Se cumplen cien años de aquel movimiento antitodo llamado Dadá
Un día como hoy el grupo liderado por el poeta Hugo Ball leía su primer manifiesto
Hace cien años, Zurich amparaba, en virtud de su neutralidad, a intelectuales y artistas procedentes de distintos países de Europa que escapaban de la guerra. Convocados por el poeta Hugo Ball y su futura esposa, la escritora Emmy Hennings, se dieron cita en la ciudad suiza poetas y artistas plásticos, como el austríaco Richard Huelsenbeck, el alemán Hans Richter, los rumanos Tristan Tzara y Marcel Janco, el alsaciano Jean Arp, y la artista local Sophie Taeuber, urgidos por la necesidad de producir una respuesta a las atrocidades de la guerra.
En febrero de 1916 abría sus puertas el Cabaret Voltaire, sede del flamante movimiento cuyo nombre, Dadá, había sido escogido de un diccionario al azar (en este punto coinciden las versiones que existen sobre aquel episodio). Sus veladas alternaban bailes folklóricos rusos al son de una orquesta de balalaicas con música negra, generalmente improvisada, y canciones francesas al piano. Hasta aquí, nada que no pudiera haber en un espectáculo de variedades de la época. Pero a esto se agregaba la lectura de "poemas simultáneos" (recitados por tres o más voces que exploraban las posibilidades de la cacofonía), "música de ruidos" (inspirada en las ideas futuristas de Luigi Russolo) y una puesta en escena con extraños vestuarios y máscaras, en eventos de apariencia caótica. Es posible imaginar la conmoción que causaban estos "espectáculos-provocación", los cuales buscaban incomodar el gusto burgués y prefiguraban formas del arte contemporáneo como el happening o la performance.
La marca del siglo
El 14 de julio fue la primera aparición pública del grupo, en la que Hugo Ball leyó el manifiesto Dadá preámbulo de sus "poemas sin palabras", que apuntaba a producir una conmoción en la base misma del lenguaje, alterando estructuras elementales bajo el supuesto de que el orden moral que había conducido a la guerra tenía su réplica en un orden lingüístico. Como reacción a un sistema de valores que demostraba estar profundamente dañado, se trataba de hacer tabula rasa y regresar a un estadio previo a la constitución del sentido, en cualquiera de sus manifestaciones.
Entre las primeras actividades del grupo de Zurich se cuenta la publicación del folleto Cabaret Voltaire, con una tapa diseñada por Jean Arp y colaboraciones de Marinetti, Apollinaire, Picasso, Kandinsky y Modigliani, exponentes de las más recientes vanguardias, que habían producido una ruptura significativa en la tradición artística europea. Pero el dadaísmo pretendía ir más lejos: cuestionaba el concepto mismo de arte, en un intento radical de abolir todos los convencionalismos. En su rigor negativo, rechazaba la tradición tanto como la modernidad y se presentaba como un catalizador de la crisis del sentido que exhibía un mundo en guerra, sin proponer nada a cambio. "Dadá no significa nada", afirmaría Tzara poco después de asumir el liderazgo del grupo, tras el alejamiento de Ball. Al rumano se debe la publicación de la revista Dadá y una serie de manifiestos que terminarían de definir los lineamientos del grupo.
La guerra llegaba a su fin, al igual que la etapa suiza de la experiencia dadaísta, que no tardaría en diseminarse hacia otras ciudades de Europa. En Berlín, de la mano de Richard Huelsenbeck, George Grosz y Raoul Hausmann, contó con aportes fundamentales como la invención de la técnica del fotomontaje (atribuida a Hausmann) y el desarrollo de la "poesía fonética". La revista Der Dada reflejaba el tono de diatriba política que había adoptado el movimiento en esta ciudad. La rama de Colonia, liderada por Max Ernst y Johannes Baargeld, no se quedaba atrás en su capacidad de provocación. La manifestación más violenta tuvo lugar en 1920, cuando la policía cerró una de sus exposiciones a raíz de los disturbios generados. Por su parte, Kurt Schwitters, rechazado por el grupo de Berlín, se instaló en Hannover, donde fundó su propia versión del dadaísmo a la que llamó Merz.
Mientras tanto, en París, Tzara se encontraba con artistas como Man Ray y Picabia, recién llegados de Nueva York, y era recibido con entusiasmo por el círculo de la revista Littérature, de André Breton. En la capital francesa tuvieron lugar numerosas publicaciones, una serie de exposiciones y eventos inspirados en las veladas de Zurich. Sin embargo, el entusiasmo duró poco. La radicalidad de la propuesta de Tzara chocaba con las intenciones más moderadas de Breton, quien rompería definitivamente con sus lineamientos al publicar en 1924 su Manifiesto surrealista. Los dadaístas que para ese entonces quedaban en París se acoplaron al nuevo grupo.
Surgido en plena Guerra Mundial, el dadaísmo fue un movimiento internacional, tanto por el origen heterogéneo de sus miembros como por su posterior ramificación, principalmente hacia Francia y Alemania. También existió un ala neoyorquina, de la que participó Marcel Duchamp, con Picabia y Man Ray (antes de su estancia parisina), pero el inventor de los ready-made se empeñó en mantener la independencia de su proyecto personal.
Un siglo después de Dadá, se puede apreciar el alcance que sus ideas y procedimientos tuvieron en el arte del siglo XX. El movimiento Fluxus, la música de John Cage, el arte performático, la música concreta, el el postpunk, los happening de los 60, entre otras expresiones radicales del arte contemporáneo, no hubieran sido posibles sin la conmoción que produjo en el modo de concebir la experiencia estética.
Las 10 cosas que hay que saber
Características y referentes de una cultura centenaria
Antibélico y burgués
Fue un movimiento internacional que surgió en Suiza en 1916 como reacción a la Primera Guerra Mundial.
Exponentes
Poetas y artistas plásticos como Hugo Ball, Tristan Tzara, Jean Arp, Raoul Hausmann, Francis Picabia y Max Ernst.
La negación de todo
Proponía destruir las nociones convencionales sobre el arte, atacando los fundamentos mismos de la sociedad de la época.
Una manera de ser
Concebían el arte como una forma de vida antes que como un medio de expresión.
Lo primero, provocar
A través de los "espectáculos" buscaban escandalizar al público.
Variedad de soportes
Las obras dadaístas incluyen fotomontajes, collages, poemas sonoros, revistas, manifiestos y eventos precursores del happening.
Exploración
Jean Arp, artista destacados del movimiento, fue pionero en la exploración de procedimientos aleatorios y el dibujo automático.
Exaltar lo absurdo
El dadaísmo resaltaba lo absurdo, lo efímero, lo espontáneo, el azar, la contradicción, lo imperfecto.
Fotomontaje
Se le atribuye su invención a Raoul Hausmann, en la etapa berlinesa de Dadá.
Manifiestos
Produjo numerosas publicaciones; Siete manifiestos Dadá, de Tzara, expone los lineamientos principales.
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