Ritos, pasajes y sellos mágicos: cómo desarrollar el arte de soñar y pedir deseos
Esos temas se abordan en dos muestras exhibidas en Fundación Larivière y Arthaus, además de inspirar la escultura de Marta Minujín instalada frente al ex-CCK
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Autos, billetes, casas, ropa, comida, electrodomésticos, materiales de construcción, celulares, pasajes de avión, diplomas universitarios e incluso gallos y gallinas, que ayudan a encontrar el amor. Todo eso y más puede encontrarse en la Feria de la Alasita, un encuentro anual que se celebra sobre todo en La Paz, Bolivia, desde el 24 enero y durante un mes. “¡Un millón de dólares por diez pesos bolivianos!”, gritan algunos de los cinco mil artesanos reunidos en el Campo Ferial del Bicentenario para vender esas esas miniaturas que sus compradores ofrendan al Ekeko, dios de la abundancia, para que haga esos deseos realidad.
El rito andino incluye rociar esos pequeños objetos con alcohol o vino, cubrirlos con pétalos de flores y adornos, y prender sahumerios mientras se rezan oraciones que mezclan tradiciones prehispánicas y católicas. Una noción de esta costumbre -que también tiene su breve versión en el porteño Parque Indoamericano de Villa Soldati- ofrece la muestra colectiva exhibida hasta el 15 de septiembre en Fundación Larivière: Ch’ixifuturismo incluye fotografías de Florencia Blanco sobre los coloridos cholets construidos por Freddy Mamani, pero también sobre ese universo de objetos de pequeña escala y grandes aspiraciones.
“El 24 de enero los diarios de Bolivia imprimen además una versión en miniatura, del tamaño de una mano, que se vende en los kioscos. Con sus suplementos, y noticias que expresan deseos o están narradas con humor”, agrega Blanco a LA NACION sobre estos rituales, inscriptos por la Unesco en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
“Los habitantes de la capital boliviana participan ampliamente en su celebración, sea cual sea su condición social –sostiene la organización de Naciones Unidas en su sitio web-. Este elemento del patrimonio cultural fomenta la cohesión social, se transmite de generación en generación y estrecha las relaciones familiares. Además, la importancia que esta práctica tradicional concede a las donaciones y los pagos de deudas –por simbólicos que sean– contribuye a apaciguar las tensiones entre las personas, e incluso entre las clases sociales”.
Ese acercamiento tan necesario en la Argentina se fomentará el sábado próximo a las 16, en el marco de la exposición curada por Santiago García Navarro en La Boca. La artista visual y arquitecta Yhomara Muñoz ofrecerá un taller gratuito de dibujo para pedir deseos, destinado a mayores de ocho años, con inscripción previa. Propondrá explorar el método del sigilo como proceso creativo y “transmitir mensajes y emociones de manera visualmente impactante”.
“Los sigilos son símbolos personalizados, cargados de intención y energía, que actúan como puentes entre la mente y el universo –explicó Muñoz a LA NACION-. Provienen de la magia del caos del siglo XX y se los considera como una magia personalizada. Para el taller se empleará el método de las palabras creado por Austin Osman Spare, considerado como el padre de la magia pragmática: consiste en escribir el deseo en primera persona, en afirmativo y en tiempo presente. Luego se eliminan las letras repetidas en la oración, y con las letras restantes se realiza un diseño que será el símbolo o sello mágico”.
Algo mágico se siente también al ingresar en la Escultura de los sueños, de Marta Minujín, instalada hasta el 28 de este mes en la explanada del ex-CCK, frente a la entrada de Sarmiento 151. Es la misma estructura inflable de nueve metros de alto que presentó en noviembre en Times Square, y que cruzará el Atlántico para exhibirse en la Piazza del Popolo, en Roma. La propuesta inmersiva y gratuita, abierta de 14 a 20, invita al público a que pida deseos mientras atraviesa ese portal de colores flúo, mientras escucha una grabación con cantos de pájaros autóctonos. Es un éxito: la visitan unas 4000 personas por día, según informaron desde el centro cultural.
“La gente tiene que soñar y tener proyectos para seguir, eso los impulsa a vivir intensamente”, dijo Minujín a LA NACION durante su inauguración en el microcentro porteño. Según ella, el principal deseo pedido en Estados Unidos fue “que termine la guerra”. En Buenos Aires, ese día, hubo de todo un poco: desde una señora que pidió “que aparezca Loan” hasta el compartido por Cayetana, hija de la diseñadora Min Agostini, de ocho años: “Que a todos les vaya bien”.
Un clima reflexivo similar, pero en un contexto totalmente opuesto, se experimenta a pocas cuadras de allí. Hay que atravesar una cortina negra que cubre la entrada de una sala de Arthaus para internarse en Noche adentro, la instalación pictórica concebida por Hernán Salamanco. “Todo conduce hacia lo onírico, hacia la oscuridad y el ensueño”, dice María Teresa Constantin, directora de Artes Visuales de esta institución, en referencia a ese recorrido que diluye los límites “entre la vigilia y la realidad”.
Una de las imágenes de distintos períodos pintadas sobre carteles de chapa, que abarcan paisajes, interiores, retratos y naturalezas muertas, incita especialmente a pasar a otro plano: es la que recrea en tamaño real las copas de unos árboles, vistas desde abajo. Colgada del techo sobre un conjunto de almohadones, genera la atmósfera perfecta para recostarse y elevar la mirada.
“A diferencia de la vigilia, en el sueño el inconsciente está a cielo abierto, uno lo transita durmiendo –observa el psicoanalista Manuel Zlotnik en el texto que acompaña la muestra-. Y allí, bajo su dominio, se pierden las categorías de tiempo y espacio, se mezclan épocas y lugares, personas vivas y muertas, no hay una trama única y lineal. En general, suele haber un trasfondo entre familiar y extraño”. Toda una aventura, como la de Alicia en el país de las maravillas, animarse a verlo.
Para agendar:
La Escultura de los sueños de Marta Minujín, en el ex-CCK (Sarmiento 151) hasta el 28 de julio. Ch’ixifuturismo en Fundación Larivière (Caboto 564), hasta el 15 de septiembre. Noche adentro de Hernán Salamanco en Arthaus (Bartolomé Mitre 434), hasta el 20 de octubre.
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