Rodolfo Rabanal
El escritor, que vive desde hace años en Punta del Este, estuvo en Buenos Aires para presentar su nueva novela
1. ¿Cómo resumiría esta novela, La vida privada ?
Yo diría que está compuesta de intenciones y "percepciones". Los hechos son mínimos: hace calor, es febrero, se produce un asesinato, aparece una mujer hermosa y extranjera. Todo ocurre en una suerte de presente continuo.
2. En la novela llama "el que percibe" al narrador. ¿Es usted?
El personaje no soy yo, pero es cierto que sin mí el pobre no sería nadie. Quise llamarlo "el que percibe" para desplazar su identidad y, al mismo tiempo, universalizar su existencia. Todos percibimos pero cada uno de manera propia e intransferible. Eso nos hace únicos. Si se quiere, "privados".
3. En La vida privada se cruzan el Buenos Aires actual con el de los tiempos del primer peronismo. ¿Qué recuerda de aquel momento?
Todos los recuerdos y sensaciones que guardo de aquella época (infancia a fines de los años 40 y principios de los 50) son pantallazos en blanco y negro, o mayormente en blanco y negro, como si todo lo ocurrido le hubiera pasado a otro: olores, contornos, sonidos, voces. Es bastante raro, ¿no? A veces todo eso suena a comedia.
4. Usted fue funcionario cultural en tiempos de Raúl Alfonsín. ¿Volvería a aceptar un cargo así?
Respondí a un llamado al que no podía desoír, ésa es la verdad. Jamás fui un militante partidista. Por eso, francamente, no sé si volvería a hacerlo. Si tuviera todo el poder para diseñar una política en materia de cultura me dedicaría especialmente a cambiar la educación atroz que hoy tenemos.
5. Usted vive en Uruguay. ¿Qué diferencias advierte entre uruguayos y argentinos?
¿Cómo decía Borges en su "Milonga para los orientales"? "Es el sabor de lo que es igual y un poco distinto." De eso se trata: Uruguay tiene espacio para las personas. Allí no se conoce la crispación política que tanto daño nos hace a nosotros.