“Romper la hermeticidad”. Con un nuevo concepto se reinauguró la sala de arte del Buen Pastor
El rediseño de este espacio, en Córdoba, apunta a ser una “reflexión” sobre la pandemia y sus efectos, permite ver desde adentro hacia afuera y, desde afuera, contemplar el arte
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CORDOBA.- La pandemia y las cuarentenas impulsaron a la Agencia Córdoba Cultura a repensar algunos de los espacios que tiene en la ciudad y a reacondicionarlos. Guillermo Alonso, director de Museos y Patrimonio de la Provincia, explica que se buscó “romper la hermeticidad” y que tanto quienes ingresan a un museo o centro cultural, como quienes están afuera, puedan acceder a los contenidos.
En ese contexto, hace unos días se inauguró la nueva sala de exposiciones del Paseo del Buen Pastor, ubicada en un punto neurálgico del barrio de Nueva Córdoba, frente a la iglesia de Los Capuchinos, diseñada por Augusto Ferrari.
“Es el resultado de una reflexión en la concepción del museo que tiene que ver con la pandemia y con el trabajar desde distintos puntos de vista del espectador, tanto de quien está adentro, como de quien no”, dice Alonso a LA NACION. Ratifica que el diseño rompe los criterios de hermeticidad y “abre una gran ventana desde el museo a la ciudad -los que están en una sala ven hacia afuera- y desde el afuera al arte, que se puede contemplar desde la calle con mayor o menor proximidad”.
Alonso admite que esa concepción no es “repetible” en todos los espacios culturales, pero sí entiende que los museos “no van a poder ignorar los cambios que generó la pandemia en todo el mundo”. Junto con el rediseño del Buen Pastor nació el Museo del Cuarteto, con una propuesta similar pero basada en la tecnología que permite generar contenido virtual que puede migrar a redes sociales fácilmente, lo que le permite ser “un museo tanto presencial como virtual”.
La estructura prexistente del Buen Pastor tenía algunas limitaciones para la refuncionalización que, finalmente, se usaron “a favor del arte” en especial por la altura ya que, en los estándares internacionales de exhibición de obras de arte la altura mínima es de 4,5 metros, y ésta tiene seis metros. Se realizó una obra reversible -sin ninguna modificación patrimonial ni de la fachada- de piel de durlock mediante la cual se ganaron 30 metros lineales para exposiciones. Los trabajos incluyeron adaptaciones de luces y climatización para estar acorde a las exigencias internacionales.
El esquema de funcionamiento sigue el que tienen otras instituciones en el mundo: los artistas visitan el lugar y proponen proyectos y muestras en función del espacio. “El Buen Pastor es una lugar ideal para generar arte a partir de la estructura”, dice Alonso. El espacio incluye, también, un lugar para exhibir las colecciones de la Provincia.
La apertura es con una exhibición del artista cordobés Marcos Acosta, con quien el equipo del Buen Pastor trabajó en paralelo al inicio de las obras de remodelación, un período de algo más de tres meses. “Afuera el viento, adentro el mundo” es el nombre de la exposición. Acosta subraya que la elección fue porque en su obra “trabaja mucho el paisaje, la ciudad, y nos parecía que se adaptaba a los espacios de la sala y a la nueva concepción”.
Las pinturas están acompañadas por textos de María Paula Zacharías y Tomas Bondone. “La ciudad también es para él un entorno natural. Si pensamos que un hormiguero es naturaleza, ¿por qué no lo sería lo que construimos nosotros?, pregunta el artista. La dualidad entre geometría y organicidad no existe. Las líneas y los planos que introduce Acosta parecen una intromisión, una huella del recorrido de un hombre (o de la mano de un creador). No lo son: no hay diferencia entre lo artificial y lo dado. La dualidad es una ilusión. Somos un fragmento del todo. El arte permite salir del plano físico: celebra una esencia”, dice Zacharías.
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