Señal de calma en Madrid frente al coronavirus: los reyes inauguraron la feria ARCO
MADRID. Ni un barbijo. Sí se vio el habitual operativo de seguridad que incluyó guías caninos, discusiones entre cientos de fotógrafos y periodistas por el mejor lugar, y un recorrido cercado que no permitió acercarse a los reyes de España durante la inauguración oficial de la 39ª edición de ARCO.
Como es tradición cada año, aunque con la tensión agregada de la amenaza de contagio del coronavirus en una ciudad que ya registró infectados, Felipe y Letizia se detuvieron primero en la galería francesa Perrotin, que no participaba en la feria desde 1999. Emmanuel Perrotin, el galerista que vendió las célebres bananas de Maurizio Cattelan en diciembre en Art Basel Miami, conversó durante varios minutos con los reyes mientras observaban Black Lotus, escultura de Jean Michel-Othoniel similar a las que expuso el año pasado en el Centro Cultural Kirchner.
El largo recorrido también contempló una parada estratégica en el stand de Massimo Minini, otra de las importantes galerías europeas que se sumaron a esta edición de la feria. Esa señal de confianza es uno de los motivos de la sonrisa permanente de Maribel López en su primer año como directora de ARCO.
"Esto no es un museo, no tengo que armar un discurso, solo tengo que lograr que algo funcione. La impronta se deja en los pequeños gestos", dijo a LA NACION esta ex galerista, aliviada con los resultados iniciales de la feria que reúne a 209 galerías de treinta países.
Menos humilde se mostró el argentino Daniel Levinas en su breve diálogo con el rey Felipe, en representación de los coleccionistas reconocidos este año con los premios "A" que otorga la Fundación ARCO. "Pensé que la A era por Argentina", bromeó el presidente del patronato de la Phillips Collection, residente en Washington desde hace cuatro décadas.
Antes de que la feria abra al público, desde mañana hasta el domingo, ya se habían registrado las primeras compras. "Vendimos casi todo el stand", dijeron en Denise René, otra de las galerías más importantes del continente, que facturó cientos de miles de euros con piezas del venezolano Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez, y del argentino Luis Tomasello.
Justo enfrente, el stand de Guillermo de Osma ostentaba tres puntos rojos junto a obras de César Paternosto, platense emigrado que acaba de exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes. Con una atractiva trastienda que incluye trabajos de José Gurvich y Horacio Coppola, y un amplio rango de precios que va desde los 500 hasta los 300.000 euros, se concretaron allí varias otras ventas. Por ejemplo la de una obra de Eduardo Chillida, gran protagonista del stand de Hauser & Wirth.
Aún no había conseguido dueño el cuadro más caro de la feria, el Retrato de Jacqueline firmado por Pablo Picasso en 1957, por el que Edward Tyler Nahem pide 6,8 millones de dólares. Tampoco la obra realizada con metales ensamblados tres décadas más tarde por Robert Rauschenberg, valuada en 1.1 millón de euros, en la galería Thaddaeus Ropac.
"Estoy justo en medio de una venta", se excusó el director de la argentina Pasto en Opening, sección dedicada a espacios emergentes, donde exhibe obras de Lucas Simões y Estefanía Landesmann. En este sector también participa Piedras, con obras de la tucumana Carla Grunauer y de Liv Schulman, una de las tres artistas argentinas preseleccionadas en la feria para el premio Illy.
La representación de nuestro país en la feria se completa con otras seis galerías llegadas desde Buenos Aires -Ruth Benzacar, Rolf Art, Herlitzka+Faria, Waldengallery, Isla Flotante y Nora Fisch-, y obras de varios artistas argentinos exhibidas por galerías internacionales.
David Lamelas se cuenta entre los 16 de distintos países seleccionados por Alejandro Cesarco y Mason Leaver-Yap para la sección "It’s Just a Matter of Time", dedicada a las influencias del legado de Félix González-Torres. La misión de los curadores fue buscar en artistas contemporáneos conceptos presentes en la obra del cubano fallecido en 1996. Entre ellos la "falta de imposición autoral", señaló López, que parece seguir el mismo camino.
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