Reflexiones porosas
El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires presenta Contra la gravedad, una retrospectiva de Marina De Caro
"Soy la obrera de una familia de arquitectos", dice Marina De Caro (Mar del Plata, 1961) durante una recorrida por Contra la gravedad, retrospectiva de su obra en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Para la sala de la planta baja, Victoria Noorthorn, directora del Mamba, eligió una amplia variedad de dibujos, pinturas y esculturas blandas hechas con tela, yeso y lana. También se reproduce la instalación que, en 2001, De Caro creó para Gara, la galería de Cecilia Garavaglia. En esa obra, donde predomina el amarillo, se pueden advertir algunas constantes de su trabajo: las relaciones sensibles entre el espacio y el cuerpo -"para mí indiscernibles", comenta De Caro-, los objetos cotidianos vaciados de función o trastocados por completo, como los sillones y la lámpara que se exponen en la entrada. De Caro registra la inquietante evolución del caos de las cosas a un cosmos humanizado (y viceversa). Se exponen también los trabajos en cerámica que realizó durante una residencia en Holanda, en los que indaga la coexistencia entre el proceso y el resultado mediante el doble juego de los materiales.
El peso del mundo y la solemnidad que ese peso conlleva se desmontan en los trabajos de De Caro con humor y oficio, un oficio vinculado a los saberes manuales asociados con el mundo femenino. Emblema de esta estrategia son los uniformes de trabajo intervenidos con bordados y terminaciones de lujo de Los trabajos y los días contra las horas reloj, de 2007, donde la influencia de Hesíodo asume un sesgo pop. El mayor acierto de la muestra se halla en el segundo piso del museo. Allí la artista, junto con Javier Villa, montó dos instalaciones con cuadros, dos mil baldosas y una gran escultura blanda que ocupa la sala casi por completo. En su interior, un montaje de obras de De Caro -con siluetas, cuadros, dibujos, esculturas de papel que la tela porosa deja ver? permite una reflexión velada sobre las experiencias que un museo posibilita y le agrega a la obra un dinamismo intenso e introspectivo.
En la Sala de Proyectos Especiales, Catalina León (Buenos Aires, 1981) presenta hasta el 21 de junio El sacrificio inútil, un conglomerado de obras en cartón, telas, papel y elementos domésticos como sábanas o manteles realizados en los últimos tres años. Cuando Alejandra Aguado, curadora de la muestra, vio el material en la casa-taller de León, imaginó un espacio envolvente sin centro. Una "sala vestida", donde las obras expuestas funcionaran como instancias de una historia del arte casera o como entradas de un diario íntimo en imágenes. Los trabajos de León tienden a una abstracción delicada y poseen una apariencia precaria. Sin embargo, detrás del aspecto quebradizo y frágil de sus pinturas bordadas, de sus telas y paneles dibujados, se advierte una consistencia infrecuente.
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