“Reflejos del cosmos”: un paseo entre las estrellas en el Museo del Prado
Un nuevo recorrido, ideado por la astrofísica Montserrat Villar, une las piezas de la colección cuyo tema es la ciencia y el cosmos a partir de obras de artistas como El Bosco, Rubens, Murillo y Zurbarán
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A lo largo de la historia, los artistas han situado sus narraciones dentro del contexto social y cultural del momento del que hablan en sus relatos. Con las certezas científicas que se iban teniendo en cada momento, los pintores han creado paisajes en los que las estrellas o los movimientos de las aguas tenían un sentido.
Una de las historias más bellas llevada al lienzo es “El nacimiento de la Vía Láctea”, de Pedro Pablo Rubens, pintado en 1636. Ahí se cuenta que para que Hércules, hijo bastardo de Júpiter, pudiera gozar de la inmortalidad, era necesario que se alimentara de la leche de Juno, esposa de Júpiter. Pero mientras lo hacía, ella despertó sobresaltada y lo arrojó lejos de sí. La leche se desparramó entonces por el cielo, formando la Vía Láctea. En la pintura, el chorro de leche que sale disparado del pecho de la diosa parece dispersarse en multitud de estrellas. La historia que se cuenta sobre la tela resulta fantástica, pero si consideramos que el artista quiso aludir así a la Vía Láctea según la contempló Gaileo Galilei a través del telescopio, el espectador entrará en otra dimensión de la contemplación de la obra de arte.
La Vía Láctea es una de las 20 paradas artísticas por las que transcurre el nuevo recorrido titulado “Reflejos del Cosmos” en el Museo del Prado, ideado por la astrofísica Montserrat Villar. Con obras firmadas por El Bosco, Rubens, Murillo, Zurbarán, Patinir o Tiepolo, ninguno de los cuadros se mueve de su emplazamiento habitual. Ubicadas en 15 salas, cada obra elegida por la científica tiene en su parte delantera una cartela explicativa similar a las que acompañan a cada una de las obras expuestas en la colección permanente. Esta nueva “ruta científica” queda trazada hasta el 16 de octubre. Su financiación ha corrido a cargo de la asociación de Amigos Americanos del Prado. El museo trabaja en otros recorridos específicos para enriquecer la visita pero, por el momento, el director prefiere mantener el contenido en secreto.
Montserrat Villar es doctora en Astrofísica en el CSIC. Su investigación está enfocada en las galaxias activas, aquellas que albergan un agujero negro gigantesco en el centro con signos de actividad frenética. Familiarizada con el significado de las estrellas, cuenta que desde tiempos remotos, los humanos han querido conocer cada detalle del Universo. “Los artistas han tratado de reflejar los movimientos de la luz en el cielo, o los eclipses. Según los conocimientos científicos de cada época, las nuevas aportaciones se recogían en las obras”.
En su intensa y frecuente aproximación al arte, Montserrat Villar descubrió que la pintura es una de las mejores maneras de transmitir el conocimiento sobre el universo, tanto para el público adulto como para los más jóvenes. La científica ha elegido 20 obras, pero reconoce que podrían haber sido cien. Las piezas elegidas están a su vez divididas en cuatro secciones. La primera sección estudiada es el mito de la tierra plana con “El paso de la laguna Estigia”, de Joachim Patinir, de 1520. Vienen después secciones dedicadas a las constelaciones que son contempladas con terror; la fascinación por la luna y, finalmente, el arrobamiento ante las estrellas.
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