compradores, es un buen indicio”, observó Gabriel Cott, su director, que participa por segunda vez de arteba.
Luego de que el Malba comprara una pintura de Gómez, el primer día de la feria, su galería vendió otras quince piezas suyas y una docena de Andrés Paredes. Tres veces tuvo que renovar el stand, desde donde partieron obras de Renata Juncadella, Lucila Gradin y Florencia Levy hacia la colección Balanz y a los museos MAC de Salta y el Moderno.
Esta última institución porteña sumó a su colección un récord de 15 obras, y el coleccionista Alec Oxenford compró otra docena. Vasari vendió todas las de Alfredo Prior; la galería W agotó las de Ramiro Quesada Pons, Florencia Sadir, Max Gómez Canle, y Cristina Schiavi, y NN las de Amanda Tejo Viviani, la Porkería Mala y Eva Moro Cafiero. Estos son sólo algunos ejemplos, que confirman la variedad que ofrece la feria y el amplio rango de precios: en arteba se pueden conseguir desde cerámicas por 4000 pesos, en el flamante espacio Fiorito Gourmet, hasta un Berni de medio millón de dólares.
“Está apurado porque quiere ver el auto”, decía en el baño la madre de un nene de unos cinco años, en referencia a una escultura de Daniel Basso exhibida por Calvaresi que había salido publicada en LA NACION, señalada por Marta Minujín como su obra favorita de la feria. Una urgencia similar demostraron los coleccionistas y curadores extranjeros, que adquirieron obras para importantes museos como el Guggenheim de Nueva York y el español Reina Sofía. “No lo pueden creer: se llevan de a varias porque allá estas obras valen un cero más”, comentó una curadora que acompañó a un grupo de visitantes europeos.
Las razones del éxito parecen ser varias, según señalaron varios expertos. “Los artistas argentinos son extraordinarios –sostuvo en tanto Larisa Andreani, actual presidenta de la fundación-. Los galeristas aportaron una oferta de gran calidad, con muy buenos precios. Los museos y los coleccionistas han encontrado piezas valiosas, y además arteba tiene un público fiel que solo compra en feria, ya que luego de tantas ediciones se consolida como un ámbito de confianza”.
“Creo que hay dos motivos principales –señaló Oxenford, expresidente de arteba, coleccionista y fundador de OLX, LetGo y Alpha Capital–. La calidad de las obras en la feria, que ha sido verdaderamente excelente y con un rango de precios muy amplio. Y la caída de la inflación, que hace que muchos estén optimistas con el futuro y dispuestos a gastar más”.
“Hay mucha plata blanca en dólares en el país y el dólar está planchado; el ánimo socioeconómico ha mejorado”, coincidió Juan Cambiaso, creador del Premio En Obra, que este año logró el récord de 25.000 dólares. “Hubo una excelente selección de calidad propuesta por las galerías –destacó Jacobo Fiterman, otro expresidente de arteba que acompaña a la fundación desde sus comienzos-. Y es una oportunidad única de adquirir obra de calidad internacional a un valor que solo se da en el arte argentino”.
A todas estas hipótesis suma otras Facundo Gómez Minujín, también miembro del Círculo de Presidentes de arteba: “Siempre aparecen algunas obras inéditas, que estaban en colecciones privadas y no estaban a la venta. Se genera una suerte de círculo virtuoso: todo el mundo empieza a hablar entre sí, y dan ganas de comprar. Como en ninguna otra feria, acá se encuentran galerías de buen nivel, coleccionistas, empresarios, periodistas, directores y curadores de museos. Todo el mundo quiere estar en arteba”.
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