Raúl González Tuñón
QUISIERA HACER CONTIGO UNA PELÍCULA HABLADA
Oye muchacha que hablas con la nariz y eres pecosa
y tienes veinte años y una ambición muy grande
y ese novio plomero parecido a Nils Asther
y una pantalla verde sobre la azul mirada:
Quisiera hacer contigo una película hablada.
Cantan sobre los árboles los pájaros pintados.
Mujeres con canastas vienen de los mercados.
Aquí construyen, veo los hombres y las luces,
arañas, esqueletos, mapas, vigas y cruces.
En blancos edificios brillantes ascensores,
de sótanos flamantes suben nuevos rumores.
Pienso en ideas veloces que van del corazón
hasta el cerebro igual que una exhalación.
Tiendas de cinco y diez. Cansados jugadores
columnas de colores en las peluquerías
casas en cuyos largos y estrechos corredores
son de iguales colores las noches y los días.
Y un Puerto. Un puerto es siempre paraje bien querido.
Allí están la aventura, el recuerdo, el olvido
y el ansia de partir que ¿quién no la ha sentido?
Un puerto, las tabernas y el mar todo llovido.
Pero te digo, digo, tu boina colorada
bien vale un dólar cincuenta.
Quisiera hacer contigo una película hablada.
Y algo más que no entra en la cuenta.
De La calle del agujero en la media, edición publicada por Eudeba en su Serie de los Dos Siglos, con prólogo de Martín Prieto
ADN González Tuñón
Buenos Aires, 1905 - 1974
El nombre de Raúl González Tuñón se vincula con la vanguardia literaria de los años veinte, aquella reunida en torno de la revista Martín Fierro. Vendría luego, en 1930, uno de sus libros más célebres: La calle del agujero en la media. La imaginación de González Tuñón es urbana, pero su ciudad no es la del tango; es la del jazz, los puertos, los viajes, encuentros y desencuentros..