Rodeado de conflictos, el Papa celebra su quinto año de pontificado
Con una decaída imagen por los casos de abusos, Benedicto XVI cumple su primera media década como jefe de la Iglesia Católica
"Un culpable de pedofilia no puede ser sacerdote". Aquella frase fue pronunciada por Benedicto XVI a bordo del avión que lo llevaba a Estados Unidos. Quizá, el Papa, nunca imaginó que ese mensaje, articulado hace poco más de dos años, podría convertirlo hoy en un esclavo de sus propias palabras, cuando celebra el quinto aniversario de su pontificado, sin anuncios grandilocuentes y acorralado por los casos de abusos sexuales que sacuden a la Iglesia.
Joseph Ratzinger, profundamente analítico y muy reservado en sus decisiones, cumple cinco años como jefe de la Iglesia Católica. Mirando un pasado próximo, pero también lejano, no son muchos los motivos que encuentran los sectores más cercanos al Papa para celebrar el aniversario de un pontificado que tuvo varios incidentes en su corta historia, entre los que se destacan el enfrentamiento con el mundo musulmán, el caso Williamson, la condena del preservativo y los casos de pedofilia.
El conservador Papa alemán, elegido en abril de 2005 por la mayoría de los cardenales como un pontífice de transición, atraviesa un período en el que su imagen mediática se deterioró por la salida a la luz de numerosos casos de abusos sexuales en diferentes países del mundo, lo que despertó una fuerte ola de críticas.
Sin embargo, la mayoría de los cuestionamientos que hoy hostigan al Santo Padre no son sólo producto de lo que sucedió en estos cinco años, sino también de lo que no pasó, las tareas pendientes, entre las que aparecen como más urgentes la reforma de la Curia -el gobierno vaticano- y una profunda revisión del rol de la mujer, con el fin de aggiornar a la Iglesia a los tiempos actuales.
El primer tropiezo de una serie de incidentes que debió sortear Benedicto XVI se produjo en 2006, cuando en uno de los discursos pronunciados durante su viaje a Alemania, en Ratisbona, relacionó el Islam con la violencia, desatando la indignación del mundo musulmán.
Posteriormente, con el objetivo de acercar a los sectores lefebvristas y fiel a su estilo conservador, rehabilitó la antigua misa en latín, según el rito tridentino, que se remonta a 1570 y que fue suprimida en 1969 por la reforma litúrgica de Pablo VI, fruto del Concilio Vaticano II.
En enero de 2009, el Papa anuló el decreto de excomunión a cuatro lefebvristas, entre los que se encontraba el británico Richard Williamson. Pocos días después se desataría la tormenta, al conocerse las declaraciones del obispo inglés, quien minimizó la dimensión del genocidio de judíos a manos de los nazis, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, desatando una profunda crisis con la religión judía, quien, por intermedio del Rabinato de Israel, rompió relaciones con el Vaticano.
Dos meses después, Ratzinger volvía a verse envuelto en otro problema, luego de que en pleno vuelo a Camerún, en su primer viaje a Africa , condenara el uso de preservativos para combatir el Sida, en un claro intento por fortalecer la posición de la Iglesia acerca de que la abstinencia sexual es el mejor medio para luchar contra la enfermedad.
"No se puede solucionar el problema del sida con la distribución de preservativos. Al contrario, su uso agrava el problema", afirmó, sin imaginar que apenas pocas horas más tarde desataría una ola de críticas de decenas de países de la Unión Europea.
Pero los escándalos de abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia, un conflicto, es considerado por analistas vaticanos como el "más delicado y difícil" de los últimos años, que salió a la luz hace poco tiempo y que en los últimos meses se multiplicó por las denuncias en diversos países.
En este sentido, una de las más férreas críticas que recibe el Papa es el silencio que mantuvo durante tanto tiempo a medida que el tema iba tomando relevancia. Pese a que en algunas oportunidad se reunió con víctimas de casos de pedofilia –lo hizo en Estados Unidos, en Australia y en el Vaticano, donde recibió a indígenas canadienses-, se le critica no haber tomado una enérgica decisión frente al escándalo, al cual volvió a referirse por última vez ayer, en Malta, donde lloró ante víctimas de abusos, un gesto que quizá entregue un poco de alivio a la Iglesia, sucumbida en los últimos meses.
LAS ENCICLICAS, CON SELLO PROPIO
En su corto pontificado, el Papa ya publicó tres encíclicas, las cuales fueron elogiadas por teólogos y pensadores en todo el mundo.
La primera en salir a la luz fue Deus caritas est ("Dios es amor"), publicada en enero de 2006, nueve meses de su elección como jefe de la Iglesia Católica. En ese documento, escrito en alemán pero traducido a otros seis idiomas, el Pontífice habló de amor y de sexo, algo sin precedente, y reflexionó también sobre la política y el rol de la Iglesia. En tanto, en su segunda parte incluyó la impronta de Juan Pablo II, que antes de morir había pedido trabajar un texto sobre la caridad.
Ya a fines de 2007, Benedicto XVI publicó su segunda carta, titulada Spe salvi ("Salvados por la esperanza"), en la que realizó una dura crítica al ateísmo y al marxismo, y denunció a las filosofías modernas que excluyeron a Dios para poner en su lugar el progreso, la ciencia, la razón y la libertadmal".
Por último, en 2009, publicó la encíclica Caritas in veritate ("Caridad en la verdad"), la cual tardó dos años en escribir y en la que habló sobre la crisis económica. El texto, el primero sobre temas sociales, laborales y económicos del papa alemán, fue divulgado en vísperas de una reunión del G-8 (los ocho países más importantes del mundo), en Italia.
En su última carta publicada, abogó por un nuevo orden financiero mundial, guiado por la ética, la dignidad y la búsqueda del bien común, y pidió la reforma de las Naciones Unidas, como así también deploró la codicia que produjo la crisis económica.
EL PONTIFICADO, EN VIDEOS
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