Religión, política y moral, los ejes de un áspero debate intelectual
El director de la revista Charlie Hebdo, Gérard Biard, y Tariq Ramadan, musulmán y teólogo islámico, mantuvieron en Buenos Aires un diálogo público imposible de hacerse en Francia
"Este debate se puede hacer porque estamos en Buenos Aires. Usted sabe que en París no tengo derecho de expresarme, ni en universidades ni en salas públicas, y ustedes jamás cuestionaron esto", objetó el musulmán Tariq Ramadan al francés Gérard Biard, director de la revista satírica Charlie Hebdo, cruelmente atacada hace dos años por extremistas islámicos.
El cruce ocurrió anteanoche en el auditorio del Centro Cultural de la Ciencia, cuyo estrado pareció convertirse durante casi una hora en un ring de boxeo intelectual en el que ambos contendientes intercambiaron argumentos y acusaciones alentados por un público atento y muy entusiasta. Era el mismo público que había asistido, horas antes, a las charlas magistrales de ambos expositores, dos de los trece referentes internacionales que participaron de Ideas. Pensemos Juntos el Futuro, encuentro organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación entre el viernes y el domingo y al que asistieron, según los organizadores, más de 5000 personas.
La polarización política, social y también artística se inmiscuyó en las disertaciones dirigidas a señalar propuestas y experiencias creativas para los desafíos de esta época y los que acompañan a la humanidad desde siempre. Esas "clases magistrales" pueden verse enwww.cultura.gov.ar.
"Una vez que nos miramos a los ojos, no podemos volver a mirar afuera", afirmó el sudafricano Charles Villavicencio, el metodista que jugó un papel central en la Comisión de Verdad y Reconciliación de ese país, luego de confesar su preferencia por las actitudes empáticas.
"Los robots pueden ser considerados personas digitales", señaló el filósofo italiano Luciano Floridi, que destacó que "Facebook tardó en darse cuenta del problema que generó con la difusión de noticias falsas" en su disertación acerca del modo en que las tecnologías digitales dan forma a nuestras vidas.
Ayer, al cerrar el evento, el secretario de Integración Federal y Cooperación Internacional, Iván Petrella, citó a otro de los oradores, el estadounidense Kevin Esvelt. "Dijo Esvelt -recordó- que el deber de un científico también es escuchar y responder, y eso tiene que ver con lo que pensamos de la democracia. Es esencial tener lugares de discusión como éstos para saber qué está pasando en las vanguardias del mundo y poder participar de ellas."
El funcionario, convencido de que promover "discusiones difíciles" es parte de su función en el área de política cultural, hizo caso omiso a "las feroces críticas" que recibió cuando hace meses se supo que invitaría a Gerárd Biard y Tariq Ramadan.
Biard es sobreviviente de los atentados de enero de 2015 a la redacción de la revista en París, que dejó 12 muertos. Ramadan, profesor de Estudios Islámicos contemporáneos en la Universidad de Oxford, ha sido considerado por la revista Time como uno de los cien pensadores contemporáneos más influyentes y trabaja desde hace tres décadas en el diálogo interreligioso. Tiene prohibida la entrada a nueve países musulmanes por sus críticas a la violencia, el totalitarismo y la falta de libertad. Según le contó Ramadan a LA NACION, en Francia no puede participar de debates públicos ni privados porque cada vez que recibe una invitación, el Ministerio del Interior lo llama para advertirle que podría haber disturbios. "Me lo impiden antes de comprobarlo", dijo.
El diálogo por momentos tenso entre Ramadan y Biard giró en torno de las afirmaciones que había hecho el director de la revista francesa en su charla precedente.
"Nuestro problema es la religión, sí. Y el extremismo que se desprende cuando esa religión se transforma en programa político y de control social", advirtió Biard. Y sugirió: "Hay que cortar el vínculo de los ciudadanos musulmanes franceses con la religión. Tienen que ser ciudadanos laicos y su fe, su dogma, tiene que quedar en su intimidad, porque de otra manera, desgraciadamente, serán víctimas, como lo son desde hace demasiado tiempo, de lo que podemos llamar la amalgama (armada) por una parte de la sociedad política francesa que encuentra cómodo decir que todos los musulmanes son islamistas".
Biard quiso advertirle a Ramadan que no hablaban de lo mismo. "Usted habla de fe y yo hablo de religión -le dijo-. Usted es teólogo y busca la verdad. Yo soy simplemente un periodista y la verdad no me interesa porque pienso que cada uno tiene su verdad. Lo que me interesa es la realidad."
Ramadan admitió que coincide con Biard en separar a las autoridades religiosas de las políticas y en condenar cualquier forma de imposición de la religión; también, en la condena a los atentados y en la oposición a prohibir el derecho a la blasfemia y a la imposición de una religión. "Pero esto no impide que yo tenga una expresión de fe y espiritualidad que tiene que ser respetada como yo respeto su ateísmo", le pidió. Y acusó a Charlie Hebdo de no defender la libertad de expresión para todos por igual.
Sobre la propuesta de Biard de una fe "privada", aseveró que la espiritualidad puede tener impacto en la vida social en gestos de solidaridad, de justicia, de generosidad. "No impongo una ley, pero expreso mi fe, y esto no tendría que molestar a nadie."
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