Rosario Bléfari: el camino literario y una flamante obra póstuma
Cuando se murió la madre de Rosario Bléfari, no lloró nadie. Ni la artista ni su papá, quien le recordó que su mamá no quería flores de ningún tipo. Así lo contaría Rosario en un poema de su libro Antes del río (Mansalva, 2016). En menos de diez líneas, explicó por qué no había necesidad de estar mal en ese momento. (...) Recorté lo que quería conservar y lo incorporé. Por eso debo haber engordado un poco.
Cuando se murió Rosario Bléfari, lloraron muchos. Fue en la madrugada del 6 de julio último, en Santa Rosa, La Pampa. Tenía 54 años. Todavía nadie ha podido explicarse nada, menos aún en diez líneas, menos aún si hay que llorar o no por su muerte. Pero decenas, cientos, quién sabe cuántos, lloran la pérdida de la actriz, cantante, escritora e incluso periodista (en la revista Página/30) que influyó en las últimas generaciones de músicos, poetas y narradores.
Ícono del indie argentino durante los años 90 con su banda Suárez, una vez iniciado el siglo XXI se dedicó a la literatura: publicó libros de poesía, cuentos y también un diario. Su obra cuenta escenas de la vida cotidiana, historias mínimas que pueden parecer naifs. Pero Rosario habilita otra manera de ver el mundo: lo mundano es complejo, lo complejo es mundano. En su último libro de cuentos, Las reuniones (Rosa Iceberg, 2018), Bléfari llevó esa extrañeza al límite.
Marina Yuszczuk, una de las editoras de Rosa Iceberg, llegó a esos cuentos a través de unas notas que Bléfari había escrito en una revista y que le interesaban para armar un libro. "Le pedí que me mandara esos textos, pero me dijo que se los había prometido a otra editorial –cuenta Yuszczuk–. Pero enseguida me dijo que tenía unos cuentos y que le interesaba publicar con nosotras". Así aparecieron los textos que forman Las reuniones.
"Para nosotras era como un sueño publicarla, ella era como una ídola; hasta entonces habíamos publicado primeros libros y Rosario ya tenía una obra, pero a la vez estaba fascinada con publicar ese material", continúa. El proceso de edición consistió en armar un criterio para estos relatos y "proponer un recorrido de lectura para pasar de una sensación a otra formando contrastes".
Las reuniones es el trabajo más potente de Bléfari. En este libro mostró otra faceta de su obra; hasta entonces solo había publicado poemas y textos breves. Para Yuszczuk, "en este libro se ve hasta donde ella podía llegar como escritora y se despliega más un mundo fuera del tiempo".
Bléfari le presentó las primeras versiones de los relatos con pudor. "Me daba la sensación que Rosario sentía que la narrativa era un mundo nuevo para ella –recuerda Yuszczuk–, de hecho estaba estudiando Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes y todo el tiempo estaba sorprendiéndose de las cosas que leía y escribía en la universidad". Sin embargo, la obra literaria de Bléfari había empezado hace veinte años.
A principios de los 2000, ella se la pasaba en Belleza y Felicidad, el espacio de arte que fundaron la escritora Cecilia Pavón junto con la artista Fernanda Laguna. En 2001, Rosario llegó a ese lugar con un puñado de poemas. Así nació Poemas en prosa, su primer libro, que, al igual de la mayoría de las ediciones de Belleza y Felicidad, fue un juego de fotocopias. En las páginas que conforman ese libro hay una manera de ver y describir Buenos Aires.
"Su estética, su aura, su arte–que es interdisciplinario– tienen que ver con una manera de mirar el mundo que coincidía completamente con lo que nosotras sentíamos que era Belleza y Felicidad, y que se relaciona con la figura del amateur o del principiante, pero que no significa ‘no saber’ sobre algo, sino con tener una mirada sin prejuicios", cuenta Cecilia Pavón sobre el origen de esa publicación.
Cuando Pavón llegó desde Mendoza para estudiar Letras en la Universidad de Buenos Aires, se encontró con Suárez, la banda que lideraba Bléfari en los 90. "Yo empecé a escuchar sus canciones cuando empecé a estudiar y me marcaron un montón, en el sentido que las letras tenían un lirismo cotidiano y metafísico al mismo tiempo –dice Pavón–: los textos de Rosario eran pop y filosóficos a la vez".
Escribió Bléfari en el poema "Belgrano C", incluido en su primer libro: La avenida Libertador resplandece igual que cuando cumplí quince años. Quince más han pasado y eso no significa nada. Todavía se inunda. Los andenes amanecen llevando gente; y el primer golpe de calor que no tiene piedad ni medida.
Casi 20 años después de editar ese libro de Bléfari, Pavón se encargó de escribir la contratapa de Las reuniones. En ese texto, dice: La escritura de Rosario Bléfari es, como su imaginación, al mismo tiempo enigmática y sencilla, y por eso tiene la capacidad de acercarnos al corazón de los acontecimientos, ese lugar al que solo los verdaderos artistas pueden llegar.
Motores de azar y capricho
A finales de los 90, Bléfari protagonizó Silvia Prieto, el largometraje de Martín Rejtman en el que una promotora de jabón en polvo se obsesiona con otra mujer que lleva su mismo nombre.
Silvia Prieto es un personaje extraño, la mayoría de sus decisiones son aleatorias y sin mucha explicación, por ejemplo: siempre cocina pollo al horno cortado en doce partes iguales. Esa actitud es la misma que tienen las narradoras de su libro Las reuniones: personajes que se mueven sin pensar demasiado, motivadas por el deseo y no mucho más.
La influencia de Rejtman, de su manera de contar, aparece en este libro de 2018. Los personajes de Bléfari hablan, se mueven y actúan con una cadencia extemporánea y extremadamente arbitraria. El azar y el capricho son el motor de todo.
El origen de aquella película también está en la literatura. El guion se basa en una nouvelle llamada La raíz de una planta, escrita por Valeria Pavan: ella se lo presentó a Rejtman en un viaje a Mar del Sur que hicieron junto con Bléfari y otros amigos.
"Con Rosario éramos camareras en el bar de la Fundación Banco Patricios y seguimos siendo amigas porque durante muchos años fuimos vecinas y compartimos mucho lo diario; todo el tiempo nos preguntábamos qué cocinar y decíamos ‘que horror hacer las compras’", recuerda Pavan, que descartó su carrera literaria y se licenció en Psicología. Ni siquiera llegó a publicar aquella obra. "Para contar historias está la gente que escribe bien, como Rosario, ella tenía una forma de ver el mundo y logró plasmar esa mirada a través de diferentes formatos –dice Valeria–, por eso es una pérdida tan dolorosa: el mundo perdió una persona que nos lo pintaba de tal manera que lo volvía fácil de pensar y habitar".
Después de su primer libro, Bléfari esperó ocho años para sacar el segundo: La música equivocada (Mansalva, 2009). En esa oportunidad publicó poemas que habían sido pensados como letras de canciones que no prosperaron. Finalmente, algunos de esos poemas se modificaron para convertirse en canciones, que ella grabó con sus dos últimos proyectos musicales: Sué Mon Mont y Los mundos posibles.
La artista tenía la habilidad de ir de una disciplina a la otra sin ningún problema. Un poema podía ser una canción, y viceversa. Un libro de cuentos como Las reuniones podría haber sido un álbum. La dispersión, la vida cotidiana y el detalle de las cosas más extrañas son tres elementos que recorren toda su obra, no importa el formato.
De qué vive una artista
Bléfari participó de un proyecto en el que unió la música con la literatura y el teatro: Los cartógrafos. Lo realizó junto con la periodista Romina Zanellato y el realizador audiovisual Nahuel Ugazi. Pensado como un podcast, derivó en una gira, cual banda de rock, en la que los tres integrantes del proyecto se subían a un escenario para cruzar las disciplinas. Zanelatto publicó un texto en LatFem para despedir a su amiga y sobre esa gira contó: Con Nahuel nos convertimos en lectorxs públicos, en actores y en músicxs, todo al mismo tiempo. Los cartógrafos tuvo unas constantes ganas de hacer más. No se pudo. Nuestra amistad, por el otro lado, será eterna".
Mientras Los cartógrafos hacían sus experimentos, Bléfari preparaba su tercer libro de poesía: Antes del río. En la tapa, una foto de ella: fue la primera vez que posaba desnuda, contó la fotógrafa Nora Lezano, encargada de capturar esa imagen.
Al igual que en su primer libro, Antes del río incluye poemas en prosa. Bléfari tenía la habilidad de encontrar historias en cualquier lado y en cualquier cosa: un poema para un café en un bar, otro para unas plantas carnosas y uno para otro poema donde la mencionan a ella. Textos que funcionan como fotos de su vida, de los lugares que habitó y en los que reflexionó sobre ella misma y sobre su obra.
Escribió Bléfari en el poema "Querida": En la imperfección que es todo, prefiero estar donde estoy. Aprendo, ensayo, recuerdo, actúo, me siento distinta por periodos saludables. Sé muchas cosas que no sé si sirven para algo, pero me han hecho quien soy y cuando todo es nuevo uno busca mostrar algo de belleza.
Cuando Marina Yuszczuk contactó a Bléfari para editarla en Rosa Iceberg, su intención no era armar el libro de cuentos Las reuniones. "Queríamos que ella publicara unas notas que estaba escribiendo, porque hablaban sobre el uso del dinero y no hay muchos libros que ahondan en esa temática", cuenta Yuszczuk. Pero, como se mencionó antes, esas notas ya le pertenecían a otra editorial: Mansalva.
Diario del dinero es el último libro de Rosario Bléfari. Un libro póstumo que acaba de salir. Recopila textos que la artista escribió desde 1989 hasta 2019: cada relato cuenta cómo usó la plata que ganó y en qué. Por supuesto, no es una memoria contable, sino una autobiografía marcada por la vida económica de una artista. Un diario íntimo y una crónica de época. ¿Cómo hizo para sobrevivir una artista desde la hiperinflación de fines de los 80 hasta la actualidad?
El orden de ese diario es aleatorio. "Quise que las entradas estuvieran desordenadas como si un viento hubiese entrado por la ventana y volado las hojas", explicó Bléfari en la contratapa. "Ella nos mandó los textos así y nos parecía bien respetar la idea para que no sea un texto esquemático, sino uno más poético", cuenta Nicolás Moguilevsky, editor de Mansalva, que agrega: "La forma en la que se intercalan los textos vuelven al libro más fascinante, lo hace mucho más misterioso: no sabés con qué te vas a encontrar en la próxima página".
El uso del dinero es un misterio para la mayoría de las personas, pero Bléfari consiguió hacer de ese misterio una obra literaria. Lo que se presenta como un diario puede ser leído como una novela que cuenta las idas y vueltas de la vida de una artista. Su mirada sobre este tema no tiene lugares comunes, ni reflexiones pomposas: pone en evidencia que aunque se trabaje con la creatividad, también hay que pagar impuestos, ir al supermercado y darles de comer a los hijos.
La obra de Rosario Bléfari pone en evidencia que, a veces, la mejor forma para avanzar es dejarse guiar por el capricho y el azar. Ahora queda una obra consolidada que le permitirá a cualquier persona saber que las canciones, poemas, cuentos y diarios de Bléfari le pueden dar claves para entender lo que pasa a su alrededor.