Renunció Martín Marcos, el director del Museo Nacional de Arte Decorativo
Tomó la decisión semanas después de haber cumplido noventa días de suspensión sin goce de haberes y sin sumario iniciado, mientras continúa la investigación por el robo de veinte piezas del acervo de la institución
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El director del Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD), Martín Marcos, renunció ayer a su cargo tras noventa días de suspensión sin goce de haberes ni sumario iniciado, y luego de haber regresado las oficinas del Palacio Errázuriz, donde continúa la investigación por el robo de veinte piezas del acervo de la institución.
En una carta fechada el martes 21 y dirigida a Tristán Bauer, ministro de Cultura de la Nación, Marcos explicó que María Isabel Baldasarre, a cargo de la Dirección Nacional de Museos y actualmente interventora del MNAD, le comunicó a principios de este mes que cumplido el plazo de suspensión recuperaba su sueldo y su función ejecutiva, pero que no podría ejercer dicha función ni regresar a su despacho. Agrega que cuando se presentó a trabajar, el 2 de junio, le sugirieron que usara “un espacio desocupado en el entrepiso del museo” y que esperara a que la interventora le diera tareas.
“Luego de 15 días de presentarme a trabajar regularmente y sin funciones ni tareas asignadas, he decidido replantearme esta situación”, sostiene Marcos, antes de recordar que la intervención y su suspensión se resolvieron a raíz de las denuncias de robos y faltantes en el patrimonio del MNAD que él mismo realizó, “siguiendo todos los protocolos establecidos para esas situaciones”.
“No me gusta usar las palabras discriminación ni persecución. Pero siento que claramente haber concursado en la gestión anterior me jugó en contra; si hubiera sido un funcionario que entró con ellos, el trato hubiera sido distinto. Es lamentable que se mezcle lo técnico con lo político en responsabilidades tan importantes para la gestión cultural de nuestro país, pero ese es un debate que tendrá que dar la política. Yo gané mi cargo por mis antecedentes técnicos”, declaró Marcos a LA NACION. Fuentes del Ministerio de Cultura, en tanto, confirmaron que habían recibido la carta, y que llamarían a concurso para su reemplazo una vez que termine la intervención.
De esta manera, Marcos aludió a la denuncia de “discriminación y persecución política” realizada el mes pasado por Hernán Lombardi, presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. Días atrás, la Sociedad Central de Arquitectos comunicó su adhesión a este pedido de informe que solicitaba esclarecer las circunstancias por las que fue apartado del cargo, “injustificadamente y sin derecho a defensa”.
En su carta de renuncia “indeclinable”, Marcos cuestiona a su vez “la nueva, e incompresible, intervención del MNAD”, por otros noventa días, resuelta por Bauer a partir del 26 de mayo y fundamentada en la necesidad de regularizar una serie de situaciones detectadas en el área de museología durante la primera fase de la intervención, y el visu, relevamiento efectuado sobre el inventario del patrimonio del museo.
Esa nueva prórroga no implicó su suspensión como director, cargo al que accedió por concurso público en junio de 2017 y que vencía el domingo próximo. Tal como anticipó LA NACION la semana pasada, debido a que la organización de los concursos demanda tiempo, se decidió extender las funciones de los directores en ejercicio por 180 días hábiles.
“Siempre ha sido criterio de la administración prorrogar dos años más la función ejecutiva de los directores/as de museos o esperar a que un nuevo concurso se sustancie –sostiene Marcos-. Claramente esa no es la intención de las actuales autoridades y no estoy dispuesto a soportar el maltrato de permanecer sentado en un escritorio sin tareas que cumplir, acorde a mis antecedentes y escalafón profesional”.
En su extensa carta, Marcos enumera también con detalle las “situaciones y anomalías” detectadas durante el relevamiento, que incluyen entre otras el hecho de que “una significativa cantidad de objetos no cuentan con marcajes adecuados o están sin marcar”, que “el registro fotográfico de los bienes culturales requiere de actualización” y que la “convivencia de espacios de trabajo (oficinas) con armarios que contienen objetos culturales registrados en el inventario”.
Según Marcos, “la mayoría de los ‘hallazgos’ detectados son cuestiones que las autoridades de la Dirección Nacional de Museos y el Ministerio sabían sobradamente”. Entre ellos la falta de un circuito cerrado de televisión y cámaras de seguridad, cuya compra fue iniciada por el Ministerio hace más de dos años “y recién ahora la ha adjudicado pero aún no colocado”.
“Es sabido que cualquier museo que se audite hoy en la Argentina revelará situaciones y recomendaciones similares –observa al respecto-, o aún más complejas, respecto de sus colecciones, depósitos de guarda, condiciones y limitaciones edilicias, y/o debilidades en términos de seguridad. Cabría preguntarse: ¿Qué hará el Ministerio de Cultura de la Nación, intervenirlos a todos? ¿Suspender a todos los directores y directoras? ¿Poner en cuestión y sumariar a todos los agentes que integran las áreas de museología? Las auditorias sirven para detectar, corregir y mejorar aspectos de la gestión. Esa es su función y son necesarias y bienvenidas. Siento que aquí la finalidad es otra”.
“Por último –agrega-, es necesario volver a señalar que en cualquier gestión existen responsabilidades, jerarquías y roles por encima y por debajo de un director de museo y que en este caso es evidente que esas responsabilidades se quieren licuar o desviar haciendo de mí un ‘chivo expiatorio’ con la intención, hoy más que explicita, de desacreditarme, ensuciarme y así correrme de un cargo al que accedí por mérito y antecedentes mediante un concurso público limpio e inobjetable”.
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