Siete libros para el gato, en su día
Tienen siete vidas y, por si eso fuera poco, tres días en el calendario para festejar. El 8 de agosto fue establecido como Día Internacional del Gato en 2002 por el Fondo Internacional para el Bienestar Animal, con sede en más de cuarenta países, y otras organizaciones que defienden los derechos de los animales. Además, por iniciativa de la activista Collen Page, se celebra el 29 de octubre y también, desde la muerte de la mascota de la familia de Bill Clinton, el 20 de febrero. Esta última fecha tiene un origen tan triste como trivial: varios usuarios de Internet la fijaron en honor a Socks, el gato de los Clinton.
La historia de la literatura podría reescribirse en clave gatuna. Célebres escritores como Colette, Émile Zola, Mark Twain, T. S. Eliot, Julio Cortázar, Eduardo Mendoza y la premio Nobel de Literatura 2007, Doris Lessing, fueron amigos y admiradores de los gatos. Otros, como Ernest Hemingway, Truman Capote, Jorge Luis Borges, Haruki Murakami, María Elena Walsh y David Foster Wallace, se percataron de la fotogenia felina y en varias ocasiones aprovecharon para posar con gatos ante la cámara. "Un escritor sin un gato es como un ciego sin lazarillo", dijo en una ocasión Osvaldo Soriano.
En varias ficciones, estas criaturas enigmáticas y displicentes protagonizan episodios mágicos, como los del gato de Cheshire en Alicia en el país de las maravillas, o truculentos, como ocurre en "El gato negro", cuento clásico de Edgar Allan Poe. Desde "El Gato con Botas", en las versiones firmadas primero por Giovanni Francesco Straparola y luego por Charles Perrault, la literatura infantil está tan poblada de gatos como el Jardín Botánico de la ciudad de Buenos Aires.
En su día, siete libros protagonizados por gatos.
Cuentos con gatos (Alfaguara)
Con dieciséis cuentos de autores tan diversos como Italo Calvino, Ernest Hemingway, Patricia Highsmith, Germán Rozenmacher, Saki y Hebe Uhart, esta antología reúne especies gatunas de distintos semblantes. En "El gato que jugó a ser Robinson Crusoe", el canadiense Charles G. D. Roberts narra la aventura de un animal perdido en una isla. Mientras la familia, a bordo de un bote y rumbo al hogar, conjetura que se la llevó un águila, una gata consentida debe aprender a sobrevivir y a alimentarse por su cuenta durante varios días. "Una gata callejera", del inglés Ernest Thompson Setton, presenta cuatro escenas de una vida azarosa y al mismo tiempo confortable (típico de gatos). La primera línea de "El paraíso de los gatos", del francés Émile Zola, es la siguiente: "Una tía me legó un gato de Angora que es ciertamente el animal más estúpido que haya conocido". A continuación, el relato desmiente esa afirmación. Las ilustraciones del interior, que preceden cada cuento, son de Raquel Cané.
Soy un gato, de Natsume Soseki (Impedimenta)
También conocida como Yo, el gato, esta novela satírica de inicios del siglo pasado está narrada por un gato anónimo y perspicaz, que critica con amargura usos y costumbres de la sociedad japonesa de su época. El antropomorfismo es un recurso habitual de la narrativa japonesa, que llega a nuestros días en los episodios que Haruki Murakami dedica a los gatos en frondosas novelas como Kafka en la orilla o 1Q84. Lo que para Soseki comenzó como un cuento corto en un periódico se convirtió, por pedido de los lectores, en una novela que aún se sigue reeditando. Desde los dos meses, el gato protagonista vive con el profesor Chinno Kushami, en cuya casa conoce a sus amigos, a una mujer y a otros gatos del vecindario: Mikeko y Kuro. Existe una adaptación fílmica de esta novela, realizada por el director japonés Kon Ichikawa en 1975, y una novela gráfica en versión manga.
El Negro de París, de Osvaldo Soriano (Planeta)
Es conocido el amor que el autor de No habrá más penas ni olvido sentía por los gatos. En esta novela para chicos y jóvenes, un niño debe abandonar la Argentina junto con sus padres durante la dictadura de 1976. Instalado en París, aprenderá un nuevo idioma, intentará adaptarse a la escuela y hará nuevos amigos en la Ciudad Luz. Allí conocerá al Negro, un gato de misteriosos poderes con el que vivirá aventuras por las calles y los tejados parisinos. Así comienza la historia: "El Negro es un gato tranquilo, distante, tosco a veces, sin ser grosero. Mi papá y yo fuimos a buscarlo una tarde a la Sociedad Protectora de Animales de París. Habíamos llegado tiempo atrás a Francia, y yo me sentía muy solo, sin entender muy bien por qué habíamos dejado Buenos Aires con tanto apuro". Este relato, que de algún modo refiere los años de exilio del autor argentino, es el único que Soriano escribió para chicos y no tan chicos, y fue ilustrado por Rep.
El tigre en la casa. Una historia cultural del gato, de Carl Van Vechten (Sigilo)
El título de este ensayo, tan simpático como original, proviene de uno de los modos de designar a los gatos en Japón. Allí se lo llama, por su condición doméstica y al mismo tiempo de ferocidad leve, "el tigre que come de la mano". El autor, más conocido por su trabajo como fotógrafo de Salvador Dalí, Gertrude Stein, Billie Holiday, Georgia O'Keeffe y otras glorias del siglo XX, explora en su trabajo la figura del gato en la literatura, la pintura, la música, la religión y la historia. Por medio de citas, anécdotas y observaciones cultas, Van Vechten amplifica el sentido de una idolatría milenaria. "El gato es el único animal sin medios de sustento establecidos que todavía se las arregla de lo más bien en la ciudad", sostiene. Publicado por primera vez en 1920, El tigre en la casa no había sido publicado nunca en español. Desde 2017, por obra y gracia de un sello independiente, está disponible en librerías argentinas.
Gatos ilustres, de Doris Lessing (Lumen)
El volumen impreso que todos los fanáticos de los gatos deben comprar y atesorar. Gatos ilustres reúne las vivencias de infancia de la gran autora británica y las de su vida como adulta en Londres, además de los viajes por diversos países como escritora reconocida, con un único hilo conductor: la historia de los gatos que formaron parte de su existencia. "Pero ahora, al recordar gatos, siempre gatos, un centenar de incidentes con ellos, años y años de gatos, me sorprende el mucho trabajo que debieron de representar. Ahora, en Londres, tengo dos gatos, y a menudo digo: qué tontería buscarse problemas y preocupaciones por dos animalitos", expresó la autora de La buena terrorista y La grieta, fallecida en 2013. Las ilustraciones de Joana Santamans enriquecen este prodigio editorial para regalarse en el Día Internacional del Gato.
Maneki Neko con botas, de Cecilia Pisos (Sudamericana)
Supergato y a la vez amuleto de la buena suerte, Maneki Neko es un avatar más del Gato con Botas, ese archiconocido héroe felino. Sin que su amigo humano se dé por enterado, el minino protagonista de esta historia trama planes astutos y enrevesados para defenderlo de monstruos y amenazas. También hace justicia a su nombre: "maneki neko" significa "gato de la suerte". ¿Quién no querría una mascota así? Las ilustraciones, que mixturan la picardía con la ingenuidad de la propuesta creada por la autora, son de Katana.
Gatos, de Charles Bukowski (Visor)
Para Bukowski, los gatos representaban auténticas fuerzas de la naturaleza y actuaban en su vida como emisarios de la belleza, la libertad y el amor. En este conjunto de poemas, editado por Ariel Debritto, el escritor estadounidense reflexiona sobre la capacidad de recuperación de los gatos, que consideraba un estímulo para los días malos. Los gatos asumen formas múltiples en esta antología de poemas y prosas: puede ser feroces y crueles, pero también tiernos e inspiradores. La revista Buenos Aires Poetry ofreció versiones de los "poemas con gatos" del escritor bohemio que fue Bukowski. Compartimos una de ellas, traducida por la poeta Camila Evia.
lo sé. lo sé.
ellos son limitados, tienen distintas
necesidades y
preocupaciones.
pero yo los miro y aprendo de ellos.
me gusta lo poco que saben,
que es
tanto.
ellos se quejan pero jamás
se inquietan.
ellos caminan con asombrosa dignidad.
ellos duermen con una determinada simpleza que
los humanos sencillamente no pueden
comprender.
sus ojos son más
hermosos que nuestros ojos.
y pueden dormir veinte horas
al día
sin
vueltas ni
remordimientos.
cuando me siento
mal
todo lo que tengo que hacer es
mirar a mis gatos
y mi
coraje
regresa.
estudio a estas
criaturas.
ellos son mis
maestros.
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