Sigue el debate. Sarlo le responde al director del Museo Malvinas y Caparrós opina: “¿A quién le cambia que esas islas sean inglesas o no?”
“El nacionalismo es una mística inútil, no una forma de encarar problemas actuales y verdaderos”, dijo la intelectual a LA NACION, que recuerda su experiencia en las islas en 2013; se suman voces en las redes
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Siguen las repercusiones por las declaraciones de la ensayista Beatriz Sarlo acerca de la soberanía argentina en Malvinas. Luego de que la intelectual dijera en LN+ que las islas eran “territorio británico”, el director del Museo Malvinas, el escritor, periodista y veterano Edgardo Esteban invitó a la escritora a conocer la institución situada en Santiago Calzadilla 1300. “Es una referente a la que siempre respeté más allá de las diferencias -había expresado Esteban a LA NACION-. Estuve más de cinco veces en las islas y, más que al paisaje escocés, el de las islas se parece al de nuestra Patagonia. Me gustaría invitarla a que venga a recorrer el Museo Malvinas y que entienda por qué tenemos estos siglos años de historia y lo que significa Malvinas”.
Consultada por este diario, Sarlo agradeció al director del museo su respeto y aprecio. “En la escuela me enseñaron que si quería debatir con alguien, sentarme a tomar un whisky o salir a caminar, debía escribirles unas líneas o llamarlos por teléfono, o recurrir a algún amigo común, en vez de mandarles una invitación por el diario -respondió-. Si se la invita por los diarios, es porque se busca publicidad a costa de otro y porque se quiere pronosticar un debate y, last but not least, asegurarse el diario como espacio de repercusión”. La autora de Una modernidad periférica indicó que era “muy dura” a la hora de discutir ideas políticas o estéticas.
Sarlo agregó que era “muy difícil” que el director del Museo Malvinas pudiera debatir en serio con “alguien que, como yo, ha tenido las posiciones que tuvo y tiene frente a la invasión militar que Leopoldo Galtieri planeó para salvar una dictadura que ya estaba cayéndose, y salvarla del modo que eligen las dictaduras: encender el fuego patriótico”. Contó además que había estado en Plaza de Mayo en abril de 1982. “Fue humillante, populista, del peor nacionalismo aventurero, que produjo la muerte de esos conscriptos correntinos y de otras provincias pobres que fueron embarcados hacia el sur -remarcó-. Allí terminaron con frío y tratando de conseguir comida en la casa de los falklanders. Fue una aventura innoble, de cuyos detalles recibí muchos relatos cuando estuve allá. Repito: todos los que amen las Malvinas deberían pasar un invierno en las islas”. La autora viajó a las islas en 2013 para escribir una serie de notas para LA NACION sobre el referéndum que se hizo sobre el estatuto político del territorio (en el que el 99,8% de los habitantes votó a favor de que las islas siguieran siendo consideradas “territorio británico de ultramar”). Esas crónicas están incluidas en su libro Viajes. De la Amazonia a las Malvinas. “En este país, el nacionalismo es una mística inútil, no una forma de encarar problemas actuales y verdaderos”, sintetizó Sarlo.
[OPINIÓN] 📻 La mirada de @martin_caparros sobre las Malvinas, por @radioconvos899.
— Diario Con Vos (@diarioconvos) August 6, 2021
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Esta mañana, el escritor Martín Caparrós, en diálogo radial con el periodista Ernesto Tenembaum, dijo que Malvinas era “el penúltimo de los problemas de la Argentina” y que “el orgullo nacional” no eran las Malvinas, sino “darle de comer a todo el mundo”. “¿A quién le cambia que esas islas del Atlántico Sur sean inglesas o no lo sean? -se preguntó-. Este es el relato por excelencia. Las Malvinas tienen alrededor de doce mil kilómetros cuadrados. Es casi exactamente el millón de hectáreas que tiene Benetton en la Patagonia, pero la preocupación son las Malvinas. No sé si las Malvinas son o no son argentinas. Me da igual, me importa muy poco y creo que debería importarnos muy poco”. También contó que desde la editorial Penguin Random House le habían advertido que debía corregirse un mapa que aparece en su próximo libro -Ñamérica, que se lanzará en septiembre y se anuncia como “la crónica definitiva de un territorio inacabable: Hispanoamerica”- porque faltaban las islas.
A su vez, luego de ser interpelado en la red social Twitter, el escritor Martín Kohan también se refirió al affaire Malvinas. “Valoro a los intelectuales que me plantean una exigencia de elaboración conceptual, esté o no esté de acuerdo con lo que dicen. No se trata de atacar o defender, sino de pensar y discutir”, tuiteó el autor de Dos veces junio sobre las declaraciones de su exprofesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Qué tristeza me dan las declaraciones de Beatriz Sarlo sobre Malvinas. Tristeza y vergûenza. Sin ningún tipo de fundamento: "Se parecen al sur de Escocia".
— Marcelo Larraquy (@mlarraquy) August 3, 2021
Es cierto que hay una moda tilinga muy argentina de decir "Las Malvinas son británicas". Debe ser eso.
También el historiador Marcelo Larraquy, autor de La guerra invisible. El último secreto de Malvinas, se refirió al tema en la misma red social. “Qué tristeza me dan las declaraciones de Beatriz Sarlo sobre Malvinas. Tristeza y vergüenza. Sin ningún tipo de fundamento: ‘Se parecen al sur de Escocia’. Es cierto que hay una moda tilinga muy argentina de decir ‘Las Malvinas son británicas’. Debe ser eso”. Esta última alusión pareciera tener como destinataria a la historiadora Sabrina Ajmechet, precandidata a diputada nacional por Juntos por el Cambio en la ciudad de Buenos Aires, cuyos tuits sobre Malvinas compartidos tiempo atrás fueron exhumados hace pocos días.
Sarlo recordó los textos que había escrito para LA NACION en su viaje a Malvinas. “Los habitantes de las islas se declaran isleños más que británicos -reveló-. Ponen delante de las prescripciones legales un modo de vida. Sería una buena idea que los argentinos supiéramos qué quieren decir exactamente estas mujeres y estos hombres cuando se definen como ‘isleños de las Falklands’, en lugar de corregirles la plana para explicarles que lo que ellos llaman Falklands se llama Malvinas, porque en 1833 los ingleses desalojaron al gaucho Rivero (who is that guy?) e implantaron una dominación colonial. A lo segundo, los isleños responderían que ellos no son una colonia sino un territorio de ultramar. En cambio argumentamos: aunque no se den cuenta, ustedes viven en una colonia, alcanzada por las resoluciones de la ONU sobre descolonización. No es un diálogo verosímil. Podríamos decirles a los isleños que hay muertos argentinos sepultados en las islas y en el océano. Ellos contestarían: ¿por qué los mandaron acá?”
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