Ricardo Coler. “Los escritores y los médicos se ocupan de los mismos temas: la vida, la muerte, el amor y el sexo”
Con humor, el doctor, periodista y novelista escribió “Un médico”, su más reciente libro, que tensa la cuerda erótica y que tiene en gateras una segunda y tercera parte
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Protagonizada por un médico urólogo, porteño y judío, la nueva novela de Ricardo Coler (Buenos Aires, 1956) elige un camino poco transitado por la literatura argentina actual. En un registro humorístico, y por momentos levemente satírico, Un médico (Planeta) sigue a David por más de un año en un recorrido que incluye Tel Aviv, Miami, Málaga y, desde luego, Buenos Aires. “Al leer este libro, mis más cercanos dicen que la voz del narrador se parece muchísimo a la mía -dice Coler, que es médico, fotógrafo y periodista, además de narrador, a LA NACION-. Es probable que sea cierto. Pertenezco al grupo de los insoportables que te hacen dudar si te hablan en serio o en broma”.
Desde el inicio, la novela tensa la cuerda erótica. Así, se conocen las relaciones y aventuras amorosas de David, del pasado y del presente, con una jefa de enfermería, la viuda de un paciente, una beldad científica y la despampanante Nora, socióloga que le da la idea (y más que la mera idea) de una ponencia donde se entrecruzan Max Weber y el Viagra. “Nunca le levantaría la mano a una mujer pero si, enajenado y bajo la influencia de algún tóxico se me ocurriera, es claro que Nora me noquea con una mano atada a la espalda”, reflexiona el protagonista, que mide veinte centímetros menos que la amazona de ascendencia sefaradí.
“La novela comenzó con la historia de la relación entre un médico y una socióloga que le hacía planteos que lo intimidaban -dice Coler-. Pero, como en la mayoría de los textos que escribo, comienzo con una idea clara de lo que quiero y termino en algo que se parece muy poco a esa idea tan clara que tenía. De todas maneras, cuando me doy cuenta de que el texto toma otro rumbo lo dejo continuar, me interesa saber qué es lo que escribe ese que ya no soy yo”. Un médico tiene una segunda parte ya casi lista. “Creo que una tercera también -informa el autor-. Además estoy trabajando en un ensayo breve. Que sea breve siempre es un aliciente”.
El autor de los best sellers de no ficción El reino de las mujeres y Ser una diosa reconoce que el tema de la mujer reaparece en su obra. “Atraviesa todos mis libros -remarca-. Desde el primero sobre mi experiencia viviendo en un matriarcado en China hasta esta última novela con tanto personaje femenino empoderado. Sin embargo, el tema de la mujer no es algo que aparezca en mi vida cotidiana, en mis conversaciones con mis amigos; no lo tengo presente. Pero en los libros aparece y no me queda otra opción que aceptarlo. Hay que amigarse con el inconsciente; si uno lo trata bien, siempre ayuda”. Además, fundó y dirigió la revista cultural Lamujerdemivida. Y es la pareja de la escritora Esther Cross. “Esther es muy talentosa, pero yo estoy con ella porque me gusta físicamente”, declara.
-Siendo vos médico, ¿cuánto de autobiográfico hay en la novela?
-No soy urólogo. Ni tampoco tengo hermano varón. Mucho menos una vida con vínculos amorosos varios. Pero hay anécdotas de pacientes propios o de colegas que forman parte de la novela, algunas situaciones que ocurrieron en la realidad como el episodio con policías y helicópteros en el congreso de Disney en Orlando. De todas maneras, aunque no sea autobiográfica, ser médico me permitió acceder a la trastienda, ver lo que ocurre, saber lo que se siente, escuchar las conversaciones. Los temas que trato en la novela, aunque estén contado en modo de ficción, son temas que aparecen en revistas médicas serias y que por ser controvertidos generan un debate interesante.
-¿Leíste libros de escritores médicos mientras avanzabas con la novela?
-No. Con anterioridad había leído a médicos que escriben; Daniel Flichtentrei, por ejemplo, uno de los médicos argentinos mas cultos que conozco, William Carlos Williams, Anton Chejov, Pacho O’Donnell hace muchos años atrás, y por supuesto a Sigmund Freud y a Jacques Lacan. Los libros de Freud, aunque no son ficción, tienen muchas páginas que se leen como si lo fueran. Los personajes de esta novela son en su mayoría gente que conocí a las que adapté con amplio margen para el relato.
-¿En qué se parecen la literatura y la medicina, y el ambiente literario y el médico?
-A primera vista el ambiente literario y el médico se parecen bastante poco. Los médicos y los escritores parecieran tener pocas coincidencias; las diferencias saltan a la vista. Pero es una ilusión, ambos en el fondo se ocupan de los mismos temas: la vida, la muerte, el amor y el sexo. Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que cada vez estoy más convencido de que los médicos son lo más parecido que hay a los seres humanos.
-En la novela se tratan de manera humorística temas “serios” de debate actual, como el conflicto israelí-palestino, los negocios alrededor de la salud, el sexismo. ¿Dirías que es modo alternativo de abordarlos?
-Creo que es un modo amable de abordarlos. Es una invitación a pensar sin que el otro se ponga inmediatamente en guardia. Hay muchas cuestiones que se viven de manera dramática y que vistas de otro modo son bastante cómicas.
-¿Es una novela cómica sobre la libertad?
-No estoy tan seguro sobre lo que significa la libertad. Uno nace hablando un idioma, en una determinada estructura familiar, en una situación económica, en un país y muchas veces con un padre o una madre que te taladran desde chico con lo que tenés que ser. Con todos esos condicionantes, cuando llegás a la vida adulta mejor reconocer que el margen de libertad es acotado. Son muy pocas las cosas sobre las que podemos decidir y cuando accedemos a ese breve espacio nos damos cuenta de que, además, no es tan fácil saber lo que uno quiere. El protagonista de la novela toma una decisión, hace una apuesta con la convicción de que podía cambiar la historia de la medicina. Pero, como todos sabemos, las apuestas pueden salir bien o mal.
-¿Vas a volver a escribir libros de no ficción? ¿Qué te exigen como escritor la no ficción y la ficción?
-Cuando comenzó la pandemia estaba planeando un viaje para escribir otro libro en la línea que venía publicando. Pero tanto la pandemia como la situación internacional complicaron la posibilidad de ir a un pueblo alejado de la India o de China con alguna característica particular como el de los otros libros: las mujeres que tienen mucho maridos en el Himalaya o el pueblo en el que viven por más de cien años. Pero apenas pueda y encuentre algo que valga la pena, preparo la mochila y me voy. Eso no significa que deje de escribir ficción. Aunque esta es una novela, tiene algo de mis libros anteriores, me refiero a que mantengo la intención de discutir una idea. No importa si lo hago como ficción o como no ficción. Disfruté mucho de la escritura de Un médico.
-¿Hay “préstamos” entre una y otra?
-Salvo que uno escriba un libro de matemáticas me da la sensación de que la no ficción pura no existe. Un mismo hecho puede ser contado de muchas maneras y en cada una de ellas siempre habrá algo puesto por el que lo cuenta.
-Dirigiste una revista cultural por años, ¿cómo ves la escena literaria en el país, las tendencias, los gustos y los debates?
-Mientras salía la revista estaba al tanto de todo lo que se publicaba, pero vengo de otro ambiente, no vivo de la escritura ni lo pretendo. Soy más alguien que escribe libros que un escritor. La mayor parte del día me dedico a otra cosa y no participo de los gustos y los debates actuales. Pero siempre estoy leyendo algo, por lo general sigo un tema. También leo lo que me recomiendan.
-¿Tenías en mente a un lector mientras escribías la novela?
-Es inevitable tener a un lector en mente, pero en mi caso hago todo lo posible para que se vaya. Tener a un lector en mente me detiene, me va mejor cuando me olvido de eso.
-¿La literatura cura, como dicen algunos?
-No sé si es algo general, pero en mi caso funciona.
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