Santiago Posteguillo: “Hoy en el juego político se emplean las mismas trampas que hace 2000 años”
El escritor español dedica una década de su vida al obsesivo trabajo de publicar seis libros sobre Julio César, empezando por “Roma soy yo”, la novela más vendida en España el año pasado, que acaba de lanzarse en la Argentina
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SEGOVIA.– Es el autor de la novela más vendida el año pasado en España, una novedad que este mes llegó a las librerías argentinas. Santiago Posteguillo (Valencia, 1963) se encuentra inmerso en un proyecto que se extenderá hasta 2032: crear un ciclo de seis novelas que recorren la vida de Julio César, desde el año -76 a.C. hasta su muerte. La primera entrega, Roma soy yo (Ediciones B), que comienza con un episodio casi desconocido del gran emperador, por entonces un joven fiscal, donde se enfrenta a un senador corrupto y violento, fue un éxito rotundo de ventas.
A pocos metros de un acueducto romano del siglo II, en el marco del Hay Festival Segovia, Posteguillo conversó con LA NACION. Ha escrito ocho novelas y más de 5000 páginas sólo sobre la Antigua Roma, pero sumergirse en el universo de Julio César implicaba un desafío descomunal y exclusivo de esta figura cuya influencia, sostiene, persiste en Occidente.
Ganador del Premio Planeta en 2018 con Yo, Julia, profesor de literatura inglesa, experto en la época isabelina, ha escrito dos trilogías: una sobre Escipión y otra sobre Marco Ulpio Trajano. Este mes lanza en España la segunda entrega de la saga de Julio César, Maldita Roma: La conquista del poder de Julio César, donde el lector se encontrará con Espartaco y Cleopatra. En el inicio de la novela de más de 800 páginas, el lector asiste al secuestro de Julio César, comandado por piratas, mientras viaja a Rodas para aprender oratorio con Apolonio, y su enfrentamiento con Espartaco, líder de la rebelión de los esclavos. Este libro llegará en diciembre a las librerías argentinas.
500 ejemplares de “Maldita Roma” firmados 💪🏽
— Santiago Posteguillo (@SPosteguillo) November 3, 2023
🔜 El 14 de noviembre, a la venta en librerías 😃#MalditaRoma #novela #santiagoposteguillo #JulioCesar #Roma #Romasoyyo @penguinlibros pic.twitter.com/A195E395B5
-Hay una gran teatralidad en sus novelas, un narrador omnisciente, extensos monólogos. ¿Cómo las elabora? Imagino la complejidad léxica y lingüística de viajar a esa oralidad de hace tantos siglos.
-Más que algo teatral, hay algo cinematográfico en mi narrativa. Cinematografía y teatro son artes de interpretación. Sí es cierto que en las novelas de Escipión o de Trajano cuando se arenga a las tropas para entrar en combate hay algunos discursos potentes, discursos militares, y también discursos políticos. En la saga de César, en Roma soy yo sí que ha habido mucho discurso porque tenemos a un abogado. La escena donde César acaba diciendo la frase del título es una escena construida muy meticulosamente. Hay algo que siempre me preocupa mucho en la voz narrativa y es no hacer presentismo: introducir ideas del siglo XXI en mis personajes. Todas las referencias literarias que haga deben ser mundo latino o griego y que él haya podido leer. Le solicité al catedrático Carlos García Gual, un erudito del mundo clásico, su opinión y él leyó ese discurso para que no apareciera allí algo que no perteneciese a esa época o que César no hubiese tenido acceso. En Maldita Roma hay un bloque que es tremendamente político donde encontramos una gran cantidad de discursos y hay una parte muy divertida en la que Catón saca de sus casillas a César.
–¿Seguirá con el mismo narrador en todas las novelas o acudirá a otra voz?
–En la primera novela, Roma soy yo, y en la segunda, Maldita Roma, estoy utilizando un narrador omnisciente en tercera persona. Para la tercera novela me estoy planteando jugar un poco. Transcurre en la Guerra de las Galias y, como sabemos, César escribió sus comentarios sobre estos hechos. Estaba evaluando si utilizar más de un narrador, como hice en Yo, Julia o en la tercera novela de Escipión, porque él escribió sus memorias, que luego se perdieron.
-Menciona a menudo la influencia de Julio César y del derecho romano en las democracias actuales. Hay muchos elementos que perviven, pero también vicios de aquella política. ¿Somos sociedades más justas?
-Gracias a Dios o a los dioses sí que hay ciertos avances en la historia de la humanidad y en el mundo Occidental. Roma era una sociedad esclavista. Hoy, técnicamente, no tenemos esclavos. Tenemos gente con situaciones muy precarias. Pasó una Revolución Francesa y se dictaron en ese momento los Derechos del Hombre. Sí que hacemos avances, pero es verdad que en el juego político hoy se emplean exactamente las mismas trampas y estrategias que se empleaban hace 2000 años. Hemos progresado tecnológicamente y un debate en el Congreso se puede ver por televisión, se utilizará megafonía, pero lo que es el debate cara a cara no ha cambiado nada. Sí advierto que hoy se habla peor que en la época de César.
-Vivimos en un momento de cancelación, ¿cuán tolerantes somos?
-Vivimos en un mundo que se transforma, con una serie de parámetros o ideas fijas y el dogma, a mí entender, siempre es malo. Pero el hecho de que alguien diga algo en disenso con la línea general de pensamiento no debería conducir a que automáticamente se acusara a esa persona poco menos que de hereje intelectual o de lo que sea. O los procesos de cancelación que se dan en las redes sociales cuando alguien expresa su disenso con el pensamiento mayoritario. Eso no es inteligente. Cancelar no es forma de avanzar, es llevarnos a la Edad Media, solamente que antes era la Iglesia Católica la que perseguía a los herejes, y ahora son otros dogmas los que persiguen a quien disiente. Eso es peligroso.
-¿Cómo es escribir novela histórica en esta época de inteligencia artificial (IA)?
-Creo que la inteligencia artificial nos va ayudar en muchas áreas, como en experimentos científicos, pero cuando nos trasladamos al mundo del arte, de la creación, de la literatura, dependerá del uso que se le haga. Ahí está la cuestión de la autoría y debemos plantearnos si hay que identificar la autoría de los productos artísticos. Si alguien utiliza la IA no para que la ayude en el proceso de la creación, como colaboración, debería estar identificado. La IA está en algún punto donde puede producir algunas obras al completo.
-¿Cómo han cambiado los lectores del siglo XXI y su modo de comprender y acercarse a narrativas tras su visionado de tantas series de TV? ¿Facilita la comprensión de textos literarios más complejos?
-No tengo claro que los procesos narrativos a los que acuden con frecuencia las nuevas generaciones sean más complejos que las formas narrativas a las que podíamos recurrir hace 40 años. Puede ser que haya series donde juegan con el salto atrás o hacia delante con el tiempo, como la adaptación de la novela de Margaret Atwood El cuento de la criada. No lo considero una novedad. Me preocupa que las nuevas generaciones se centran demasiado en formas narrativas muy simplificadas y estoy pensando en las redes sociales, en los mensajes breves, donde el mensaje narrativo es visual. Estos modelos narrativos no les requieren, a mí entender, una excesiva concentración. No tengo claro que haya una evolución hacia una nueva narrativa, pero sigue habiendo lectores que van buscando cada vez narrativas más complejas.
-¿Cómo es convivir con Julio César? ¿Se le aparece en su vida cotidiana a través de frases?
-Es un poco obsesivo cuando decides que vas a pasar diez o doce años escribiendo sobre un personaje. Intento que no sea enfermizo. Estás constantemente leyendo del personaje para casi intentar controlar todo lo que pudo hacer ese personaje. Construir una saga literaria lo que te produce es cierta tensión narrativa. Cuando uno hace un gran texto largo es una gran sensación de alegría y de relax cuando entregas la novela hecha… Imagina cuando entregas la tercera de una trilogía. Pero esto se incrementa cuantas más novelas son.
-Entonces, no escribe los libros de la serie de modo separado y consecutivamente, sino que, en cierto modo, está escribiendo las seis novelas de modo simultáneo.
-Sí. Es una tensión constante porque te da un poco de miedo olvidarte cosas de las novelas anteriores y que quiero luego recuperar. La sensación es que aunque en mi vida pueda estar muy a gusto o muy feliz, hay una parte de mi cuerpo que suspirará recién cuando escriba y publique la sexta novela.
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