Revisión de la posmodernidad
La fábrica de porcelana es un libro breve escrito a partir de un seminario dictado por Negri en París que tenía por objetivo analizar las transformaciones producidas por el pasaje de la modernidad a la posmodernidad
La fábrica de porcelana
Por Antonio Negri
Paidós/trad.: Susana Lauro/214 páginas/$ 88
En el año 2000, el campo de la filosofía política se vio conmocionado por la aparición de un libro que inmediatamente se transformó en best seller: Imperio , de Antonio Negri y Michael Hardt. Más allá de las numerosas críticas que recibió tanto desde el ámbito académico como desde el político, dicho texto permitió que los conceptos de los autores tuvieran una amplia circulación.
La fábrica de porcelana es un libro breve escrito a partir de un seminario dictado por Negri, entre 2004 y 2005, en el Collège International de Philosophie de París que tenía por objetivo analizar las transformaciones producidas por el pasaje de la modernidad a la posmodernidad y proponer un nuevo vocabulario político a partir de ellas. Para definir su posición en torno a la cuestión modernidad/posmodernidad, Negri evalúa los planteos de diversos pensadores contemporáneos. Los ataques más duros los reciben quienes han sido los abanderados de la posmodernidad "débil" durante las décadas del 80 y del 90. Así, a Jean-François Lyotard, Jean Baudrillard y Paul Virilio los descalifica por quedarse en un plano descriptivo, promoviendo la impotencia ante cualquier iniciativa de transformación, mientras que a Gianni Vattimo y Richard Rorty los impugna por su tendencia "individualista e intimista" que los lleva a sostener, según el autor, una "complacencia monstruosamente estúpida" con el actual sistema. Más benévolo es Negri con Jacques Derrida y Giorgio Agamben. De ellos rescata su intento por hallar un residuo de vida que escape al control del mercado, aunque sostiene que ambos carecen de una perspectiva positiva, que les permitiría entrever posibilidades de construcción de lo social. En cuanto a afinidades, los nombres que se destacan son los de Michel Foucault y Gilles Deleuze. Conceptos como "biopolítica", "disciplina", "líneas de fuga", "repetición" forman parte ya del propio vocabulario de Negri.
Ahora bien, si de antecedentes se trata, queda claro que el principal nombre que habría que mencionar es el de Spinoza. De él toma Negri nociones como "potencia", "multitud" o "lo común". Uno de los puntos centrales surge del desarrollo de estos conceptos. Se trata del problema de mostrar cómo la multitud puede transformarse en un sujeto político. Negri sostiene que la construcción política de la subjetividad de la multitud es producto de dos fuerzas: la pobreza y el amor. La pobreza -que no debe reducirse a la indigencia económica- es aquello que mueve a desarrollar relaciones de cooperación, "la apertura hacia un posible aumento del ser"; el amor consiste en la realización de ese aumento de potencia que tiene lugar cuando se produce "lo común".
En el prefacio del libro, Negri comenta que el clima en el que se desarrollaron estas clases no fue para nada sereno. Un grupo de estudiantes contrario a sus propuestas asistió al curso para cuestionar cada una de sus ideas. Algo de eso se percibe en el libro pero, en lugar de perjudicarlo, lo enriquece. Porque, a pesar de que en el texto no están presentadas explícitamente esas objeciones, Negri se encarga de definir su perspectiva en confrontación con las de otros autores contemporáneos. Esto no elimina las posibilidades de controversia, pero indudablemente favorece la toma de posición que los alumnos -y ahora los lectores- pueden asumir en relación con sus planteos.
© LA NACION
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