Semana de las Bibliotecas Populares: con suelta de libros, música y lecturas se celebran los 154 años de la Conabip
Las bibliotecas populares de la Argentina, asociadas a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), son trending topic en las redes. Desde el lunes 23, Día de las Bibliotecas Populares, se celebra en el país la Semana de la Bibliotecas Populares con actividades culturales en un centenar de sedes, desde la San Francisco Solano, en la capital de Salta, hasta la Alberto Kunfi Quirós, en Río Gallegos, pasando por la Biblioteca Popular Chacras de Coria, en Mendoza, y la Coronel Belisle, en Río Negro. Están programados talleres para chicos y grandes, meriendas, teatro de títeres, lanzamiento de programas por streaming, “tendederos” de poesía, lecturas y música en vivo para los visitantes. Estos también son días ideales para asociarse a una biblioteca popular.
#BibliotecasPopulares#Hoy en toda la Argentina celebramos el DIA DE LAS BIBLIOTECAS POPULARES
— Federico Thomander (@FedericoThoman1) September 23, 2024
Desde la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular El Principito hacemos llegar nuestro más afectuoso saludo a todas y cada una de las Bibliotecas de cada rincón del país. pic.twitter.com/8R8O9dBBj5
La Conabip, que impulsa el fortalecimiento de las bibliotecas populares como organizaciones de la sociedad civil, es una de las instituciones culturales más antiguas de la Argentina. Se creó en 1870 con la promulgación de la ley 419, propiciada por el entonces presidente de la nación Domingo Faustino Sarmiento, y tiene como funciones orientar y ejecutar la política gubernamental a través de un modelo de gestión asociado. En el país hay unas 1500 bibliotecas populares con más de cuatro millones de usuarios, veinte millones de libros y treinta mil voluntarios que trabajan por el bien común.
Las dos bibliotecas populares más antiguas de la Argentina preceden a la Conabip. Una es la Biblioteca Popular Franklin, en San Juan (que es también la más antigua de América del Sur: la fundó Sarmiento en junio de 1866) y la de Chivilcoy creada en 1866 a instancias de la escritora, docente y periodista Juana Manso, que llevó en tren su donación de 144 libros. En 1895, el doctor Antonio Novaro fundó en Chivilcoy la biblioteca popular que hoy lleva su nombre (en 2025 cumplirá 130 años). Entre 1866 y 1870, se fundaron varias en otras provincias.
El sábado a la tarde, la Conabip celebró el 154° aniversario en la explanada del CCK, ex-CCK o Palacio Libertad (como llaman al edificio los funcionarios del Gobierno) con una suelta de doscientos libros para todas las edades y un espectáculo de circo con clowns y zancos de la Compañía la Arena; juegos teatrales y de lectura con Las Sobrinas de María Elena, un set musical a cargo de Yuber DJ y otras actividades.
“Los festejos continuarán durante toda la semana porque convocamos a las bibliotecas y más de cien desarrollarán diferentes actividades en todo el país: recitales, actividades artísticas, noches de lectura, narraciones, títeres y también suelta de libros -contó el presidente de la Conabip, Raúl Escandar, a LA NACION-. Lo del sábado fue una fiesta, todo alrededor del Bibliomóvil. Desparramamos los libros en escalinatas del Palacio y se los llevaron todos”. Para saber más sobre los festejos, clic en este enlace.
En la nueva gestión, ingresaron a la Conabip las bibliotecas populares Sueños de Papel, en la localidad santafesina de Cañada del Ucle; Roldán Haciendo Localidad, en Roldán, provincia de Santa Fe; Crucero General Belgrano, en Olavarría, provincia de Buenos Aires; Arbolito, en San Juan, y en homenaje a la escritora Anahí Lazzaroni, la biblioteca con su nombre en Tierra del Fuego.
Desde la Conabip informaron que se continúan pagando los montos correspondientes a gastos corrientes de las bibliotecas populares. La inversión asciende a $ 350.572.000. En esta segunda etapa serán beneficiadas 301 bibliotecas populares que se encontraban en situación regular ante el organismo el día de inicio de la tramitación.
A comienzos de año, el Gobierno intentó reformar la Conabip (incluso se le quiso cambiar el nombre a la institución) con la primera versión de la “ley Bases”. El debate legislativo, además de las protestas de asociaciones de bibliotecarios y comunidades, hizo que las autoridades retiraran estas iniciativas del proyecto de ley.