Sacheri, el autor detrás del éxito de Campanella
El escritor habla de la adaptación de su novela, que es hoy un boom cinematográfico
Pocas veces, muy pocas veces, los novelistas se muestran conformes con las versiones que los directores de cine hacen de sus obras. Es comprensible: el salto del lenguaje escrito al visual es una traducción, y la traducción implica, en cierto modo, una traición a las situaciones que plantea la literatura cuando pasa al lenguaje visual.
No es el caso de La pregunta de sus ojos (2005, reeditada por Alfaguara), la novela original de Eduardo Sacheri que Juan José Campanella estrenó hace unas semanas como El secreto de sus ojos . La razón es simple: novelista y director trabajaron juntos.
"El guión lo escribimos los dos -cuenta Sacheri, en diálogo con LA NACION-. Había cosas que le cerraban desde lo literario pero no desde lo cinematográfico, sobre todo por cómo resolver algunas situaciones. A Juan le interesó que el autor hiciera su aporte y a mí me interesaba sostener las riendas básicas del relato. Fueron dos años de trabajo. Los dos somos muy meticulosos para trabajar. Charlamos mucho, discutimos, descansamos, volvimos a discutir, a reescribir, a retocar hasta que se empezó a filmar."
-¿Quedaste conforme con el resultado?
-Quedé conforme a sabiendas de que no iba a ser lo mismo. Inevitablemente, el libro se había modificado, aunque el espíritu de la historia y de los personajes quedó salvaguardado, que es algo que me interesaba mucho. Hay sucesos distintos, pero son esperables de esos personajes. Campanella tiene una capacidad notable para contar historias en el cine. Esta es más oscura que las que hizo anteriormente, y la película es más policial que el libro.
-¿Cuándo nació la novela?
-La idea es muy antigua. Se me ocurrió, en sus lineamientos básicos, veinte años atrás, cuando trabajaba en un juzgado criminal en Capital, en un momento en el que no tenía la menor intención de ser escritor. Yo estudiaba mi licenciatura en historia y mi objetivo profesional era convertirme en un académico. Diez o quince años después, cuando esto de escribir ficción ya era mi oficio, esta historia fue la que más me gustó, la que me pareció más prometedora.
-¿Cuándo y cómo empezaste a escribir?
-Empecé a los 25, 26 años, cuando estaba terminando mi licenciatura en historia. Me imaginaba un tipo de archivo, tal vez becario de alguna universidad, pero un día sentí la necesidad de contar historias. Es muy llano del modo en que lo digo, pero lo viví con esa simpleza. Supongo que tuvo que ver que llegaba mi primer hijo.
-Hace tiempo tu nombre resuena como cuentista, sobre todo por aquellos relatos dedicados al fútbol que aparecen en tu primer libro, Esperándolo a Tito.
-Empecé a escribir para un público reducido, para mi mujer y mis amigos. Como algunos de mis cuentos tenían que ver con el fútbol, le envié algunos a Alejandro Apo, que tenía el programa Todo con afecto , en Continental. Lo leía y empezó a explotar una cosa de buen recibimiento, un aplauso radial con el que yo ni contaba. Esa difusión permitió que apareciera mi primer libro. A partir del éxito de ese libro, pude publicar otros. En 2001 apareció Te conozco Mendizábal . Pero los cuentos me abrieron las puertas para publicar otras cosas. De hecho, el primer contacto con Juan José Campanella llegó a partir de mis cuentos. Descubrió en la librería Te conozco Mendizábal , el menos futbolero de mis libros, y compró los derechos para hacer una película juntando tres cuentos después de El hijo de la novia , pero apareció Luna de Avellaneda .
-¿Tenés modelos literarios?
-Hay tantos buenos autores que la respuesta siempre resulta pobrísima. Hay muchos escritores que te marcan. Soy un lector voraz desde chiquito. Me apasiona leer. Ahora, en la mochila, traigo un libro de Vicente Battista y otro de Marco Denevi, pero es lo que tengo hoy; la semana que viene tendré otra cosa. A lo largo de mi vida he tenido diferentes autores. A los 8 me rompían la cabeza Verne y Salgari. En la adolescencia Cortázar, que me hizo recibir de lector adulto a los 16. Tuve mi época de García Márquez. Hace no mucho tuve un berretín con Vargas Llosa. Graham Green es un tipo que me apasiona. Me gusta leer así, no por capillas. Es un caso raro, pero no me gusta mucho leer cuentos de fútbol.
-Pero es evidente que el fútbol te gusta.
-Me gusta jugarlo y verlo... pongo puntos suspensivos porque soy hincha de Independiente, que en los últimos años es una carga. Me gusta ver gente jugando al fútbol.
-¿En qué estás ahora que pasó el aluvión del éxito en el cine?
-Estoy con una nueva novela. Cuando terminó el rodaje de la película, en diciembre, me aboqué a escribir una novela nueva casi como un mandato. Hacía dos años que estaba metido a full con el guión y temía haber perdido la mano.
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