Reparo
Estas dos mujeres han encontrado el ángulo perfecto para recostarse en un banco en una calle céntrica de Pekín. Una de ellas, con el rostro cubierto con barbijo y gorra, parece estar dormida, mientras que la otra está atenta a su teléfono móvil, con el cual tampoco permite que veamos su cara. La postura de ambas encaja perfecto con el diseño del banco que les permite un alto en el camino, un descanso de no se sabe qué cansancio. Con toda naturalidad se han acostado en un lugar público como si el escenario fuera privado, un enclave exclusivamente reservado para ellas. Como con tantas otras conductas, cada vez es más difícil saber cuál es el límite entre lo público y lo privado. Qué está bien, qué está mal. Qué es lo correcto y qué no. Donde ellas se encuentran, tal vez ese reposo sea una práctica habitual. Y si no lo es, no parece importarles. El reparador descanso vale más que cualquier reparo social.
Otras noticias de Nota de Opinion
Más leídas de Cultura
Eduardo Stupía. “Me preocupa más la retirada del Estado en salud y educación pública que en el apoyo al arte”
Agenda. 7 recomendados de arte y cultura para esta semana
Quería que lo silbaran. Arnold Schönberg, el compositor que no escribía para imbéciles
Inauguró Malba Puertos. La primera reserva abierta de un museo latinoamericano combina arte y naturaleza