Santiago Kovadloff y Héctor M. Guyot: un alegato a favor de las instituciones
En el libro “¡República urgente!” conversan sobre la apremiante necesidad de recuperar los valores de la Constitución
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Son tiempos de encrucijadas. Y esa disyuntiva que hoy se ofrece acuciante, imperiosa, dramática, obliga a elegir entre dos caminos antagónicos: república o populismo. Sobre esto conversan el filósofo Santiago Kovadloff y el periodista Héctor Guyot en ¡República Urgente! (Planeta), un libro de conversaciones que reflexiona sobre el presente de la Argentina, intenta darse respuestas nuevas a los problemas de siempre y plantea interrogantes que buscan interpelar al lector. Cada vez más desigual y fracturada, y con una institucionalidad crujiente que intenta resistir los embates del populismo, dicen los autores, la Argentina tiene hoy el desafío de recuperar la República.
La elección del adjetivo “urgente” en el título no es azarosa. La apelación a la premura interpela tanto al oficialismo como a la oposición, escribe Kovadloff. “Para el primero supone la consumación de la impunidad, la violación de la Constitución, la manipulación de los poderes y el uso de las instituciones como herramientas de una democracia consumada; para el segundo implica el rescate del proyecto republicano de las manos del populismo”. En ese desafío apremiante, explica Guyot, la Justicia ocupa el centro de la escena. “El embate del Gobierno contra las instituciones en general y contra la Justicia en particular parte de la necesidad de consagrar la impunidad de Cristina Kirchner, neutralizar las causas de corrupción que se le siguen a la vicepresidenta”, afirma el periodista y editor de LA NACION sobre los reiterados intentos por colonizar y disciplinar la Justicia. “La urgencia estaba dada por el año electoral en el que estamos. Es una elección de medio término que confronta entre dos sistemas y la va a inclinar hacia un lado o hacia otro. No es una elección legislativa más”, agrega.
Por eso, Kovadloff insiste en que el país se encuentra en un momento de altísima tensión que impone una reacción urgente. “Urgencia en tomar conciencia. Urgencia en comprender que no nos queda tiempo. Urgencia en que la gente manifieste en las calles disconformidad con lo que sucede y urgencia en que la oposición misma articule un discurso, un procedimiento y una política de propuestas, en suma, un proyecto de gobernabilidad que le devuelva a la república -entendida constitucionalmente- su significado y su posibilidad de recuperar protagonismo en la Argentina”, dice el ensayista. “¿Por qué es apremiante? “Porque el populismo está tomando por completo las instituciones para privarla de significación democrática y constitucional para convertirlas en una expresión de sus intereses políticos que son los de someter la ley a su concepción del poder”.
Desde el inicio, Kovadloff y Guyot presentan las condiciones de ese diálogo posible entre dos interlocutores que se han elegido para plantearse preguntas recíprocas, dos amigos que comparten los mismos valores. “Republicanos ambos, liberales en lo que hace a nuestra concepción de la política, la libertad y la responsabilidad ciudadana”, sostienen en el prólogo. “Es una propuesta honesta que aclara desde qué perspectiva dialogamos”, señala Guyot. La pregunta, entonces, se impone. ¿Es posible un diálogo constructivo con el kirchnerismo? “No, no lo creo posible. Si el kirchnerismo es esencialmente la doctrina de Cristina Fernández no lo creo posible porque ella es la expresión de un sistema alternativo al republicano, un sistema sustitutivo del republicano. El kirchnerismo no tiene adversarios, tiene enemigos. Es absolutamente radical en su concepción de la disidencia como un pensamiento que debe ser aniquilado y sobre eso es imposible construir un diálogo”, explica Kovadloff.
Los autores de estas páginas comparten la hoja de ruta de cuatro meses de conversaciones transcurridos entre octubre de 2020 y enero de 2021. En ese contexto, también se proponen pensar diversas experiencias populistas que hoy encuentran arraigo en distintos países del mundo. “Un aporte que hace el libro es tratar de analizar el fenómeno del populismo no desde la mirada exclusivamente política sino desde la atmósfera cultural que vive el país y el mundo. Y la inscripción del kirchnerismo en un contexto global nos permite esa perspectiva”, explica Guyot. “Aquellas ideas o presupuestos que permitían ordenar y pensar el mundo se han diluido. Hay una sensación de incerteza y de indefensión. Ese sentimiento de orfandad es muy grande y es terreno propicio para que el populismo proponga un discurso simplificador y un orden ficticio”. En el caso de la Argentina, dice, la profundización de la desigualdad es terreno fértil para cultivar sentimientos y odios con los cuales el populismo construye su discurso. “La desigualdad es una responsabilidad y una asignatura pendiente de los intentos de la república”, admite. “Y sobre esas falencias el populismo construye su poder”.
Los autores también ponen bajo la lupa a la oposición, a la gestión Juntos por el Cambio, sus errores, estrecheces, límites y desafíos. “Hay un reclamo social a la oposición y un reclamo por regenerar una república que se traduzca en acción política. Cambiemos debería hacer una autocrítica sobre aquellas cosas que no hizo bien”, dice Guyot. Que Cambiemos no haya dicho desde el principio que la Argentina era heredera de una catástrofe fue un error, sostiene Kovadloff. “Trató de encubrirla y subestimó su magnitud a través de una gestión política que en el orden económico no pudo superar las limitaciones que enfrentaba con un número creciente de pobres a cuyo acrecentamiento desgraciadamente el propio gobierno contribuyó con la ineficacia de sus medidas económicas y una sobreestimación desmedida de su propia capacidad de gestión”. Para el filósofo, Juntos por el Cambio hoy tiene el desafío de la unidad y de una reconstrucción autocrítica que genere un proyecto operativo integrador “para superar la pobreza denigrante en la que está sumergida la mitad de la población”.
Sobre el final, ¡República Urgente! ofrece un horizonte que es el fortalecimiento de la idea de “centro” en el que convivan una centroizquierda y una centroderecha que, a pesar de sus diferencias, compartan convicciones básicas y un repertorio de valores fundamentales que se condensen en el respeto de la Constitución. Ese el desafío que hoy se presenta como encrucijada. Por eso, es aquí y es ahora, dicen los autores.