Renacimiento japonés en las librerías argentinas
Este año se puede convertir en el del país del sol naciente en las librerías argentinas. Además de la publicación de novedades de autores clásicos de la literatura japonesa, como Yasunari Kawabata y Riichi Yokomitsu, y de éxitos de ventas contemporáneos como Hiromi Kawakami y Haruki Murakami, varios escritores argentinos ofrecen sus miradas sobre un territorio y una comunidad que, a causa de la distancia no solo geográfica sino también lingüística y social, despierta fascinación.
En la Argentina, el culto por la literatura japonesa está afianzado. Autores como Ryunosuke Akutagawa, Junichiro Tanizaki, Yukio Mishima y el premio Nobel de Literatura 1994, Kenzaburo Oé, son bien conocidos por los lectores. A partir de la década de 1990, mediante una acción conjunta de editores, agentes y traductores, se empezaron a publicar novelas y cuentos de escritores célebres y no tanto, que tuvieron buena recepción entre los lectores. El sello Emecé dio a conocer libros de cuentos y novelas de Kawabata, Premio Nobel de Literatura 1968, que habían quedado sin traducir en español, como El lago y Kioto. Antiguas y contemporáneas obras maestras, como El libro de la almohada, de Sei Shônagon, y Una novela real, de Minae Mizumura, salieron en Adriana Hidalgo, y relatos y novelas escalofriantes de Kobo Abe, en Eterna Cadencia. Tusquets publica la luminosa obra narrativa de Banana Yoshimoto, y las novelas negras de Natsuo Kirino, que impactó con Out, son muy buscadas por los lectores del género (aunque hayan dejado de publicarse en el país). Interzona, en una cuidada edición, dio a conocer en 2018 El gran espejo del amor entre hombres, de Iharu Saikaku.
Arigato gozaimasu por leer
La sección japonesa de la biblioteca continuará creciendo. Desde este mes, ya están en las librerías La muerte del comendador (Libro 2), de Murakami, publicada por Tusquets, y una extraña nouvelle del autor de La bailarina de Izu, titulada Bailarinas (Emecé), en la que retornan motivos de su literatura: el erotismo, los estragos que causa el paso del tiempo y la nostalgia por aquello que pudo haber sido. El menú de Murakami, a diferencia del de Kawabata, es más intenso, alucinatorio y, para algunos paladares, algo indigesto. Visto a través del prisma de ambos autores, Japón puede ser amenazador, delirante, melancólico y tan perverso como dulce.
Se suma en marzo, además, la publicación del primer título de la colección Bosque de Bambú (de la joven editorial También el Caracol), dedicada a la literatura japonesa, que debuta con La primavera llegó en un carro tirado por caballos, de Riichi Yokomitsu (1898-1947). Este autor, poco conocido en el país, fue contemporáneo de Kawabata.
La traducción estuvo a cargo de Masako Kano, Gabriela Occhionero y Mariana Alonso, directora de la editorial. Cuenta con un estudio preliminar de Miguel Sardegna, director de la colección. "Yokomitsu fue amigo de Kawabata, el escritor japonés más leído en nuestro idioma -dice Sardegna a LA NACION-. Estuvieron cerca hasta la temprana muerte de Yokomitsu y Kawabata siempre lo consideró uno de sus mentores. Como no podía ser de otra manera para ese 'experto en funerales' que fue Kawabata, atravesado por la pérdida de familiares y amigos, se encargó de despedirlo en su funeral. En su tiempo, Yokomitsu tenía la misma estatura literaria que Kawabata. Se llegó a decir que era un bungaku no kamisama, un dios de la literatura".
La primavera llegó en un carro tirado por caballos recoge cinco relatos que cubren las etapas de la producción de Yokomitsu. "Eso permite tener una buena idea de los cambios en su estilo y en sus preocupaciones, desde la estética visual que pregonaba con Kawabata en la escuela de las nuevas sensaciones, inspirada en las vanguardias europeas, hasta el desencanto que trajo la industrialización apresurada", dice el autor de Hojas que caen sobre otras hojas.
El segundo volumen de la colección Bosque de Bambú será La canción del arrozal, un libro de ensayos inéditos en español de Lafcadio Hearn sobre las voces de los insectos y ranas en la poesía japonesa. "Japón tiene una poesía de siglos inspirada en libélulas, luciérnagas, mariposas, cigarras, grillos y ranas", aclara Sardegna.
Una madre viaja a Tokio
"Okasan no estaba en mis planes -cuenta Mori Ponsowy-. Mati, mi único hijo, al que crié sola, se fue a los veinte años con una beca a estudiar a Japón. Lo curioso es que desde sus cinco años decía que, cuando fuera grande, viviría en ese país". Cuando fue a visitarlo por primera vez a Tokio, Ponsowy estaba escribiendo una novela y tenía en sus planes seguir escribiendo en las mañanas para no perder el ritmo. "Pero al día siguiente de llegar, me di cuenta de que ya no podía: tenía que escribir sobre lo que estaba viendo, lo que estaba sintiendo. Ir a Japón no es solo ir a las antípodas del planeta. Es ir a otro lugar del universo, a otra galaxia". En idioma japonés, okasan significa madre.
La extrañeza que le provocaba la sociedad japonesa era tan grande como la de ver a su hijo hablando un idioma que ella desconocía. "Escribí Okasan. Diario de viaje de una madre desde ese estupor. Japón era el telón de fondo perfecto para contar la relación entre una madre y un hijo que se hace adulto", confiesa la autora. El libro de Ponsowy, publicado por Reservoir Books, se lanzó este mes.
"En Japón aprendí que en la vida nada sucede como teníamos planeado -dice Ponsowy-. Que hay maneras de vivir y estar en el mundo diametralmente distintas de la nuestra y que el individualismo no es la única manera de habitar la tierra. Y aunque lo extrañe todos los días, aprendí que mi hijo puede vivir sin mí, que ya no me necesita, que puede solo. Se está inventando su propio camino". Actualmente, la autora va a encarar aquel proyecto que postergó en tierra japonesa. En una residencia de escritores en Bengalaru, India, avanzará en aquella novela.
El cronista enamorado
Si bien en Camino al Este. Crónicas de amor y desamor (Tusquets), crónica por la que Javier Sinay obtuvo un premio del Fondo Nacional de las Artes en la categoría de no ficción, se narra un extenso recorrido hecho por el autor desde Buenos Aires hasta capitales europeas y luego asiáticas, la historia está vinculada desde el comienzo con Japón. "Fue un proceso muy largo, apasionante -dice Sinay-. Como viajé sabiendo que iba a escribir, lo hice con todos los sentidos bien abiertos. Y también con un diario de viaje, que finalmente se extendió a tres libretas grandes, donde iba anotando todo con mucho detalle". Sinay cruzó el Atlántico con guías literarios en la mochila como Basho, el gran poeta japonés, y textos de grandes viajeros.
El autor de Los crímenes de Moisés Ville: una historia de gauchos y judíossabía algo de Japón antes de llegar hasta esa isla Estado. "Mi mujer, a quien fui a visitar a Japón mientras ella pasaba un año estudiando chado (ceremonia del té), es de una familia japonesa asentada en la Argentina desde hace muchas generaciones, y me había contado infinidad de cosas sobre ese país". Además, el padre del cronista había visitado Japón cuando él era un niño. "Así tuve las primeras noticias fiables de lo que era esa cultura. Y yo mismo practicaba karate", recuerda.
Hacia el final de Camino al Este, un personaje le pregunta a Sinay qué aprendió viajando. "Al viajar por Eurasia aprendí algo sobre la libertad, porque creo que los viajes largos son liberadores -responde con los pies en Buenos Aires-. Pero viajando por Japón aprendí más sobre la responsabilidad que debemos tener como personas, como ciudadanos y como periodistas. Tenemos que ser responsables con lo que hacemos y con respecto al otro. Esa es la única manera de vivir en un entorno mejor, que luego nos hace mejores a nosotros. Los japoneses lo viven así, o al menos eso me pareció". En marzo, Camino al Este se publicará en España.
Quinteto de novedades
En diciembre pasado, Lumen distribuyó en el país El quinteto de Nagasaki, novela de la escritora japonesa Aki Shimazaki. En 2019, llegará En el corazón de Yamato, con traducción del francés (la lengua en que escribe la autora) de Alan Pauls. Shimazaki nació en Gifu en 1954, pero vive en Montreal desde 1991. Con El quinteto de Nagasaki ganó el Premio Ringuet de la Academia de las Letras de Quebec, el Premio Literario Canadá-Japón y el Premio Gouverneu- Général en 2005. Tras un segundo ciclo de cinco novelas titulado El corazón de Yamato, que Lumen publicará próximamente, comenzó en 2015 un tercero: Azami. También es autora de las novelas Tonbo (2012) y Hôzuki, la librería de Mitsuko (2016).
Tusquets publicará en julio un libro de crónicas de Fernando Krapp, Una isla artificial. Crónicas sobre japoneses en Argentina. La editora de la colección, Leila Guerriero, anticipa que es una investigación que al autor le llevó años. "Recorrió muchos lugares, desde Misiones hasta Mendoza, pasando por todo el Gran Buenos Aires, para contar la historia de los japoneses y sus descendientes en la Argentina. Encontró desde japoneses que vinieron a colonizar la zona cordillerana hasta una película de suspenso y enredo en torno al Jardín Japonés", revela.
Krapp entrevistó a japoneses de primera, segunda y tercera generación, habló con tintoreros e hijos de tintoreros, con viveristas, con rockeros hijos de japoneses, con acupunturistas, escritores y señoras japonesas que enseñan la ceremonia del té. "El resultado es tan impactante como delicado, y muestra algo excepcional: un mundo casi paralelo que convive con el nuestro, con reglas distintas, con conceptos distintos acerca de muchísimas cosas. Echa por tierra todos los mitos acerca de la 'japonesidad', uno por uno. Es entrañable, trágico, comiquísimo", se entusiasma la autora de Plano americano. Para leerlo, habrá que cultivar la paciencia hasta mediados de año.
De Hiromi Kawakami, Alfaguara publicó en 2018 El cielo es azul, la tierra blanca: una historia de amor, novela que ganó el Premio Tanizaki en 2001. A fines de 2019, se conocerá en la Argentina una distopía que los editores describen como "sensacional". De esta autora nacida en Tokio en 1958, muy exitosa en su país, se reeditará a mediados de año Algo que brilla como el mar, la historia de un chico que vive con su madre y su abuela, y que debe crecer de golpe.
Uno de los cuentos de Doscientos canguros (Entropía), nuevo libro de Diego Muzzio que saldrá en pocas semanas, tiene como protagonista a Teiji, hijo y nieto de japoneses, obsesionado con uno de los aviones de la fuerza aérea nipona que atacó Pearl Habor durante la Segunda Guerra Mundial. "El caza Zero" (así se titula el cuento) hace referencia a la denominación informal que recibía ese tipo de avión militar. El destino de Teiji, y en cierto modo también el de su hermana Aiko, quedará marcado por el pasado de los hombres fuertes de su familia: su abuelo, héroe de guerra, y su padre, tintorero del barrio de Flores.
Es probable que en 2019 ya se pueda leer la nueva novela de Daniel Guebel, flamante merecedor del Premio Nacional de Literatura. Según adelantó el autor, la historia está ambientada en el siglo XIV en Japón.
Un nuevo número de Tokonoma
Hace pocas semanas, se lanzó el número 17 de la revista literaria Tokonoma , proyecto editorial que dirige desde 1994 la profesora, ensayista y traductora Amalia Sato, en el que numerosos artistas, poetas y narradores escribieron sobre lo que Japón representaba para ellos. Sato es un nombre clave en la difusión de la literatura japonesa en la Argentina.
El nuevo número, que se puede leer aquí, recoge el material recibido en el curso del año 2012 y cuenta con colaboradores notables, como Miguel Vitagliano, María Gainza, Juan Forn, Jorge Pinedo, Graciela Taquini y Mami Goda, entre otros, que siguieron la consigna de elegir un nombre propio con el fin de crear una plataforma hacia nuevos conceptos y relaciones acerca de Japón.
"El pueblo japonés es la creación deliberada y consciente de ciertos artistas individuales. No hay tal país, no hay tal pueblo. El pueblo japonés es simplemente un estilo, una exquisita fantasía del arte", conjeturaba Oscar Wilde. Si así fuera, las obras de escritores japoneses del pasado y el presente (y de extranjeros que escriben sobre Japón) contribuyen a mantener viva esa fantasía.
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