Salinger: cumple 100 años el padre del adolescente más rebelde
Un adolescente escapa de un selecto internado neoyorquino que amasa líderes políticos y magnates. Demasiada falsedad, sobriedad y corsets educativos para los hijos y nietos de prósperos self made estadounidenses. Holden Caulfield vaga por la ciudad durante un fin de semana y harto de las humillaciones de esa selva de concreto se escabulle dentro de su propia casa, en el East Side de Manhattan. Acude a la única persona en quien confía. Phoebe, su hermana menor, lo reprende entre susurros y le pregunta qué quiere hacer de su vida, cuándo tomará las riendas que lo conducirán al american dream. Holden le confiesa que le gustaría ser un guardián oculto entre el centeno, aquel adulto que se dedique de modo profesional a rescatar a los niños antes de que caigan en el inexorable acantilado donde estalla su autenticidad, donde se convierten en adultos, el mundo de la serialización de conductas, de modelos estandarizados de pensamientos. Jerome D. Salinger cinceló a un narrador plagado de oscilaciones, una voz cínica, un espíritu indómito que vomita impresiones, un mito sobre la rebeldía y sobre las mentiras de la sociedad de consumo y el exitismo. Comprendió que la adolescencia es un estado de ánimo y no un segmento de la vida. Hoy se cumplen cien años del nacimiento del arquitecto de esa verborrea hormonal, del autor de un himno que entonan generaciones de jóvenes o quienes fueron jóvenes y aún buscan su lugar en el mundo.
La editorial Little Brown que publica a Salinger en inglés despidió 2018 con una edición especial de las obras completas del escritor, cuatro tomos con portadas y lomos de diferentes colores en una caja a un precio promocional de 100 dólares.
Además de la emblemática El guardián entre el centeno (1951), también conocida como El cazador oculto, Jerome David Salinger publicó Nueve cuentos (1953), Franny y Zooey (1961) y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (1963). Los siete hermanos Glass, niños genio, también pueblan la obra de Salinger. Son quizá los primos mayores de Holden Caulfield, personajes aún jóvenes que ya ingresaron en la vida adulta y que permanecen en una constante actitud de búsqueda e insatisfacción hacia el mundo que les rodea. Franny le lanza a su novio: "Creo que estoy perdiendo la razón. Estoy harta del ego, ego, ego. Del mío y el de los demás. Estoy harta de aquellos que quieren llegar a algún sitio, hacer algo distinguido y ser alguien interesante". Los hermanos Glass aparecen como protagonistas, en explícita presencia o, por el contrario, y ausentes, con sus imperantes sombras. Seymour, el personaje de "Un día perfecto para el pez banana" no asiste a su propia boda y es su hermano Buddy, sobre quien recae el peso de la acción de Levantad, carpinteros, la viga del tejado. La asfixia de la conducta social y la opresión de la mirada del otro –comparte Buddy un taxi con los invitados al casamiento y quedan atrapados en un congestionamiento un día de calor– quien intentará comprender el particular motivo de la conducta de su hermano.
Holden Caulfield dispara contra la phonyness, la falsedad, un adjetivo que repite hasta el hartazgo, el que mejor le calza a un mundo de apariencias. Hay muchos cruces autobiográficos entre aquel adolescente que creó Salinger y el que fue el propio Sonny, tal como lo llamaban en su casa. Hijo de un padre judío y de una madre católica irlandesa que luego se convirtió al judaísmo, no tuvo una educación religiosa aunque los últimos años de su vida se dedicó a la meditación e intensificó su búsqueda espiritual. Asistió a una selecta escuela, McBurney, donde destacaba como actor y era capitán del equipo de esgrima, pero dadas sus malas calificaciones fue expulsado. Salinger: una vida oculta (2011), es un excelente estudio de Kenneth Slawenski quien halló el informe de aquella institución donde lo presentaban como alguien "muy trastornado por la adolescencia". Fue, sin embargo, otro hecho el que le dejó cicatrices. Salinger participó en 1944 del desembarco de Normandía. La experiencia de la guerra moldeó su escritura y trastocó su cabeza. Graduado de la escuela militar, Salinger, utilizó algunas de las técnicas que allí aprendió, aunque su verdadera arma en el Ejército de los Estados Unidos fue su conocimiento del francés y alemán sumado a su valor en las trincheras.
Hay tantas biografías sobre Salinger como versiones pueda tener la vida humana. The haunted life of Salinger, de Ron Rosenbaum, es una de ellas. Margaret A. Salinger, hija del escritor, escribió El guardián de los sueños donde antes que contar la vida del célebre autor explora su propia relación con su progenitor y destaca constantemente el papel de su abnegada madre bajo la sombra de un marido que se encerraba a escribir en un granero convertido en despacho y se olvidaba del mundo a su alrededor. J. D. Salinger: una vida oculta, es la brillante investigación de Kenneth Slawenski que tomó Danny Strong para realizar la biopic Rebelde entre el centeno, una película estrenada en 2017 que tuvo la pésima suerte de ser culminada poco antes de que estallara el escándalo de Kevin Spacey. El actor interpreta a Whit Burnett, el influyente profesor de la Universidad de Columbia que estimuló tanto a un ignoto J.D. Salinger cuando era un aprendiz de escritor y quien publicó por primera vez uno de sus cuentos, "The Young Folks". Durante sus años de juventud acumuló rechazos de editoriales, pero fue también el laboratorio de experimentación donde se ejercitaron las cuerdas vocales de sus criaturas y de sus narradores viscerales.
Luego del éxito de El guardián entre el centeno, de la cantidad de admiradores y del acoso de la prensa, se recluyó en Cornish, a casi 215 km de Boston. Su hija Margaret así lo describe: "Un lugar salvaje, en medio del bosque, donde nuestros vecinos más cercanos eran un grupo de siete lápidas cubiertas de musgo que habíamos encontrado un día mi hermano y yo". Ermitaño, sumergido en la escritura y no en el mundo editorial o en la feria de las vanidades, Salinger buscó la reclusión y quitarse cualquier halo y micrófono de gurú. Lectores devotos acudían a su casa de Cornish, pero él rechazaba aquel contacto con desconocidos. Aún hoy no descansa en paz, aunque su memoria ha recibido una buena noticia para celebrar su centenario. Colleen O'Neill, tercera mujer del escritor, ganó una demanda contra Il Saggiatore, la editorial que había encontrado y publicado en 2015 algunos de los primeros cuentos de Salinger, aquellos relatos que intentó sepultar. Un Tribunal en Milán ordenó retirar y destruir aquellos ejemplares.
Salinger quiso crear una nueva forma de escribir que retratara el dolor de la sociedad moderna. Su estilo y su obra fue leída, estudiada y también malinterpretada. Mark David Chapman llevaba consigo un ejemplar de El guardián entre el centeno el día que asesinó a John Lennon. La reclusión de Salinger se intensificó y se convirtió en ostracismo. El escritor se convirtió en un enigma durante las últimas décadas de su vida. Quizá porque sabía que el american dream era eso mismo, un sueño, inasible, algo que no se podía palpar, a pesar de haber conseguido su meta en la vida. Quizá porque entendió que la existencia no está hecha de la acumulación de fama y de bienes, sino que es un proceso, una lucha por desechar la oscuridad que reside en nosotros, él que vio con sus propios ojos el horror y las masacres más atroces. "Mi padre le dijo una vez a un amigo que él no consideraba que el acto de escribir se pudiera separar de la búsqueda de la iluminación, y que tenía la intención de dedicar toda su vida a escribir una gran obra, y que esa obra sería su vida", escribió su hija en su biografía.
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